Los normalistas lanzan un pulso al Gobierno de M¨¦xico

La izquierda radical mexicana lanz¨® ayer un desaf¨ªo a las autoridades estatales y federales por la desaparici¨®n de 43 estudiantes de magisterio en Iguala (Guerrero). Medio centenar de organizaciones estudiantiles, sindicales y sociales, incluidos los compa?eros de los desaparecidos, acordaron una estrategia de agitaci¨®n y enfrentamiento creciente, con asaltos a edificios oficiales, toma de ayuntamientos (los 81 del estado, entre otros), bloqueo de carreteras y marchas por todo el territorio. El objetivo de esta escalada de tensi¨®n es lograr la devoluci¨®n de los normalistas. ¡°Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡±, clamaron los organizadores de la autodenominada asamblea popular, celebrada en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, centro al que pertenecen las v¨ªctimas. Entre las ¡°acciones¡± acordadas se incluye la presentaci¨®n de un ultim¨¢tum al Gobierno que, en caso de no ser cumplido, llevar¨ªa al asalto de las sedes del poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial en Guerrero. Como primer paso, para este viernes hay convocada una marcha en Acapulco, y el mi¨¦rcoles otra en Iguala.

Esta deriva de los estudiantes y la constelaci¨®n de organizaciones radicales, peque?as pero enormemente din¨¢micas, que les secundan, a?ade nuevas espinas a un problema cuya magnitud hace ya tiempo que ha desbordado el marco de Guerrero y se ha convertido en un desaf¨ªo institucional de primer orden para el presidente Enrique Pe?a Nieto. La inminencia de una escalada violenta, alimentada por la ira y el dolor ante la desaparici¨®n de 43 estudiantes, de entre 18 y 23 a?os, amenaza con catalizar una reacci¨®n de consecuencias imprevisibles, sobre todo, cuando el fantasma del asesinato masivo, aunque nadie lo diga en voz alta, no deja de rondar este escenario. ¡°Protestamos para mostrar nuestra desesperaci¨®n; no nos podemos quedar callados. Pero si los muchachos han muerto, entonces tomaremos otras medidas¡±, advirti¨® un portavoz de una fracci¨®n del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n.

En este contexto, a nadie en el Gobierno se le escapa que un enfrentamiento directo contra los estudiantes resultar¨ªa venenoso para sus autores y ser¨ªa rechazado por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de un pa¨ªs que cada d¨ªa asiste m¨¢s espantado al descubrimiento de nuevas fosas, pero que a¨²n no ha visto caer a los autores intelectuales ni dar con el paradero de los desaparecidos. Dos factores que quiz¨¢ calmar¨ªan los ¨¢nimos, pero que, a juicio de analistas demosc¨®picos como Roy Campos, dif¨ªcilmente pondr¨ªan fin a una crisis que se vislumbra larga y que hunde sus ra¨ªces en la desconfianza que siente un gran mayor¨ªa hacia sus fuerzas de seguridad. Un desapego, cuando no directamente miedo, que el caso de Iguala, con la salvaje compenetraci¨®n entre polic¨ªa municipal y sicarios, ha confirmado plenamente.

Este corriente de opini¨®n, desencantada y cada vez m¨¢s abiertamente critica en temas de seguridad, es la base que sustenta la movilizaci¨®n de las organizaciones de la izquierda radical, a las que la matanza de Iguala ha dado un combustible casi inagotable. A lo largo de las 10 horas que dur¨® la asamblea en la que acordaron las medidas de presi¨®n, esta cuesti¨®n se erigi¨® en pilar de sus inacabables intervenciones. Los discursos, algunos, aut¨¦nticos viajes por el t¨²nel del tiempo, combinaban a menudo referencias a la lucha de clases, la democracia directa y los gobiernos campesinos. En ciertos casos, excepcionales, llegaron a pedir la captura de diputados para su entrega a la justicia ind¨ªgena.

Otro punto en clave de la protesta que se avecina es el rechazo que genera el gobernador de Guerrero, ?ngel Aguirre, al que se culpa de la descomposici¨®n experimentada por el Estado en los ¨²ltimos a?os. Su continuidad en el cargo, pese a las peticiones dentro y fuera de su partido para que se marche, act¨²a como un im¨¢n para estas organizaciones.