El escaparate de la modernidad de Marruecos muestra su lado oscuro
El degollamiento de un senegal¨¦s en T¨¢nger evidencia los problemas de integraci¨®n en la urbe
![Javier Casqueiro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6bf002b6-45e4-4086-892e-f8484bc94b05.png?auth=f2b0031a1f63a9c95f31360ec4a9c788e24485954332ad137cddebaba6b4e748&width=100&height=100&smart=true)
![Inmigrantes subsaharianos, en las afueras de Tánger.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MQLIVWOVFY5QSYUJKTUOWCKKBQ.jpg?auth=db416d456e5da3283fb7a44d56f55e6325b95390c746f8105e360a3c6bb32db9&width=414)
¡°Tenemos que aprender a vivir juntos como hermanos o moriremos juntos como tontos¡±. La cita es de Martin Luther King y figura en uno de los ¨²ltimos mensajes que colg¨® este verano en su Facebook Charles Paul Alphonse Ndour, un senegal¨¦s de 26 a?os que muri¨® degollado en la madrugada del s¨¢bado pasado en el conflictivo barrio de Bujalef, a las afueras de la ciudad de T¨¢nger. El asesinato de Ndour, supuestamente a manos de j¨®venes marroqu¨ªes que irrumpieron en su casa con cuchillos y a gritos, reproduce algunas pautas de un suceso similar que ocurri¨® en el mismo barrio a mediados de agosto, y otro hace ya un a?o con otro inmigrante que fue lanzado desde lo alto de un edificio.
El perfil en las redes de Charles Ndour, que ten¨ªa permiso de residencia en Marruecos, retrata a un joven preocupado con la integraci¨®n y los valores sociales. Su muerte dio lugar a una violenta ola de protestas de cientos de subsaharianos indignados. El asesinato a¨²n no ha sido aclarado (tres marroqu¨ªes permanecen encarcelados) pero evidencia el problema que vive T¨¢nger con la inmigraci¨®n, tanto la de los subsaharianos que se ocultan en ella esperando saltar a Europa, como la de los propios marroqu¨ªes que llegaron en aluvi¨®n del campo para nutrir el sue?o grandilocuente de una ciudad en decadencia que pretende convertirse en el escaparate de la modernidad marroqu¨ª.
No se ven muchos subsaharianos por el centro de T¨¢nger. S¨ª se encuentran, en algunos sem¨¢foros y cruces, ni?os sirios que ense?an su pasaporte de refugiados para pedir alguna limosna. Los subsaharianos acuden a la parroquia cat¨®lica del arzobispado que dirige el gallego Santiago Agrelo a reclamar ayuda o medicinas, y cuentan casi siempre la misma historia: llevan a?os vagando por ?frica, padeciendo todo tipo de males en el camino hacia la meca del Estrecho, dicen que tienen buena formaci¨®n y no se sienten integrados en Marruecos. No se atreven a emplear la palabra racismo. Intentan no llamar la atenci¨®n ni hacer ruido. Hasta que revientan, como sucedi¨® tras el asesinato de Ndour.
S¨ª llama la atenci¨®n la cantidad de mujeres j¨®venes con velo por la calle de M¨¦xico, una zona muy comercial en el centro de una villa que disfrut¨® a mediados del siglo pasado de un estatuto internacional tan abierto que le confiri¨® un paisaje urbano cosmopolita muy atrayente. Ahora bastantes j¨®venes pasean o compran luciendo diferentes tipos, tama?os y combinaciones de pa?uelos. Las lugare?as de toda la vida ni lo entienden ni lo comparten.
Amal Boussouf, que lleva 15 a?os al frente de la C¨¢mara de Comercio espa?ola y recibi¨® de su madre una educaci¨®n abierta y moderna en su juventud, constata esos problemas: ¡°Yo ya no paseo. No salgo si no es en coche. A veces notas mucho acoso. S¨ª, es verdad, se han dado pasos atr¨¢s en el tema de la integraci¨®n de la mujer. Hay mucho velo que no es de Marruecos. Son de gente que ha vivido fuera, en la emigraci¨®n o en el campo, que han llegado atra¨ªdas por las oportunidades y quieren imponer sus leyes y se sorprenden de ver a una mujer sola, vestida a la manera occidental y conduciendo su propio coche¡±. Ha recibido algunos insultos y no es la ¨²nica. Inass Slimati, traductora local, cuenta la misma experiencia. Algunas tangerinas se sienten desubicadas.
Lo que s¨ª se ve por toda la ciudad son obras, zanjas, gr¨²as, hormig¨®n fresco y enormes hoteles en construcci¨®n. La cornisa mar¨ªtima se est¨¢ renovando, las avenidas se van ajardinando y proliferan los paneles que anuncian proyectos relucientes. Se llama T¨¢nger Metropole y es el objetivo estrella del pa¨ªs. Se trata de renovar del todo una ciudad mitificada, pero tambi¨¦n abandonada durante el reinado de Hassan II.
Para ejecutar esa visi¨®n, el propio rey Mohamed VI, con la implicaci¨®n de 12 ministerios y ocho organismos p¨²blicos, impuls¨® un plan hace justo un a?o para desarrollar en un lustro m¨¢s de 100 proyectos con una inversi¨®n inicial de 800 millones de euros. La meta es remozar la villa y duplicar la poblaci¨®n hasta casi dos millones de personas.
Esa ebullici¨®n, evidente en todas las esquinas, tiene muchos atractivos y algunas fugas que de vez en cuando estallan. T¨¢nger, su presente y futuro tur¨ªstico, su zona franca y el puerto T¨¢nger Med son un polo de atracci¨®n para todo el pa¨ªs. Los j¨®venes marroqu¨ªes m¨¢s formados, con carrera, que dominan idiomas y han vivido un tiempo fuera, vuelven para instalarse alrededor de las grandes firmas multinacionales que pagan mejor sus talentos. Es el caso de Ilham Jalil, directora de la Zona Franca: ¡°Estudi¨¦ en Barcelona pero me vine aqu¨ª muy animada porque hay mucha diversidad de gente, est¨¢s en avi¨®n a una hora de Madrid y a dos de Par¨ªs, y la calidad de vida y la oferta son muy interesantes¡±. Jalil es joven, dispuesta y preparada, y habla estupendamente cuatro idiomas.
Los obreros de ese orgulloso sue?o no disfrutan del mismo T¨¢nger. Malviven en Bujalef y Bani Makada, el barrio m¨¢s duro de la ciudad, con fama de ser el campo de cultivo para las bandas de narcotr¨¢fico y el salafismo m¨¢s radical. Marcel Amyeto, secretario general del sindicato de trabajadores inmigrantes, introduce ese factor al apuntar que los agresores del senegal¨¦s degollado hace una semana proced¨ªan de Bani Makada.
El Gobierno sostiene, en boca del administrador urban¨ªstico de T¨¢nger Metropole, Abdellatif Brini, que ha hecho mucho por la integraci¨®n de esos barrios pobres, con grandes iniciativas de viviendas sociales, y que ahora debe ocuparse de mejorar las zonas donde reside la clase media que sostendr¨¢ el futuro de la ciudad.
Deportaci¨®n masiva en respuesta al crimen
Charles Ndour era senegal¨¦s, una colonia muy nutrida en T¨¢nger, pero podr¨ªa haber sido camerun¨¦s o marfile?o. De hecho, los j¨®venes marroqu¨ªes que irrumpieron con cuchillos y machetes la madrugada del s¨¢bado pasado en la casa donde pasaba las vacaciones con su hermana gritaban, seg¨²n diversas fuentes, ¡°a por el marfile?o¡±.
Ndour suplic¨® pero fue degollado y fue hallado luego a¨²n con vida en la v¨ªa p¨²blica. Cuando sus compatriotas en T¨¢nger se enteraron de lo ocurrido salieron a la calle y empez¨® la refriega. A las tres de la ma?ana la polic¨ªa carg¨® y se llev¨® a comisar¨ªa a decenas de personas detenidas. Charles Ndour muri¨® en el hospital Mohamed V de la ciudad.
Hubo otros 14 heridos graves en los enfrentamientos. Desde el hospital, los senegaleses improvisaron una manifestaci¨®n de protesta no autorizada que fue duramente reprendida. El procurador (fiscal) de la ciudad decret¨® numerosos ingresos en prisi¨®n, aunque luego tuvo que dejar en libertad provisional a 26 subsaharianos.
El suceso tuvo una enorme repercusi¨®n social y las autoridades entraron en p¨¢nico y desconcierto. Primero quisieron silenciar lo ocurrido al no comentar ni facilitar ninguna informaci¨®n. Luego, el martes, anunciaron la detenci¨®n de tres marroqu¨ªes por el asesinato.
Pero ese mismo d¨ªa y el mi¨¦rcoles procedieron a una extra?a deportaci¨®n masiva de decenas de senegaleses, cameruneses y nigerianos, te¨®ricamente a sus pa¨ªses. Los metieron en autobuses y, tras 11 horas, los intentaron expulsar en avi¨®n desde el aeropuerto de Casablanca. Sin alertar a sus embajadas, a ACNUR (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados), ni al Consejo Nacional de Derechos Humanos, un organismo p¨²blico que ha reconocido las expulsiones. Ante la presi¨®n policial, la mayor¨ªa acept¨® subir a diversas naves sin destino claro. Otros seis siguen, posiblemente porque est¨¢n enfermos, en alguna dependencia del aer¨®dromo.
Desde las asociaciones especializadas en el trato con los inmigrantes s¨ª se habla abiertamente de ¡°racismo¡± o ¡°integraci¨®n ut¨®pica¡±, como hace Hicham Rachidi, secretario general de Gadem, grupo antirracista de acompa?amiento y ayuda a los extranjeros y los inmigrantes, que lamenta adem¨¢s que el Gobierno haya arremetido contra las v¨ªctimas del ataque justo cuando presume de tener en marcha el primer proceso de regulaci¨®n de inmigrantes de todo el continente africano.
Un estudio jur¨ªdico sobre las deportaciones encargado por ese grupo de defensa de los derechos humanos a la abogada Asmaa Farahat, concluye que en las deportaciones no se cumplieron los requisitos legales.
Charles Ndour, admirador de Sergio Ramos, Benzem¨¢, Bob Marley y los Boston Celtics, es ahora un s¨ªmbolo de la lucha contra el racismo en Senegal, donde se han producido manifestaciones de protesta del Gobierno y en la calle en Dakar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Javier Casqueiro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6bf002b6-45e4-4086-892e-f8484bc94b05.png?auth=f2b0031a1f63a9c95f31360ec4a9c788e24485954332ad137cddebaba6b4e748&width=100&height=100&smart=true)