Berlusconi cumplir¨¢ su condena en una residencia de ancianos

La situaci¨®n discurre, como el propio protagonista, entre lo tr¨¢gico y lo rid¨ªculo. Despu¨¦s de 38 procesos judiciales, una condena recurrida por inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores, otra definitiva por fraude fiscal y tres causas a¨²n pendientes por compra de senadores y soborno de testigos, la noticia del d¨ªa en Italia es que Silvio Berlusconi podr¨¢ descontar su pena en c¨®modos plazos acudiendo una vez a la semana a un geri¨¢trico de Lombard¨ªa. Sin embargo, el antiguo Cavaliere ¡ªperdi¨® su t¨ªtulo honor¨ªfico tras ser expulsado del Senado¡ª est¨¢ contento. El juez de Vigilancia Penitenciaria le permitir¨¢ ir de martes a jueves a Roma, donde podr¨¢ participar en la campa?a de las europeas para frenar el derrumbe de Forza Italia. Porque, a d¨ªa de hoy, el presente y el futuro del centroderecha italiano sigue dependiendo de un pol¨ªtico condenado por enga?ar al fisco de su pa¨ªs al tiempo que presid¨ªa el Consejo de Ministros.

¡°?Oh, no puede ser!, ?de verdad?¡±. Cuando las c¨¢maras se acercaron al centro de rehabilitaci¨®n para enfermos, ancianos y discapacitados al que Berlusconi, seg¨²n el mandato del juez Pasquale Nobile de Santis, tendr¨¢ que acudir ¡°al menos un d¨ªa a la semana y no menos de cuatro horas¡±, los pacientes reaccionaron con perplejidad. Ya por las redes sociales se multiplicaba, medio en serio medio en broma, una pregunta: ¡°?La condena para qui¨¦n es, para Berlusconi o para los ancianos?¡±. Nadie duda de que Berlusconi, un encantador de serpientes experto en contar chistes y batallitas, lograr¨¢ hacerse enseguida con la situaci¨®n, y que incluso la aprovechar¨¢ en beneficio propio. Lo que no est¨¢ tan claro es si la medida que sustituye a la c¨¢rcel ¡ªa la que no ir¨¢ por su avanzada edad, 77 a?os¡ª y al arresto domiciliario es la adecuada para alguien que ha dedicado parte de los ¨²ltimos a?os a escapar de la justicia. Como el gran Houdini, Berlusconi lo ha vuelto a hacer.

El exgobernante deber¨¢ acudir un d¨ªa a la semana

El juez Nobile de Santis, no obstante, ha establecido algunas condiciones. El pol¨ªtico y magnate deber¨¢ permanecer en Lombard¨ªa, donde se encuentra su domicilio habitual ¡ªla mansi¨®n de Arcore¡ª y el centro donde tendr¨¢ que hacer los trabajos sociales, un hospital del d¨ªa perteneciente a la Fundaci¨®n Sacra Familia situado en la localidad de Cesano Boscone, contigua a Mil¨¢n. El fundador de Forza Italia podr¨¢ viajar a su casa de Roma, pero solo de martes a jueves y siempre que est¨¦ de regreso en su mansi¨®n de Arcore antes de las once de la noche. Se da por descontado que Berlusconi aprovechar¨¢ esas incursiones para hacer campa?a por un partido que, desde que fue condenado en sentencia firme y traicionado por su antiguo delf¨ªn, Angelino Alfano, no da pie con bola. Las encuestas dicen que, sin la presencia al tim¨®n del viejo l¨ªder, el partido hegem¨®nico en Italia desde hace dos d¨¦cadas ¡ªbien bajo las siglas originales o las del Pueblo de la Libertad (PDL)¡ª no llegar¨ªa ni al 20% de los votos.

Berlusconi, que fue expulsado del Senado en virtud de una ley anticorrupci¨®n aprobada por el Gobierno de Mario Monti, fue condenado por el Tribunal Supremo tras considerar probado que Mediaset, el grupo de comunicaci¨®n del exjefe del Gobierno, alter¨® de forma artificial el precio real de los derechos de transmisi¨®n de pel¨ªculas estadounidenses para evadir dinero al fisco y enviarlo despu¨¦s a cuentas de Berlusconi en el extranjero. En la sentencia de primera instancia, de octubre de 2012, se dec¨ªa que el entonces llamado Cavaliere tiene ¡°propensi¨®n a cometer delitos¡±. Los cuatro a?os de prisi¨®n de la condena se redujeron a uno gracias a una amnist¨ªa aprobada en 2005 para reducir la superpoblaci¨®n carcelaria, pero ahora solo tendr¨¢ que cumplir 10 meses porque se han descontado 45 d¨ªas al haber transcurrido ya seis meses desde que se dict¨® la sentencia. Una pena muy f¨¢cil de pagar salvo, tal vez, por un requisito fijado por los jueces de vigilancia. Durante este tiempo, Berlusconi no podr¨¢ atacar a la justicia italiana.