¡°Cuando el Estado recula, el fascismo avanza¡±
Compa?eros de Cl¨¦ment M¨¦ric alertan del auge de la extrema derecha en Francia y Europa
![Manifestación en recuerdo de Clément Meric el sábado en París.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6BNWBAOZHOBEIGCTZXPH6GN7VM.jpg?auth=766f85dbbae64b49a36d081b0b30191ca7406ab01d8477f945120e8e72b4e83c&width=414)
Han matado a uno de sus compa?eros. Han sido perseguidos por la extrema derecha, ignorados u hostigados por la prensa y estigmatizados como meros "grup¨²sculos de extrema izquierda". Por eso, el entorno de Cl¨¦ment M¨¦ric, el estudiante de Sciences Po mortalmente agredido en Par¨ªs por un miembro de un colectivo de extrema derecha el cinco de junio, ha elegido rehuir a la prensa a la hora de afrontar su duelo.
Est¨¢n en estado de shock, como buena parte de la sociedad francesa, sacudida con una frecuencia cada vez mayor por incidentes racistas, islam¨®fobos, antisemitas y hom¨®fobos. Denuncian que el heterog¨¦neo universo de la extrema derecha se hace cada vez m¨¢s fuerte en la calle. Situados a la izquierda de la izquierda, claman, en definitiva, contra lo que consideran una capitulaci¨®n del Estado ante ese fen¨®meno, con la connivencia de algunos pol¨ªticos conservadores.
La gran manifestaci¨®n p¨²blica de duelo por la muerte de M¨¦ric, supuestamente a manos del ciudadano francoespa?ol Esteban Murillo, tuvo lugar el s¨¢bado en Par¨ªs, en un recorrido que culmin¨® en la plaza de Gambetta. Al abordar, en el boulevard Richard Lenoir, a M¨¦lanie, una de las portavoces del sindicato estudiantil Solidaires ?tudiant-e-s-Sciences Po ¨Cen el que militaba M¨¦ric¡ª, la respuesta obtenida mostraba el hast¨ªo y la impotencia que sienten sus compa?eros.
¡ªQuer¨ªa hacerle unas preguntas sobre la muerte de Cl¨¦ment M¨¦ric y su compromiso pol¨ªtico.
¡ªLo que tenemos que decir lo hemos expresado en el comunicado.
¡ªDiga al menos qu¨¦ mensaje quieren transmitir a la sociedad.
La ra¨ªz de este tipo de cr¨ªmenes es estructural. Por eso decimos que la agresi¨®n a Cl¨¦ment es un asesinato pol¨ªtico
¡ªQue la gente tiene que despertar. Porque el fascismo mata a las personas.
Sus palabras se un¨ªan a las de Olivier, un portavoz de Acci¨®n Antifascista Par¨ªs-Periferia (AAPB), en el que tambi¨¦n militaba M¨¦ric. Durante la concentraci¨®n, Olivier se refiri¨® a Cl¨¦ment como "una persona que ten¨ªa una visi¨®n a largo plazo del compromiso pol¨ªtico, que luch¨® por la distribuci¨®n justa de la riqueza, contra la homofobia¡". Y que "no combat¨ªa a los integrantes de grupos de extrema derecha, sino sus ideas".
M¨¦lanie y Olivier son pseud¨®nimos. Como lo es el nombre de Sara, una joven perteneciente al mencionado sindicato de estudiantes en la elitista instituci¨®n acad¨¦mica que ha accedido a comentar el contexto social y pol¨ªtico que ha desembocado en el tr¨¢gico homicidio, y c¨®mo se ha vivido en el entorno de M¨¦ric.
Sara evita dar cualquier informaci¨®n personal sobre M¨¦ric. Asegura que muchos de sus compa?eros han tenido que cambiar de tel¨¦fono m¨®vil, y ha sido testigo de c¨®mo algunos medios cultivaban el morbo, presionaban a los j¨®venes para obtener detalles ¨ªntimos o difund¨ªan im¨¢genes de sus rostros tomadas sin autorizaci¨®n en reuniones privadas. Pero admite la necesidad de trasladar un mensaje a la ciudadan¨ªa.
"Lo primero que hay que entender es que las agresiones que se est¨¢n produciendo en Par¨ªs, Toulouse, Lille o Lyon, as¨ª como Grecia, Hungr¨ªa y otros pa¨ªses, no son casos aislados", afirma. "La ra¨ªz de este tipo de cr¨ªmenes es estructural. Por eso decimos que la agresi¨®n a Cl¨¦ment es un asesinato pol¨ªtico".
"El fascismo est¨¢ en todas partes", se lamenta. "Hoy d¨ªa, una persona puede salir a la calle con una camiseta que dice 'White power' y otros s¨ªmbolos fascistas. Es impensable que eso ocurra en Europa, pero ocurre. Las agresiones a inmigrantes ¨Cque no tienen a qui¨¦n acudir cuando son agredidos¡ª, a homosexuales, a militantes de izquierda¡ forman parte de un clima pol¨ªtico y una escalada tremenda del fascismo que se ampara en posiciones defendidas en la esfera p¨²blica".
Entender las razones estructurales
Sara cree que los mensajes del tipo "Francia para los franceses", o el acento que ponen los medios en la nacionalidad de una persona que ha cometido un crimen "demuestran una absoluta falta de comprensi¨®n de los fen¨®menos estructurales de la sociedad y avivan el odio hacia el inmigrante, hacia todo el que no entra dentro del patr¨®n de la sociedad burguesa".
Para esta joven, "el sistema capitalista no es capaz de gestionar las tensiones y las cr¨ªticas que se le formulan; por eso margina o criminaliza la expresi¨®n de la disidencia, generando un sentimiento de impotencia y de marginalidad".
?C¨®mo opera esa marginalizaci¨®n? "La forma que tiene el capitalismo de gestionar las tensiones es ejercer una violencia indirecta, dej¨¢ndole ese papel a grupos de extrema derecha", dice Sara. "Esta gente, adem¨¢s, viene a menudo de zonas perif¨¦ricas, de familias modestas. Son, en definitiva, personas dejadas de la mano del Estado".
Si Francia ha llegado a esta situaci¨®n no es por casualidad, explica la joven. "La extrema derecha en Francia se ha reclinado sobre dos ejes: el econ¨®mico y el cultural. Del primero forman parte su discurso de defensa de la clase obrera y su cr¨ªtica al capitalismo por abandonarla. Pero, a diferencia de la extrema izquierda, la extrema derecha achaca todos los problemas a la inmigraci¨®n y adopta un discurso basado en el odio y el chauvinismo".
Sara recuerda el susto que supuso para la sociedad francesa los resultados en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2002, que obligaron a mucha gente de izquierdas a votar "con l¨¢grimas en los ojos" a Jacques Chirac para evitar la elecci¨®n de Jean-Marie Le Pen.
"Mira hoy: para la gente que no ve un futuro en el sistema, las promesas del Front National [la formaci¨®n de ultraderecha de Le Pen y de su hija Marine] resultan m¨¢s atractivas que las de los partidos institucionales", apunta.
Captaci¨®n de los marginados por el Estado
?Por qu¨¦ se produce esa seducci¨®n? "?sa es una pregunta que aterra a los investigadores", responde. "Lo que sabemos es que el sistema capitalista deja al margen a una cantidad ingente de personas, que luego son captadas por la extrema derecha".
Esta universitaria apela a la responsabilidad de los medios de comunicaci¨®n "para que no fomenten el morbo y el voyeurismo de la sociedad y se centren en las razones sist¨¦micas de lo que est¨¢ ocurriendo".
Una de las grandes paradojas pol¨ªticas de la Historia es que, si en la Segunda Guerra Mundial la lucha contra el fascismo fue considerada leg¨ªtima y digna de reconocimiento, en el siglo XXI ha perdido ese apoyo mayoritario entre la sociedad, a pesar de los signos evidentes del auge del fascismo en diferentes pa¨ªses de Europa. Sobre esta inconsciencia se interrog¨® el periodista Manuel Chaves Nogales en su libro 'La agon¨ªa de Francia', en el que denunci¨® la claudicaci¨®n de la sociedad ante el fantasma nazi.
M¨¢s de 70 a?os despu¨¦s, la sociedad sigue estando adormecida, seg¨²n Sara: "El Estado dice que son grup¨²sculos que se enfrentan entre s¨ª. Pero la lucha antifascista, hoy d¨ªa, es fundamental. Hay que alertar a Europa de que el pensamiento fascista, xen¨®fobo, hom¨®fobo o racista no puede ser leg¨ªtimamente expresado en la v¨ªa p¨²blica".
Esta militante termina recordando que la c¨®mica Frigide Barjot, figura emblem¨¢tica de la reacci¨®n de la derecha francesa contra la ley que aprob¨® el matrimonio gay, lleg¨® a decir: "Habr¨¢ sangre". Y advierte: "Cuando el Estado y la sociedad reculan, el fascismo avanza".
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