El gran prestamista de Venezuela
Nicol¨¢s Maduro ha desarrollado con China una relaci¨®n de prestamista y deudor
A pesar de la ret¨®rica inflamada entre ambos pa¨ªses, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Venezuela. Gran parte de los 45.000 millones de d¨®lares de su intercambio anual se concentra en la factura petrolera. Lejos todav¨ªa, pero en un crecimiento constante que deliberadamente propician los gobiernos de Caracas y Beijing, queda China, con 10.000 millones, de los que dos terceras partes corresponden a las compras de crudo que el gigante asi¨¢tico cancela en efectivo.
Aparte de las afinidades ideol¨®gicas y geopol¨ªticas que profesan, los jerarcas en ambas capitales han desarrollado entre s¨ª una relaci¨®n de prestamista y deudor. A la fecha, Caracas adeuda m¨¢s de 36.000 millones de d¨®lares, disponibles en distintos fondos, a China. La complementariedad parece ideal: a las exigencias insaciables de liquidez para el gasto p¨²blico venezolano, siempre en expansi¨®n, responde la nueva potencia global, ¨¢vida de commodities tanto como de influencia geoestrat¨¦gica, con oportunos cr¨¦ditos que luego no duda en cobrar en especies. Al menos 300.000 barriles diarios de las exportaciones petroleras venezolanas a China corresponden al servicio de la deuda ya contra¨ªda. Caracas ha anunciado su intenci¨®n de alcanzar una cota de exportaci¨®n de un mill¨®n de barriles diarios a China en 2015.
Elocuente sobre la dependencia cada vez mayor de la gesti¨®n econ¨®mica del r¨¦gimen chavista con respecto a China, result¨® la primera gira internacional emprendida por el reci¨¦n investido presidente Nicol¨¢s Maduro en septiembre de 2013. Venezuela andaba corta de dinero y consigui¨® entonces un pr¨¦stamo por 5.000 millones de d¨®lares. En esa oportunidad, el pa¨ªs caribe?o y China suscribieron 27 acuerdos de cooperaci¨®n en el marco de la reuni¨®n binacional que cada a?o se realiza desde que en 2001 Hugo Ch¨¢vez y Jiang Zemin acordaron conceder car¨¢cter estrat¨¦gico a la relaci¨®n.
El efectivo chino no da para pagar cualquier cosa. Con frecuencia, est¨¢ de antemano destinado a financiar grandes obras de infraestructura que ejecutan contratistas chinos. A menudo, Nicol¨¢s Maduro se ha sentido en la obligaci¨®n de defender los t¨¦rminos de la relaci¨®n con Beijing y sus representantes comerciales, que pudieran recordar a las pr¨¢cticas desleales del viejo imperialismo. ¡°China es una naci¨®n poderosa que demuestra c¨®mo es posible ser una gran potencia sin ser un imperio agresivo¡±, afirm¨® en 2010, cuando todav¨ªa figuraba como Canciller en el gabinete ministerial de Hugo Ch¨¢vez.
Sin embargo, denuncias de contratos leoninos y ventajas asim¨¦tricas han conseguido permear la tradicional reserva china durante la construcci¨®n de grandes obras de ingenier¨ªa civil. En un reportaje del portal de investigaci¨®n period¨ªstica armando.info, en julio de 2013, aparecieron los t¨¦rminos de contrato entre la Rep¨²blica de Venezuela y CITIC Construction Company para levantar un proyecto de viviendas promovido por el presidente Ch¨¢vez para su natal provincia de Barinas, Ciudad Tavacare. En el proyecto de mil millones de d¨®lares, financiado en 75% por el Banco de Desarrollo de China, se garantiz¨® a CITIC plena exenci¨®n de impuestos, autorizaci¨®n para importar mano de obra y la suspensi¨®n espec¨ªfica para la obra de varios art¨ªculos de la normativa laboral venezolana, entre otras prebendas.
La misma empresa, CITIC ¨Cun equivalente chino a los chaebol coreanos o los keiretsu japoneses, solo que con la nomenklatura comunista, y no una familia, como accionista-, fue favorecida en 2011 con un contrato para la exploraci¨®n y certificaci¨®n de las reservas minerales del pa¨ªs. Con la asignaci¨®n, de indiscutibles alcances estrat¨¦gicos y de seguridad nacional, el contratista chino se reserva los derechos del conocimiento generado durante la ejecuci¨®n del proyecto, seg¨²n revel¨® una investigaci¨®n del diario El Nacional de Caracas.
Si bien el empuje comercial del rampante drag¨®n asi¨¢tico se ha hecho sentir en todo el mundo en desarrollo, en Venezuela se cataliza a trav¨¦s de programas gubernamentales de asistencia social con un dejo de clientelismo pol¨ªtico. Programas como Mi Casa Bien Equipada ¨Cque distribuye artefactos el¨¦ctricos a bajos precios o de manera gratuita- o Venezuela M¨®vil ¨Cque asigna autom¨®viles con cr¨¦ditos blandos- convirtieron en omnipresentes algunas marcas chinas que, como Haier, Chery o ZTE, antes eran desconocidas en el mercado venezolano. Varias ya construyen enormes plantas de fabricaci¨®n y ensamblaje en el pa¨ªs, en algunos casos, con mira a la exportaci¨®n.
Venezuela ha confiado a China la implantaci¨®n del primer sistema nacional ¡°inteligente¡± de monitoreo de seguridad. Empresas chinas participan en el desarrollo de nuevos bloques de producci¨®n en la Faja Petrol¨ªfera del Orinoco, el mayor reservorio de crudo pesado en el mundo. Una empresa de Shangai, Sanei, es la encargada de renovar los elevadores en los edificios de barrios populares de Caracas. Los dos sat¨¦lites artificiales que Venezuela ha puesto en ¨®rbita, el Sim¨®n Bol¨ªvar y el Francisco de Miranda, cuentan con tecnolog¨ªa de otro conglomerado chino, Great Wall Industry Corp.
No extra?a que esta relaci¨®n ahora avance a un nivel m¨¢s program¨¢tico. En vista de la ruinosa situaci¨®n econ¨®mica que hered¨® de su mentor Hugo Ch¨¢vez, el presidente Maduro ha puesto su mejor cara de pragmatismo para promover una mayor productividad. Para conseguirla, desde inicios de su todav¨ªa joven mandato ¨Ccumplir¨¢ su primer a?o, de un periodo de seis, el pr¨®ximo 19 de abril-, viene propugnando la aplicaci¨®n del modelo chino de zonas econ¨®micas especiales, donde el Estado se asociar¨ªa con inversores trasnacionales y nativos para producir bienes que, m¨¢s que abastecer la demanda nacional, se coloquen con ¨¦xito en mercados hemisf¨¦ricos. La agenda pol¨ªtica, tormentosa desde el ¡°vamos¡± para el sucesor de Ch¨¢vez, le ha impedido poner en pr¨¢ctica su sue?o de construir un socialismo del siglo XXI ¨Cel lema de la revoluci¨®n bolivariana- a imagen y semejanza de la China de las reformas de Deng Xiaoping.
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