Ni como farsa
Washington est¨¢ de reestreno. Marx escribi¨® que la historia se repite, pero como farsa, y el tiempo que precedi¨® a la invasi¨®n de Irak en 2003 es hoy una reprise, pero ni siquiera como concibi¨® el autor del 18 Brumario, sino m¨¢s bien un celuloide rancio de Larry Semon y los Keyston Cops, que podr¨ªan ser los asesores militares que el presidente Obama env¨ªe para oponerse al avance del yihadismo sobre Bagdad.
En 2003, aquellos a los que la prensa llam¨® ¡°vulcanos¡±, Dick Cheney y Paul Wolfowitz entre ellos, aseguraban que las tropas norteamericanas ¡°ser¨ªan recibidas como libertadores¡±, y hoy el clamor en la derecha por una segunda oleada de marines es asfixiante. Robert Kagan, gran apologista de la mani¨¨re forte, ha publicado un ensayo de 12.700 palabras titulado Los superpoderes no est¨¢n para retirarse. Y al coro de los que se autocalifican de ¡°liberales intervencionistas¡±, se suman antiguos protagonistas como el ex premier brit¨¢nico Tony Blair, que reivindica el derrocamiento de Sadam Hussein, en el que particip¨® de lugarteniente y palafrenero del presidente Bush.
La destrucci¨®n de Husein cre¨® un vac¨ªo que hoy ocupan los terroristas
La argumentaci¨®n en favor de un segundo ¡ªo tercero contando 1991¡ª Irak es muy simple: cualesquiera que sean las complicaciones que cause intervenir, son menores que resignarse a que el terrorismo nacido de Al Qaeda se apodere de Irak y amenace Siria; y, con algo m¨¢s de elaboraci¨®n, que el voluntariado de ¨¢rabes europeos que combate en ambos pa¨ªses regresar¨¢ un d¨ªa a sus pa¨ªses de origen, por lo que hay que derrotarles in situ para que eso no ocurra.
Ante semejante presi¨®n el presidente Obama reacciona con la mayor pulcritud diciendo que ¡°ISIS (la banda terrorista sun¨ª) debe ser contenida y derrotada; que EE UU no puede resolver los problemas de Irak; que Bagdad necesita un Gobierno de unidad nacional (de chi¨ªes y sun¨ªes) y una democracia que funcione¡±. Oremus.
El r¨¦gimen, tir¨¢nico y sanguinario, de Sadam Husein era la herm¨¦tica tapa que cerraba la caja de Pandora. En su territorio no prosperaba Al Qaeda porque entre las grav¨ªsimas taras del dictador ¡ªcomo Asad en Damasco¡ª no figuraba el integrismo religioso, y su dictadura no consent¨ªa competidores. Por ello la destrucci¨®n de ese mundo, redoblada por el primer proc¨®nsul norteamericano, Paul Bremer, que licenci¨® al Ej¨¦rcito iraqu¨ª dejando 300.000 desempleados, creaba un vac¨ªo de poder que hoy ocupa la fuerza terrorista.
Solo el mundo ¨¢rabe, donde una gran mayor¨ªa es ajena al yihadismo pero de su misma confesi¨®n sun¨ª, lo que complica las cosas, puede sajar ese absceso con la medida colaboraci¨®n diplom¨¢tica y material de Occidente. Entre las jaculatorias de Obama la m¨¢s perceptiva es asociar a potencias regionales en la soluci¨®n del conflicto. Morse por no decir Ir¨¢n.
El combate contra el yihadismo no se libra tanto en la cuenca del Tigris y ?ufrates ¡ªlo que parece demostrado que solo sirve para fabricar nuevos terroristas¡ª como en casa propia por las fuerzas de seguridad. La pel¨ªcula que se programa en Washington es la de los que no han aprendido nada y olvidado todo de los acontecimientos de 2003.
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