La negociaci¨®n nuclear entre Ir¨¢n y las grandes potencias entra en la fase decisiva
Se espera que esta cuarta reuni¨®n en Viena trabaje en un borrador de acuerdo final El texto debiera estar listo para el 20 de julio
Se acerca la hora de la verdad. A dos meses de que venza el plazo que Ir¨¢n y las seis grandes potencias se dieron en enero para resolver el contencioso nuclear, los negociadores se re¨²nen desde este mi¨¦rcoles en Viena con el objetivo de redactar el acuerdo final. Despu¨¦s de tres citas previas dedicadas a crear confianza entre las partes, toca afrontar la cuesti¨®n esencial de qu¨¦ capacidad de producci¨®n de combustible at¨®mico va a poder conservar Teher¨¢n y por cu¨¢nto tiempo estar¨¢ limitada. Los dirigentes iran¨ªes, mientras tanto, tratan de desvincular de la negociaci¨®n su programa de misiles.
¡°Lo dif¨ªcil empieza ahora¡±, ha admitido el jefe del equipo negociador y ministro de Exteriores iran¨ª, Mohamad Javad Zarif, citado por la agencia France Presse. Seg¨²n ¨¦l, la falta de consenso en apenas ¡°un 2% de los asuntos debatidos¡± podr¨ªa abortar el esperado acuerdo. Zarif cen¨® anoche con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien lidera la negociaci¨®n en nombre de los Seis (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania).
Aunque todos los participantes han calificado las tres reuniones previas como ¡°constructivas¡±, no parece que hasta ahora se haya entrado en el meollo del asunto, la capacidad de enriquecimiento de uranio (un proceso que tanto sirve para obtener combustible nuclear como material fisible para una bomba). Para EEUU y sus aliados se trata del asunto fundamental para alejar la posibilidad de que Ir¨¢n pueda hacerse con el arma at¨®mica. De ah¨ª que intenten limitar tanto el n¨²mero de centrifugadoras (las m¨¢quinas que purifican el uranio) como el nivel de pureza ese material.
Despu¨¦s de diez a?os de tensiones, el pasado noviembre Ir¨¢n y los Seis alcanzaron un principio de acuerdo para consensuar medidas que garanticen el objetivo exclusivamente civil del programa nuclear iran¨ª, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que ahogan la econom¨ªa de Teher¨¢n. Desde el principio, los iran¨ªes han dejado claro que no est¨¢n dispuestos a renunciar al enriquecimiento, que consideran un derecho bajo el Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP), del que son firmantes.
¡°No aceptaremos el apartheid nuclear. Nuestra tecnolog¨ªa y nuestra ciencia no son parte de la negociaci¨®n; lo que podemos proponer a la comunidad internacional es m¨¢s transparencia¡±, declar¨® el presidente iran¨ª, Hasan Rohani, la semana pasada.
Rohan¨ª parec¨ªa responder as¨ª a los sectores m¨¢s recalcitrantes que en las ¨²ltimas semanas han reforzado las cr¨ªticas contra ¨¦l, acus¨¢ndole de estar cediendo demasiado en la negociaci¨®n. De momento, el respaldo del l¨ªder supremo, Ali Jamenei, mantiene esas voces bajo control. Pero su propio recelo ha vuelto a salir a la luz cuando ha tachado de ¡°est¨²pidas¡± las expectativas occidentales de que su pa¨ªs renuncie al programa de misiles, adelant¨¢ndose a cualquier sugerencia en ese sentido. (A las grandes potencias les preocupa que Teher¨¢n desarrolle misiles bal¨ªsticos capaces de trasportar cabezas nucleares).
Estados Unidos tambi¨¦n afronta dificultades similares, con algunos miembros del Congreso tratando de imponer condiciones que sabotear¨ªan el acuerdo. La clave, seg¨²n la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, y la jefa del equipo negociador estadounidense, Wendy Sherman, es lograr que Ir¨¢n mantenga una infraestructura nuclear que permita a sus gobernantes defender que no han renunciado a producir combustible at¨®mico, a la vez que esa capacidad es lo suficientemente limitada como para que la Casa Blanca pueda vencer las objeciones del Congreso.
Sin embargo, algunos analistas han se?alado que m¨¢s que centrarse en contar las centrifugadoras, los negociadores debieran lograr un robusto sistema de inspecciones durante un plazo de tiempo lo m¨¢s largo posible. Tienen hasta el 20 de julio para alcanzar una f¨®rmula satisfactoria para todos. Aunque el preacuerdo contempla la posibilidad de extender las conversaciones otros seis meses, existe el riesgo de que aumenten las dificultades pol¨ªticas.
De momento, la semana pasada, durante una visita a Israel, Rice y Sherman admitieron que los iran¨ªes iban a mantener cierta capacidad de enriquecimiento, un cambio significativo respecto a la postura inicial de EEUU que la reduc¨ªa a cero. Los iran¨ªes, por su parte, parecen haber aceptado cambios en el reactor de agua pesada de Arak, dado que el plutonio que generar¨¢ tiene usos militares. El jefe de la Organizaci¨®n de la Energ¨ªa At¨®mica de Ir¨¢n, Ali Akhbar Salehi, ha dicho que podr¨ªan modificarlo para que ¡°produzca menos cantidades¡± de ese producto.
Desde que el 20 de enero se puso en marcha el Plan de Acci¨®n Conjunto, Ir¨¢n ha ralentizado su programa nuclear a cambio de una reducci¨®n limitada de las sanciones. El Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) confirm¨® en abril que hab¨ªa diluido el 75% de sus reservas de uranio enriquecido al 20% en cumplimiento de esos compromisos. Sin embargo, sus responsables se han quejado de que la inercia del sistema de sanciones le impide acceder a fondos te¨®ricamente liberados.
En paralelo a ese proceso, Teher¨¢n tambi¨¦n firm¨® un acuerdo de cooperaci¨®n con el OIEA para despejar dudas sobre sus actividades nucleares pasadas. Para ello acept¨® siete medidas, incluido el acceso a dos sitios relacionados con el enriquecimiento de uranio que hab¨ªa negado hasta ahora y que deb¨ªa cumplir antes del 15 de mayo. No obstante, la revisi¨®n de ayer termin¨® de forma inconcluyente porque el Organismo consider¨® insuficiente la informaci¨®n sobre sus pruebas con detonadores de alto poder explosivo que s¨®lo son ¨²tiles para iniciar una bomba at¨®mica.
Aunque se trata de asuntos separados, ambos est¨¢n vinculados. Mientras las negociaciones de Ir¨¢n con los Seis tratan de garantizar el objetivo exclusivamente civil de su programa nuclear de cara al futuro, las reuniones con el OIEA buscan descartar que haya tenido dimensiones militares en el pasado.
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