¡°Eh, profe, b¨¢jele ya, porque si no va a haber problemas¡±
La violencia acosa a los maestros en Tamaulipas, una zona cr¨ªtica de M¨¦xico donde el sindicato de profesores recibe peticiones de cambio de escuela
Cada d¨ªa, de camino a la escuela donde da clase, este maestro de primaria le pone gasolina a su coche y sigue su recorrido con unos 50 pesos en el bolsillo, menos de cuatro d¨®lares. Procura no llevar nunca m¨¢s dinero. Seg¨²n dice, un par de veces a la semana lo asaltan en medio de la carretera antes de llegar al colegio.
¨C?Y los delincuentes no se enojan cuando ven que lleva poco dinero?
¨CS¨ª, ah¨ª es cuando me pegan y me dan golpes en la cara, o te pegan en las costillas con la cacha del cuerno de chivo [el fusil AK-47].
La persona que habla por tel¨¦fono de forma an¨®nima es un profesor veintea?ero del Estado de Tamaulipas, en el noreste de M¨¦xico, desde hace cuatro a?os zona de guerra abierta entre los carteles del Golfo y de los Zetas por el control del territorio, lim¨ªtrofe con Texas y por lo tanto valioso como puerta de entrada de droga a Estados Unidos.
La narcoviolencia ha hecho de Tamaulipas una regi¨®n con fuertes lagunas de control institucional. El domingo pasado este Estado volvi¨® a ser noticia porque murieron 13 personas en enfrentamientos entre criminales. Al d¨ªa siguiente, la alcaldesa de una de las ciudades afectadas por estos hechos, Matamoros, pidi¨® a los ciudadanos que si no ten¨ªan nada urgente que hacer en la calle, ser¨ªa mejor que no saliesen de casa hasta que se normalizase ¡°el proceso¡±.
Lo peor de la escalada de violencia en Tamaulipas se produjo entre 2010 y 2012. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa, en 2009 hubo 315 homicidios y en 2012 ¨Ccenit de la subida en asesinatos¨C hubo 1.565. Y si bien el Gobierno federal ha informado de que en el primer semestre de 2013 en Tamaulipas la cantidad de homicidios baj¨® un 36%, la inseguridad en este territorio se sigue manifestando de modos inveros¨ªmiles. Uno de ellos es el reconocimiento p¨²blico por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n de que muchos maestros est¨¢n pidiendo que los cambien de colegio para escapar de la delincuencia de los municipios en los que trabajan ¨Caunque no se han dado cifras concretas de este fen¨®meno¨C.
El sindicato explica que est¨¢ tratando de sacar de las zonas cr¨ªticas a los profesores con m¨¢s a?os de servicio. Los sustituyen los nuevos, como el veintea?ero que no se desplaza con m¨¢s de 50 pesos encima.
Dicho profesor vive en una zona urbana y su colegio est¨¢ en una rural. Todos los d¨ªas recorre en coche durante m¨¢s de media hora un tramo solitario ¨C¡°de puro sembrad¨ªo¡±¨C en el que lo asaltan con regularidad, le roban lo que lleve encima y lo amenazan de muerte: ¡°De vez en cuando me hincan [de rodillas], me tapan los ojos, me ponen la pistola en la cabeza y me dicen que qu¨¦ tanto valoro mi vida¡±. Dice que se ha resignado a vivir expuesto a esta situaci¨®n porque esta es la escuela que le han asignado y no se puede permitir dejar el trabajo. Es soltero. Tiene un hijo peque?o. Cobra 550 d¨®lares al mes.
La otra cara de la moneda son los profesores con m¨¢s antig¨¹edad que pueden dejar el sitio que los atormenta. Uno de ellos convers¨® con este diario sin decir su nombre. ?l lo pas¨® mal cuando daba clase en Reynosa. Le robaron dos veces el coche (¡°un Nissan y un Jetta¡±) y una vez lo esperaron fuera de su escuela para ordenarle que cada vez que cobrase entregase una parte de su sueldo. ¡°Me empezaron a insultar y me dijeron: ¡®T¨² vas a estar aqu¨ª moch¨¢ndote [dando dinero] con nosotros, o te va a llevar la verga. Si no nos das 3.000 pesos por quincena, te cortamos la cabeza¡¯. As¨ª me lo dijeron, textualmente¡±. El profesor afirma que lleg¨® a entregar tres veces la mitad de sus 6.000 pesos de sueldo quincenal, hasta que consigui¨® que le diesen el traslado a Ciudad Victoria, la capital de Tamaulipas.
Los problemas de los maestros son una muestra m¨¢s del descontrol de Tamaulipas. Este es el mismo Estado en el que por seguridad no entran agencias de la ONU, el mismo en el que las ONG locales son una rara avis y en el que las internacionales prefieren no entrar, el que se queda fuera de las caravanas por la paz del movimiento del poeta Javier Sicilia; es el mismo Estado en el que las empresas de sondeos mandan a la calle a sus encuestadores con visera y camisa de la empresa bien visibles para que nadie confunda el prop¨®sito de sus preguntas, el mismo en el que han sido secuestrados m¨¦dicos para curar a sicarios heridos.
En algunas zonas de Tamaulipas el crimen organizado, o las bandas peque?as que tambi¨¦n intentan sacar partido de la falta de poder institucional, son la norma. El maestro veintea?ero cuenta que la cultura del narco ha calado a tal punto que hasta alguno de sus alumnos le ha dado un toque de atenci¨®n: ¡°Eh, profe, b¨¢jele ya, porque si no va a haber problemas¡±. Los ni?os a los que educa este profesor tienen diez a?os.
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