Flandes renuncia a la independencia
El nacionalismo m¨¢s fuerte de B¨¦lgica opta por una v¨ªa m¨¢s pr¨¢ctica para alcanzar sus reivindicaciones La mayor parte de la poblaci¨®n rechaza el separatismo
El partido m¨¢s votado en B¨¦lgica se presenta a las pr¨®ximas elecciones con una propuesta radical: construir un pa¨ªs sin primer ministro, sin servicio diplom¨¢tico propio ni seguridad social com¨²n. La oferta es rompedora, pero no rupturista. Porque los nacionalistas flamencos de la N-VA, la primera fuerza del pa¨ªs, han aparcado su defensa de la independencia para emplearse en batallas m¨¢s pr¨¢cticas. Conscientes de que la poblaci¨®n no respaldar¨ªa ese giro y temerosos ante la incertidumbre que generar¨ªa cuestionar el encaje en la UE, los independentistas flamencos dejan a un lado el primer punto de sus estatutos, la independencia, y abogan por ampliar al m¨¢ximo sus competencias dentro de una B¨¦lgica federal.
Quedan poco m¨¢s de tres meses para lo que los belgas denominan la madre de todas las elecciones: regionales, federales y europeas en un mismo d¨ªa, el 25 de mayo. B¨¦lgica es, en buena medida, una construcci¨®n pragm¨¢tica a partir de dos comunidades muy diferentes, flamencos y valones, con Bruselas como objeto de deseo de las dos partes (y una min¨²scula comunidad germana situada en territorio val¨®n). As¨ª que el nacionalismo est¨¢ enraizado en la cotidianidad del pa¨ªs. Pero las fricciones entre pueblos han emprendido un camino opuesto al espa?ol. El principal partido nacionalista ha evolucionado desde un enfoque m¨¢s independentista hacia otro econ¨®mico (incluso populista, con medidas antiinmigraci¨®n esgrimidas como defensa de la identidad flamenca). En Espa?a, en cambio, las formaciones nacionalistas catalanas han pasado de reivindicar cuestiones concretas de corte econ¨®mico a abrazar la quimera de la independencia.
¡°Nuestra gran l¨ªnea estrat¨¦gica es: no vamos hacia una revoluci¨®n, sino hacia una evoluci¨®n. Sabemos que aqu¨ª no hay una mayor¨ªa favorable a la independencia. Y con una Europa que no sabemos c¨®mo va a evolucionar, optamos por el confederalismo, por dos Estados que trabajan juntos, con Bruselas como capital¡±, explica Eric Defoort, uno de los fundadores del gran partido nacionalista flamenco y ahora presidente de la Alianza Libre Europea, que acoge a diferentes partidos nacionalistas, entre ellos Esquerra Republicana de Catalunya.
No vamos hacia una revoluci¨®n, sino hacia una evoluci¨®n. Y con una Europa que no sabemos c¨®mo va a evolucionar, optamos por el confederalismo" Eric Defoor
El sentido del voto belga es dif¨ªcil de explicar. La N-VA, defensora de un futuro en solitario para Flandes, la regi¨®n m¨¢s rica del pa¨ªs, obtuvo en las elecciones de 2010 el 17% de los votos, m¨¢s que ninguna otra formaci¨®n. El otro partido separatista belga, el Vlaams Belang de extrema derecha, recibi¨® el 8%. Y sin embargo apenas un 20% de la poblaci¨®n se declara partidaria de la independencia, un indicador claro de que parte de sus votantes no comparten el ideario separatista.
El partido, creado en 2001 para defender unos intereses que hasta entonces estaban solo en manos de la extrema derecha, qued¨® fuera del Gobierno federal porque fue incapaz de llegar a acuerdos con el resto de fuerzas pol¨ªticas para coligarse. Con las pr¨®ximas elecciones en mente, sus dirigentes est¨¢n ahora mucho m¨¢s interesados en crearse un perfil m¨¢s dialogante.
¡°La N-VA ha conseguido quitarle el componente emocional al nacionalismo flamenco. Sol¨ªan defender una idea muy emotiva de Flandes y ahora ha cambiado hacia un concepto m¨¢s racional, con argumentos m¨¢s socioecon¨®micos. Pero los l¨ªderes siguen creyendo en la idea de Flandes como Estado¡±, advierte Bruno de Wever, historiador pol¨ªtico y profesor en la Universidad de Gante. De Wever sabe de lo que habla. Su hermano es Bart de Wever, el popular presidente de la N-VA y alcalde de Amberes que ha revolucionado la pol¨ªtica belga con sus medidas populistas. Las explicaciones de Bruno de Wever sugieren que no comparte los postulados de su hermano, un ejemplo claro de la diversidad que caracteriza B¨¦lgica y de las dificultades que entra?a crear barreras entre dos territorios con muchos intereses comunes.
En lugar de la independencia, tanto los nacionalistas como los democristianos y los liberales flamencos se aferran a un concepto difuso. Se trata del confederalismo.
En lugar de la independencia, tanto los nacionalistas como los democristianos y los liberales flamencos se aferran a un concepto difuso (y con significados distintos para cada uno de ellos). Se trata del confederalismo, entendido como un paso adelante en el actual federalismo. Ese marco les permite mantener alejada una incertidumbre a la que los nacionalistas flamencos no quieren enfrentarse: la pertenencia a la UE.
¡°En la N-VA somos realistas y partidarios de la Uni¨®n Europea, que vivimos como uno de los grandes avances del ¨²ltimo siglo¡±, justifica Eric Defoort. De Wever a?ade que el partido incluso utiliza la pertenencia a Europa para cuestionar la necesidad de que B¨¦lgica siga existiendo, pues con la legislaci¨®n y la representaci¨®n europea ya basta. ¡°Pero si eso es v¨¢lido para oponerse a la existencia de B¨¦lgica, ?por qu¨¦ no vale tambi¨¦n como reflexi¨®n para la existencia de Flandes?¡±, desaf¨ªa el historiador en Gante.
Uno de los m¨¢s interesados en potenciar ese debate sobre la eventual salida de Europa si Flandes se independizara es el Partido Socialista Flamenco (SP.A, por sus siglas neerlandesas). ¡°De momento es una discusi¨®n bastante t¨¦cnica, pero juega un papel en estas elecciones. Nosotros queremos potenciarla m¨¢s. La mayor¨ªa de la gente cree la interpretaci¨®n que han ofrecido las instituciones comunitarias, que una secesi¨®n en el seno de la UE supondr¨ªa la salida inmediata de ese territorio. Y la mayor¨ªa no quiere enfrentarse a esa incertidumbre¡±, subraya Kathleen Van Brempt, eurodiputada socialista flamenca.
Esta dirigente pol¨ªtica, anteriormente miembro del Gobierno regional de Flandes y tambi¨¦n del Ejecutivo federal belga, asegura que con las m¨²ltiples reformas descentralizadoras que ya ha acometido el pa¨ªs, cada zona puede ejercer sus competencias sin necesidad de cambiar de nuevo el marco normativo.
La situaci¨®n econ¨®mica deber¨ªa estar antes que una nueva reforma del Estado¡± Siegfried Bracke, diputado flamenco de la N-VA
Ese hartazgo de interminables reformas del Estado es otro de los motivos del giro que han aplicado a su discurso los nacionalistas flamencos. ¡°La situaci¨®n econ¨®mica deber¨ªa estar antes que una nueva reforma del Estado¡±, admit¨ªa recientemente un destacado diputado flamenco de la N-VA, Siegfried Bracke, al diario De Standaard. Ben Weyts, presidente del congreso que el partido celebr¨® este fin de semana como pistoletazo de salida a las elecciones, inst¨® a ambas mitades del pa¨ªs a que ejerzan sus competencias libremente: ¡°Eso no nos impedir¨¢ que sigamos siendo buenos amigos, buenos vecinos¡±.
Hay otro elemento fundamental que funciona como pegamento en un pa¨ªs tan fracturado. Se trata de Bruselas, constituida como regi¨®n aut¨®noma, sin encaje directo en Flandes ni en Valonia, y a la que ninguno de los dos territorios quiere renunciar como capital. La propuesta de los nacionalistas flamencos es bastante inc¨®moda para este territorio: crear una seguridad social flamenca, otra valona y pedir a los bruselenses que se decidan por una u otra identidad. La idea recibi¨® un alud de cr¨ªticas, entre ellas, las de los liberales franc¨®fonos. ¡°Es lamentable constatar que la N-VA rechaza la verdadera opci¨®n bruselense, construir una regi¨®n completa, libre de gestionarse a s¨ª misma y de trabajar por prioridades como el empleo¡±, asegur¨® Vincent de Wolf a la prensa belga.
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