Berl¨ªn proh¨ªbe exhumar a Lenin
El Gobierno regional deniega el permiso para desenterrar una estatua del l¨ªder comunista
La gran fiesta popular que tuvo lugar el 19 de abril de 1970, en la plaza de Lenin ubicada en el barrio de K?penick, en Berl¨ªn Este, reuni¨® a m¨¢s de 200.000 personas, entre las que estaba toda la plana mayor de la nomenclatura comunista. Asist¨ªan a un acontecimiento hist¨®rico que deb¨ªa realzar la eterna amistad entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemania (RDA): la inauguraci¨®n de una estatua de Vlad¨ªmir llich Uli¨¢nov, Lenin, de 19 metros de altura y tallada en granito rojo. ¡°La plaza y el monumento son un testimonio del amor y el respeto que siente la clase trabajadora por Lenin¡±, clam¨® ese d¨ªa Walter Ulbricht, el jefe de Estado de la RDA.
Pero la historia le ten¨ªa reservado un destino diferente al coloso de granito, al igual que al socialismo que imper¨® durante 40 a?os en el territorio germano oriental. Tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la RDA desapareci¨® como pa¨ªs el 3 de octubre de 1990. La estatua de Lenin aguant¨® solo un a?o m¨¢s en pie. Su demolici¨®n fue laboriosa. Se emplearon tres meses de trabajos para cortarla en 129 trozos que fueron enterrados en un bosque en las afueras de Berl¨ªn, donde a¨²n yacen cubiertos de maleza y tierra.
Hace cinco a?os, Andrea Thiessen, la responsable de la oficina de Cultura del Ayuntamiento de Spandau, se propuso remover la historia. Quiso convertir la hist¨®rica Ciudadela, una fortaleza militar construida en el siglo XVI, en un exclusivo centro hist¨®rico y cultural que albergara m¨¢s de un centenar de monumentos y estatuas que han marcado la vida cotidiana de Berl¨ªn en los ¨²ltimos dos siglos. La exposici¨®n tiene fecha ¡ªprimavera¡ª y t¨ªtulo ¡ªDesvelados, Berl¨ªn y sus monumentos¡ª, pero le falta una pieza fundamental, la estatua de Lenin, a la que el miedo institucional a remover el pasado quiere mantener bajo tierra.
Su demolici¨®n fue laboriosa. Se emplearon tres meses para cortarla en 129 trozos que fueron enterrados en un bosque en las afueras de Berl¨ªn
¡°Cuando confeccionamos una lista de los objetos que deb¨ªan ser expuestos, pensamos de inmediato en la cabeza de Lenin para documentar la importancia pol¨ªtica que ten¨ªan los monumentos construidos en la RDA y tambi¨¦n el destino que tuvieron despu¨¦s de la unificaci¨®n¡±, justifica Thiessen.
La directora escribi¨® en marzo una carta a las autoridades responsables de Berl¨ªn pidiendo permiso para realizar un estudio geof¨ªsico de la ¡°tumba¡± de Lenin a fin de localizar la ubicaci¨®n de la cabeza. Para su sorpresa, la respuesta fue negativa, por lo que recurri¨® al ministro Michael M¨¹ller (SPD, socialdem¨®crata), que dirige el departamento de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Gobierno de Berl¨ªn, para pedir una explicaci¨®n. Andrea Thiessen ley¨® con estupor la respuesta que le lleg¨® a mediados de agosto. ¡°Nos comunicaron que no hab¨ªa dinero suficiente para desenterrar la cabeza y que tampoco sab¨ªan d¨®nde estaba enterrada. El tercer argumento fue a¨²n peor. Nos dijeron que todas las piezas enterradas deb¨ªan permanecer juntas¡±, relata.
¡°Fue, por decir algo, una decisi¨®n pol¨ªtica, porque a¨²n es demasiado pronto para mostrar esa cabeza al p¨²blico. Las nuevas generaciones no est¨¢n preparadas para confrontarse con lo que representaba Lenin¡±, justifica Petra Rohland, una alta funcionaria del Departamento de Desarrollo Urbano, al respaldar la decisi¨®n de no autorizar la exhumaci¨®n de la cabeza. ¡°Las autoridades espa?olas har¨ªan lo mismo con los monumentos construidos durante la dictadura de Franco¡±, a?adi¨®.
La decisi¨®n de no desenterrar la cabeza provoc¨® una rara muestra de solidaridad de la prensa local, que critic¨® con iron¨ªa la decisi¨®n oficial del Gobierno, y caus¨® irritaci¨®n en las filas del partido La Izquierda. ¡°En el Gobierno, al parecer, existe temor de que la excavaci¨®n de la cabeza de Lenin podr¨ªa revivir el comunismo en Berl¨ªn¡±, escribi¨® el peri¨®dico Berliner Zeitung. ¡°Por eso creen que es mejor que el l¨ªder comunista permanezca bajo tierra¡±.
¡°El Gobierno de Berl¨ªn le tiene pavor a Lenin, porque era un revolucionario y, peor a¨²n, ruso¡±, dijo Wolfgang Brauer, portavoz para asuntos culturales del grupo de La Izquierda en el Parlamento regional de Berl¨ªn. ¡°Le tienen miedo a las ideas revolucionarias de Lenin, como el diablo le tiene miedo al agua bendita¡±. ¡°El monumento de Lenin pertenece a la historia de la RDA y la historia de la RDA es parte de la historia de Alemania¡±, recalca el l¨ªder de ese grupo, Gregor Gysi, quien escribi¨® una carta al alcalde gobernador de Berl¨ªn, Klaus Wowereit, que a¨²n no ha tenido respuesta.
Pero la historia la escriben los vencedores. Poco despu¨¦s de la unificaci¨®n de Berl¨ªn, todos los monumentos dedicados a recordar la memoria de Lenin desaparecieron de la ciudad, incluido un busto esculpido en m¨¢rmol que adornaba la entrada principal de la fastuosa Embajada rusa en la avenida Unter den Linden.
Aun as¨ª, Andrea Thiessen a¨²n no pierde las esperanzas de poder exhibir, en un futuro, la famosa cabeza, que mide un metro y medio de altura. Si al final la cabeza de Lenin no llega a tiempo, los visitantes se encontrar¨¢n una base dise?ada para soportar sus 3,5 toneladas en una nave de nueve metros de altura donde tambi¨¦n ser¨¢n expuestos dos monolitos de piedra con textos grabados de Ernst Th?lmann, l¨ªder del Partido Comunista Alem¨¢n, y Erich Honecker, el antepen¨²ltimo jefe de Estado de la RDA, y una escultura dedicada a los guardias fronterizos, que ten¨ªan la sagrada misi¨®n de disparar contra los compatriotas que deseaban abandonar el para¨ªso socialista.
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