El juez que hace temblar a los corruptos de Brasil
Sergio Moro, un experto contra el lavado de dinero de 42 a?os, ha ganado notoriedad al frente del ¡®caso Petrobras¡¯
Detr¨¢s del caso Petrobras, que rastrea el posible desv¨ªo organizado de hasta 3.000 millones de d¨®lares y sacude los cimientos institucionales de Brasil, hay un juez federal de 42 a?os, Sergio Moro, considerado uno de los mayores expertos del pa¨ªs en la lucha contra el lavado de dinero. El pasado d¨ªa 14, al firmar una orden de detenci¨®n contra 21 de los miembros m¨¢s ricos y poderosos del establishment empresarial, se convirti¨® tambi¨¦n en uno de los personajes m¨¢s respetados y conocidos del pa¨ªs.
En las calles de Curitiba, capital del estado de Paran¨¢ donde la oficina de Moro ha centralizado las investigaciones de la Operaci¨®n Lava Jato, el magistrado es ya una figura popular. "Es un juez con impulso, no se detiene ante nada", afirma el director de una importante emisora local. La creciente reputaci¨®n de Moro intimida incluso a los abogados defensores de los 13 empresarios a¨²n presos. "Tiene mucho respaldo en la justicia federal", reconoce Pedro Henrique Xavier, abogado de la constructora Galv?o Engenharia SA. En la comisar¨ªa de la polic¨ªa federal donde comparten celda y prestan declaraci¨®n los millonarios arrestados, los letrados se quejan a diario porque sus clientes no han abandonado la c¨¢rcel. Sin embargo, sus recursos de habeas corpus (contra detenciones arbitrarias) son sistem¨¢ticamente denegados. "Es un juez met¨®dico y con mucho empuje", concede otro de los abogados.
Poco se sabe sobre la vida privada de Sergio Moro que, pese a su juventud, es uno de los tres candidatos a ocupar la plaza que dej¨® Joaquim Barbosa en el Tribunal Supremo Federal (m¨¢xima autoridad judicial del pa¨ªs) este a?o. Casado y con dos hijos, Moro naci¨® en la localidad paranaense de Maring¨¢, donde estudi¨® Derecho antes de completar su formaci¨®n en la Universidad de Harvard (Estados Unidos). Doctor en Derecho, juez desde 1986 y tambi¨¦n profesor universitario, Moro se especializ¨® en delitos financieros y curs¨® su propio m¨¢ster pr¨¢ctico en el caso Banestado, un proceso judicial desarrollado entre 2003 y 2007 que culmin¨® con la condena de 97 personas por enviar remesas ilegales de divisas al exterior desde diversos bancos brasile?os. Uno de esos condenados era otro ciudadano paranaense llamado Alberto Youssef, cambista convertido hoy en eslab¨®n fundamental del caso Petrobras.
Moro ha alcanzado tambi¨¦n cierta notoriedad acad¨¦mica: su libro Delitos de lavado de dinero (2011) es una referencia nacional en la materia. El juez cooper¨® incluso con la jueza Rosa Weber en la fase final del caso Mensal?o (2005), en aquel momento el mayor caso de corrupci¨®n de la historia moderna brasile?a. Por todo ello, la Asamblea Legislativa del estado de Paran¨¢ prepara la concesi¨®n al juez del t¨ªtulo de Ciudadano Benem¨¦rito.
El expediente Lava Jato crece a medida que m¨¢s acusados (nueve) se suman a las delaciones premiadas, lo que extiende el p¨¢nico entre contratistas, pol¨ªticos, directivos de Petrobras y banqueros. El trabajo de Moro, de cualquier manera, tiene fecha de caducidad: la muy probable acusaci¨®n formal de cargos pol¨ªticos. Es un secreto a voces que la polic¨ªa federal est¨¢ tratando de retrasar la imputaci¨®n de pol¨ªticos, puesto que implicar¨ªa el traslado inmediato de la causa al Tribunal Supremo Federal, en Brasilia. "Moro va a seguir la pista del dinero, duela a quien duela", insiste otro fiscal; "el resto ya no depende de ¨¦l".
Es un secreto a voces que la polic¨ªa federal est¨¢ tratando de retrasar la imputaci¨®n de pol¨ªticos
Las cr¨ªticas a Moro se suman a los reproches que funcionarios del PT deslizaron durante la reciente campa?a electoral por filtraciones supuestamente interesadas. El abogado de la constructora UTC Alberto Zacharias Toron sostiene que Moro incurre en una forma de "extorsi¨®n de confesiones y delaciones". "Quien colabora es soltado. A quien no colabora se le decreta prisi¨®n preventiva", dice.
En su ya c¨¦lebre orden de detenci¨®n del d¨ªa 14, el juez alud¨ªa a declaraciones de la presidenta, Dilma Rousseff, y su contrincante del PSDB-MG, el senador A¨¦cio Neves, que durante la disputa electoral defendieron la continuaci¨®n de las investigaciones. Moro escribi¨®: "Las llamadas provenientes de dos de las mayores autoridades pol¨ªticas del pa¨ªs, ubicados en campos pol¨ªticos opuestos, confirman la necesidad de una respuesta institucional inmediata para detener el ciclo delictivo descubierto por las investigaciones, haciendo inevitable el remedio amargo, o sea, la prisi¨®n cautelar". Para muchos un h¨¦roe, para otros un "justiciero" inc¨®modo, nadie duda ya que el juez Moro tiene en sus manos parte del futuro inmediato de Brasil.
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