?Se podr¨ªa haber evitado la matanza de California?
El tiroteo perpetrado por un desequilibrado mental vuelve a abrir el debate sobre el control de armas en Estados Unidos
Esa es la pregunta que late en la conciencia de todos. La respuesta la tiene muy clara el padre de Kristopher Michaels-Mart¨ªnez, el chico que se encontraba comiendo una hamburguesa en el Deli Mart de Isla Vista cuando fue abatido sin saber por qu¨¦ por uno de los disparos de Elliot Rodger. Su padre, Richard Mart¨ªnez, culpa de lo sucedido ¡°a la N.R.A. ¨Cla Asociaci¨®n Nacional del Rifle- y a los pol¨ªticos irresponsables y cobardes¡±, tal y como ha declarado ante los medios de comunicaci¨®n.?
Detr¨¢s de sus declaraciones late la realidad, de sobra conocida, de que EE.UU es un pa¨ªs armado, donde poseer una pistola es tan com¨²n como ser el propietario de un coche. Un 47% de la poblaci¨®n reconoce que tiene al menos un arma en casa, seg¨²n una encuesta de Gallup. Y es que este pa¨ªs adora las armas.?
As¨ª se explica que Elliot Roger no tuviera ninguna dificultad para adquirir la pistola con la que perpetr¨® la matanza de seis estudiantes y despu¨¦s atentara contra su vida. A sus 22 a?os y pese a estar bajo la supervisi¨®n de los servicios de salud mental que lo hab¨ªan tratado en varias ocasiones por trastornos emocionales y diagnosticado un comportamiento en el espectro del autismo, no existi¨® ning¨²n impedimento legal que le prohibiera comprar tres pistolas y 400 balas.?
Bajo la ley federal, una persona que est¨¢ bajo tratamiento psiqui¨¢trico involuntariamente, no puede comprar armas, pero el caso de California es m¨¢s laxo. La prohibici¨®n solo se lleva a cabo si la persona en cuesti¨®n constituye un peligro para otros o una amenaza p¨²blica. Elliot Rodger no ten¨ªa tal consideraci¨®n, as¨ª que, tal y como cuenta en su manifiesto de 141 p¨¢ginas, en noviembre del 2012 adquiri¨® su primera pistola semiautom¨¢tica por 700 d¨®lares en una tienda al lado de su apartamento, en Isla Vista, y sinti¨® "una nueva sensaci¨®n de poder¡±, relata.?
Tampoco los polic¨ªas que visitaron el apartamento del chico en abril, tras recibir una llamada de la madre de Roger, alarmada por los contenidos de los videos que su hijo colgaba en la red, consideraron que constituyese una amenaza p¨²blica. ?
El sheriff del condado de Santa B¨¢rbara, Bill Brown, en declaraciones al programa de la CBS Face the Nation, ha dicho que ¡°Rodger se las arregl¨® para convencer a los agentes de que todo se deb¨ªa a un malentendido y que, aunque hab¨ªa tenido algunos problemas a la hora de relacionarse con otros, iba a dejar la escuela y volver a casa. Y no ten¨ªa intenci¨®n de da?ar ni a nadie ni a ¨¦l mismo¡±.?
Los agentes se dieron por satisfechos y no procedieron a registrar el apartamento. De haberlo hecho, tal y como relata el autor de la masacre en su manifiesto, todo su plan se hubiese desbaratado, ya que la munici¨®n y las pistolas estaban all¨ª, a la vista.?
¡°Me gustar¨ªa que pudi¨¦ramos dar marcha atr¨¢s al reloj y poder cambiar algunas cosas¡±, declar¨® el sheriff ante las c¨¢maras, ¡°pero lo cierto es que analizando sus escritos fue capaz de convencer a mucha gente durante a?os que no padec¨ªa esa grave enfermedad mental que finalmente desencaden¨® la tragedia¡±.?
Hay quienes apuntan que la matanza podr¨ªa haber sido evitada si se hubiese prestado m¨¢s atenci¨®n a todos los documentos que Elliot fue colgando en la red a lo largo de los a?os. Ah¨ª est¨¢ el relato de todo lo que le estaba sucediendo por dentro y por fuera: su frustraci¨®n con las mujeres, su profundo aislamiento, los planes de venganza y hasta los detalles concernientes a la compra de las armas.?
En declaraciones a The New York Times, Adam Winkler, un profesor de la Universidad de California en Los ?ngeles experto en las leyes relativas a la tenencia de armas, ha expresado su convicci¨®n de que ¡° tenemos que tomarnos m¨¢s seriamente las amenazas que la gente expone a trav¨¦s de la red¡±. ¡°?l no ocult¨® que era una amenaza y si m¨¢s gente hubiese prestado atenci¨®n denunci¨¢ndolo, la ley habr¨ªa actuado de manera muy diferente¡±.?
La masacre de California no hay quien la pueda cambiar ya, aunque deja lecciones en el aire que en un futuro se ver¨¢ si han sido aprendidas. Su historia es una m¨¢s de la procesi¨®n l¨²gubre de matanzas colectivas que con una frecuencia vertiginosa ensombrecen la historia del pa¨ªs.
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