?Qu¨¦ va a pasar ahora en Gaza?
Las infraestructuras est¨¢n da?adas y la gente se pregunta qui¨¦n las reparar¨¢
Mientras estoy aqu¨ª sentado en mi oficina-dormitorio de la ciudad de Gaza escuchando los ataques a¨¦reos y los disparos de cohetes, se habla de c¨®mo acabar con la violencia. Es algo sumamente deseable, sobre todo para la poblaci¨®n civil de Gaza, que ha sido la m¨¢s castigada por esta escalada. Pero cuando pienso en los 17.000 desplazados refugiados en colegios, con algunos de los cuales habl¨¦ el martes, me pregunto que pensar¨ªan de esto. Porque todo esto ya lo han vivido antes, para la mayor¨ªa esta guerra es el tercer desplazamiento desde 2009; muchos han vuelto exactamente a la misma aula. Si este posible alto el fuego termina de la misma forma que los anteriores, ?creer¨¢n que esto es otra cosa que una breve tregua?
Para Gaza, una vuelta a la ¡°calma¡± es una vuelta al octavo a?o de bloqueo. Es una vuelta a m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n sin trabajo o sin sueldo. Es una vuelta al confinamiento en Gaza y a la falta de acceso externo a los mercados, el empleo o la educaci¨®n; en resumen, la falta de acceso al mundo exterior.
Por ejemplo, si una de las abuelas con las que habl¨¦ el martes quisiera ir a la Universidad Birzeit de Cisjordania a estudiar, no podr¨ªa. El Gobierno israel¨ª no tiene que demostrar que esta abuela representa una amenaza concreta para la seguridad, ya que ha aprobado una prohibici¨®n general de que los gazat¨ªes estudien en Cisjordania, bas¨¢ndose en un riesgo indefinido para la seguridad. A la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n se le proh¨ªbe que salga de esta franja de tierra de 356 kil¨®metros cuadrados.
Si uno de los cultivadores de tomate con los que me reun¨ª el martes puede encontrar un comprador para su producto en Par¨ªs, Peoria o Praga, bajo ciertas condiciones puede embalar los tomates, enviarlos a trav¨¦s del ¨²nico paso fronterizo comercial abierto y luego mandarlos al puerto de Ashdod o al aeropuerto Ben Gurion (dos de los puntos m¨¢s delicados de Israel en cuanto a la seguridad). Por desgracia, no hay mercado para los tomates de Gaza en Par¨ªs, Peoria ni Praga. Hay un mercado para los tomates de Gaza en Israel y Cisjordania, pero a este agricultor no se le permite vender sus tomates por ese mismo riesgo indefinido para la seguridad.
Los mayores con los que me reun¨ª el martes se preguntan c¨®mo acceder¨¢n a la atenci¨®n sanitaria tras este alto el fuego. Aparte de los servicios que proporcionamos nosotros en la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Pr¨®ximo (UNRWA) y de algunos centros privados de las ONG, el sistema sanitario del Gobierno se est¨¢ hundiendo. Las infraestructuras est¨¢n da?adas y la gente se pregunta qui¨¦n se har¨¢ responsable de repararlas. Si la Autoridad Palestina no tiene permiso o no puede hacerlo, ?se espera que lo haga la comunidad internacional? ?O ser¨¢ Israel, la potencia ocupante, quien asuma esa responsabilidad?
Las madres con las que me reun¨ª el martes se preguntan si sus hijos ir¨¢n al colegio dentro de seis semanas escasas si no pueden ir a una de las 245 escuelas de UNRWA. ?Qui¨¦n reparar¨¢ las escuelas p¨²blicas, suministrar¨¢ los libros de texto, pagar¨¢ a los profesores? Si los colegios p¨²blicos no abren, ?se espera que UNRWA llene ese hueco? Carecemos de la capacidad f¨ªsica, de los recursos humanos y econ¨®micos para aceptar a decenas, o incluso centenares, de miles de estudiantes adicionales en nuestras escuelas.
UNRWA y toda la ONU en general, incluidos PMA, UNICEF, OCHA y PNUD, siguen comprometidos a cubrir las necesidades humanitarias del pueblo de Gaza. Uno de los ¨¢mbitos en los que UNRWA ha redoblado sus esfuerzos en los ¨²ltimos a?os es la construcci¨®n, en la que contamos con una gran cantidad de proyectos. Se trata sobre todo de escuelas para nuestro programa de educaci¨®n, en las que dimos clase a m¨¢s de 230.000 ni?os el a?o pasado, y de viviendas para aquellos cuyas casas han quedado destruidas en los conflictos anteriores o han sido destruidas por Israel. Si queremos construir algo, tenemos que enviar una propuesta detallada del proyecto a Israel con el dise?o, la ubicaci¨®n y un presupuesto completo. A continuaci¨®n, los israel¨ªes revisan la propuesta, un proceso que supuestamente no debe requerir m¨¢s de dos meses pero que, de media, dura casi 20 meses. No recibimos ninguna aprobaci¨®n de proyecto entre marzo de 2013 y mayo de 2014, durante el ¨²ltimo periodo de ¡°calma¡±, a pesar de tener casi 100 millones de d¨®lares en proyectos esperando a ser aprobados. ?Ser¨¢ mejor esta pr¨®xima ¨¦poca de ¡°calma¡±?
Y, lo que es m¨¢s importante, aqu¨ª la gente se pregunta qui¨¦n gobernar¨¢ Gaza. Nadie tiene respuesta para esa pregunta. Creo que los habitantes de Gaza dir¨ªan que si esta es la clase de ¡°calma¡± que la gente tiene en mente, aun siendo preferible a la actual violencia, no puede durar. No durar¨¢.
Robert Turner es director de operaciones de UNRWA en Gaza.
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