Gaza anhela la reconciliaci¨®n con Cisjordania para frenar la islamizaci¨®n
El grupo gobernante Ham¨¢s intenta avanzar un nuevo c¨®digo penal acorde a la ley isl¨¢mica Los ¨²ltimos sondeos demuestran un avance del partido secular Al Fatah en la Franja
Calladamente, Ham¨¢s ha vuelto a poner a prueba el l¨ªmite de los residentes de la franja de Gaza. Un grupo de parlamentarios afiliados a ese movimiento propuso a principios de mes en el Consejo Legislativo un nuevo c¨®digo penal, conforme a la sharia o ley isl¨¢mica. Las partes cruciales: se propone instaurar el castigo isl¨¢mico, con la amputaci¨®n de la mano derecha por robo y la flagelaci¨®n por ofensas sexuales, y se exime de represalias a aquellos que cometan un crimen si este sirve para defender la imposici¨®n de la propia sharia. Ser¨ªa un paso decisivo en la islamizaci¨®n de la Franja, que no le ha pasado desapercibido a aquellos gazat¨ªes seculares y moderados que aun tienen fe en que una reconciliaci¨®n con la clase pol¨ªtica que gobierna Cisjordania ponga fin a esas incursiones en los extremos.
En los descascarillados edificios de la ciudad de Gaza se observan estos d¨ªas numerosas banderas amarillas de Al Fatah, el partido secular de Mahmud Abbas, que fue expulsado de la Franja en una guerra civil hace seis a?os. ?l gobierna ahora Cisjordania, mientras Gaza queda bajo control de Ham¨¢s. Las recientes encuestas efectuadas en la Franja mantienen que Abbas y Al Fatah ganar¨ªan terreno en las elecciones, en detrimento del grupo islamista. Semanalmente, un grupo de gazat¨ªes se manifiesta ante el parlamento a favor de la reunificaci¨®n palestina. ¡°Ham¨¢s est¨¢ tratando a Gaza como si fuera su feudo, y propone leyes que afectan de forma negativa a las mujeres y aquellos que no creen en su forma de ver la vida¡±, dec¨ªa en una de esas concentraciones, el martes, Tahrir Al Haj, de 45 a?os.
A Al Haj, miembro del Consejo Revolucionario de Al Fatah,?Ham¨¢s le prohibe viajar, ya sea a Cisjordania o a Egipto. Cubr¨ªa su cabello con el velo, pero cree que eso es algo que debe dictar la propia conciencia, no el Gobierno. Junto a ella, el periodista Fathi Tobail, de 59 a?os, se ve¨ªa privado de cubrir la manifestaci¨®n. Trabajaba para Wafa, la agencia de noticias de la Autoridad Palestina, prohibida en Gaza. En noviembre le arrestaron. ¡°Ham¨¢s vino y me detuvo. Me acusaron de conspirar con las autoridades de Ramala. Ocuparon mi oficina, la destrozaron. Ahora no puedo trabajar, por simpatizar con Al Fatah. A aquellos que piensan como yo nos arrestan y nos interrogan, pero nunca nos env¨ªan a juicio. ?De qu¨¦ nos iban a juzgar?¡±, dice.
Aquellos que, como Al Haj y Tobaiul, no simpatizan con Ham¨¢s, detectan estos d¨ªas un patr¨®n en el comportamiento pol¨ªtico de ese grupo isl¨¢mico: cuando quiere un cambio, presenta una reforma, por v¨ªa legislativa o ejecutiva, o en las calles, a trav¨¦s de la polic¨ªa. Si no hay quejas, la medida se deja en pie. Si hay indignaci¨®n, se pone entre par¨¦ntesis, hasta que sea hora de retomarla. As¨ª sucedi¨® con las patrullas de polic¨ªa que en abril detuvieron y raparon a una docena de j¨®venes a los que acusaban de lucir peinados inmodestos. O cuando se intent¨® prohibir que las mujeres fumaran pipa de agua, algo que siguen haciendo. Y as¨ª ha ocurrido ahora con el C¨®digo Penal.
En el proyecto de C¨®digo Penal, Ham¨¢s penar¨ªa la sodom¨ªa con ¡°100 latigazos y la posibilidad de encarcelamiento de hasta cinco a?os¡±. Autorizar¨ªa tambi¨¦n los latigazos
¡°Nos hemos reunido recientemente con representantes de?Ham¨¢s para hablar del asunto¡±, asegura Khalil Abu Shammala, director de la organizaci¨®n de derechos humanos Al Dameer. ¡°Les dijimos muy claro que lo que?Ham¨¢s est¨¢ haciendo con las leyes no es correcto, que no tienen facultad para emitir leyes, porque deber¨ªa haber habido elecciones legislativas hace tiempo y no las ha habido. Operando en un vac¨ªo legal, no s¨®lo tratan de islamizar la sociedad. La est¨¢n hamasizando, quieren convertir Gaza en Hamast¨¢n¡±. En el proyecto de ley en cuesti¨®n, del que este diario ha obtenido una copia, Ham¨¢s penar¨ªa por ejemplo la sodom¨ªa con ¡°100 latigazos y la posibilidad de encarcelamiento de hasta cinco a?os¡±. Para los que reincidan en dos ocasiones, contempla ¡°pena de muerte o cadena perpetua¡±.
¡°El Consejo Legislativo de Palestina no tiene intenci¨®n de hacer avanzar esa ley. Fue en realidad uno de los miembros del parlamento quien la sugiri¨®, hubo un debate al respecto y la mayor¨ªa la rechaz¨®¡±, replica Taher Al Nounou, portavoz del Gobierno palestino de Gaza, afiliado a Ham¨¢s. ¡°En el Gobierno creemos que la sociedad est¨¢ bien como est¨¢. No necesitamos m¨¢s islamizaci¨®n. El islam es algo que se mantiene con la ¨¦tica y los h¨¢bitos, y la gente aqu¨ª ya lo cumple. No necesitamos nada m¨¢s, no buscamos el fundamentalismo¡±, a?ade.
En las c¨¢rceles de Gaza hay 12 personas afiliadas a Al Fatah, condenadas por cr¨ªmenes durante la guerra civil que enfrent¨® a ambas facciones entre 2006 y 2007
No todos los problemas que separan a?Ham¨¢s del secular Al Fatah son de ¨ªndole moral o ata?en al islamismo. Seis a?os de divisiones son muchos. En las c¨¢rceles de Gaza hay 12 personas afiliadas a Al Fatah, condenadas por cr¨ªmenes durante la guerra civil que enfrent¨® a ambas facciones entre 2006 y 2007.?Ham¨¢s acusa a Al Fatah de haber cerrado en Cisjordania hasta 300 organizaciones caritativas, de corte isl¨¢mico, relacionadas con Ham¨¢s. En un acuerdo marco, suscrito en El Cairo en 2011, ambas partes se comprometieron a crear en 12 meses un gobierno interino de unidad, previo a la convocatoria de elecciones. Han pasado 25.
En abril dimiti¨® el primer ministro de la Autoridad Palestina, el tecn¨®crata Salam Fayad, a quien?Ham¨¢s nunca reconoci¨®, y a quien sus oficiales detestan. (Al Nounou, el portavoz del Gobierno de Ham¨¢s, le tach¨® en varias ocasiones durante la entrevista con este diario de corrupto.) Ambas partes mantienen que este puede ser, dadas las circunstancias, el momento de avanzar hacia ese Gobierno de unidad nacional, que dicen desear. Hace una semana se reunieron de nuevo en El Cairo, y acordaron tener listo un nuevo Ejecutivo interino en tres meses. Ese era, sin embargo, un plazo aceptado en Egipto, y los tiempos pol¨ªticos, en los relojes de Gaza, avanzan con un ritmo muy diferente, impermeable a decisiones en el extranjero.
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