Renzi sacrifica la paridad para salvar su acuerdo electoral con Berlusconi
Algunos diputados del Partido Democr¨¢tico votaron contra la igualdad de g¨¦nero en las listas
Matteo Renzi parece tener muy claro que el fin justifica los medios. Y su fin, o al menos su objetivo m¨¢s urgente, es dejar constancia de que las reformas tanto tiempo pendientes se pueden hacer y, sobre todo, se pueden hacer ya, aunque para ello sea necesario aliarse con el diablo del centroizquierda en persona ¡ªl¨¦ase Silvio Berlusconi¡ª o renunciar a uno de los logros de los que, cuando era alcalde de Florencia, se mostraba m¨¢s orgulloso: la paridad de g¨¦nero.
La nueva ley electoral, llamada Italicum, que la C¨¢mara de Diputados aprob¨® el mi¨¦rcoles gracias al pacto alcanzado entre Renzi y Berlusconi, est¨¢ enfocada a garantizar la gobernabilidad de Italia fomentando el bipartidismo y, en consecuencia, restando poder a los partidos peque?os, pero ¡ªen palabras de la presidenta de la C¨¢mara, Laura Boldrini¡ª tiene un gran defecto: ¡°Al ser rechazadas las tres enmiendas sobre la paridad de g¨¦nero, se ha perdido una gran oportunidad. No puedo negar mi profunda amargura¡±. Una amargura que comparten muchas de las parlamentarias del Partido Democr¨¢tico (PD) y tambi¨¦n algunas de Forza Italia (FI).
El martes se presentaron vestidas de blanco en la C¨¢mara de Diputados para dar visibilidad a tres enmiendas con las que pretend¨ªan garantizar la paridad de g¨¦nero. La primera propon¨ªa que las listas electorales ¡ªque seguir¨¢n siendo cerradas¡ª incluyeran la mitad de hombres y la mitad de mujeres. La segunda, que los primeros puestos de las listas se dividieran por igual. Y la tercera, casi a modo de premio de consolaci¨®n, se conformaba con que el 60% de los puestos fueran ocupados por hombres y el 40% por mujeres. Las tres enmiendas fueron rechazadas porque una parte de los diputados del PD, amparados en el voto secreto, votaron en contra de las propuestas presentadas por sus propias compa?eras. Esta figura del diputado que vota contra su propio partido es ya cl¨¢sica en la pol¨ªtica italiana, tiene un nombre ¡ªlos francotiradores¡ª y suele aparecer en momentos clave. El ¨²ltimo m¨¢s sonado fue el 19 de abril de 2013, cuando 101 francotiradores del PD impidieron la elecci¨®n de su compa?ero Romano Prodi como presidente de la Rep¨²blica a pesar de que, la tarde anterior, hab¨ªan aprobado su candidatura por aclamaci¨®n. Sabido es que el centroizquierda italiano tiene la virtud de despedazarse sin necesidad de enemigos.
Una de las diputadas que m¨¢s se enfad¨® con el asunto fue Rosy Bindi, expresidenta del PD y, por a?adidura, una de las m¨¢s furibundas detractoras de Matteo Renzi ¡ªsi bien hay que decir que la falta de aprecio es mutua¡ª. Seg¨²n Bindi, haber dejado la libertad de voto no era m¨¢s que una maniobra de Renzi para, a costa de la paridad de g¨¦nero, salvaguardar su pacto con Berlusconi. ¡°Toda la culpa es nuestra, del PD¡±, dijo la diputada, ¡°hemos sacrificado la Constituci¨®n para proteger el acuerdo con Berlusconi¡±. No obstante, todav¨ªa hay una oportunidad, al menos en teor¨ªa. Despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la C¨¢mara de Diputados, la ley electoral tendr¨¢ que ser supervisada por el Senado. Pero no parece que Renzi y sus francotiradores est¨¦n dispuestos a malograr el pacto con Il Cavaliere.
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