Miles de j¨®venes latinoamericanos dejan la oficina por el campo
Cada vez m¨¢s profesionales son atra¨ªdos por trabajos agr¨ªcolas bien remunerados y alejados de las presiones de la ciudad
A pocos kil¨®metros de una de las playas m¨¢s populares para los j¨®venes de Am¨¦rica Latina, un grupo de veintea?eros vive alejado de las discotecas, el surf y el bronceado. A pesar de eso, tienen buenos ingresos, manejan sus propios negocios y no sufren el estr¨¦s de las grandes ciudades.
Nacieron en estas tierras y ¨Cal contrario que sus padres, para quienes el campo fue un destino fatal- estos j¨®venes encontraron en la agricultura una verdadera vocaci¨®n. Y lo que es mejor, una oportunidad de labrarse un futuro profesional a largo plazo, a pesar de la intensa carga de trabajo.
"Todo es m¨¢s relajado, empezando por la ropa que usamos" dice Jilson Vargas, de 25 a?os. En alg¨²n momento tuvo un trabajo de oficina, pero tardaba media hora para ir y otra media hora para regresar por un camino de tierra. ¡°?Vestido de saco y corbata!¡±, apunta.
La vida le cambi¨® completamente cuando el grupo de j¨®venes rurales que participa Jilson finalmente fue capaz de comprar m¨¢quinas para darle vida a la producci¨®n de mimbre, que se utiliza en la fabricaci¨®n de cestas y muebles.
Ni ¨¦l ni su esposa Thaise tienen ganas de irse de este lugar, que est¨¢, por cierto, conectado a la red celular del pa¨ªs. Ellos saben que son protagonistas de una nueva tendencia que parece ir a contramano de lo que pasa en la regi¨®n y el pa¨ªs, donde el 80% de la poblaci¨®n vive en las ciudades.
Al mismo tiempo, la pareja asume que es cada vez m¨¢s necesario alentar a los j¨®venes a permanecer en el campo. Despu¨¦s de todo, depende de ellos - y sus hijos - cuidar de la producci¨®n de materias primas agr¨ªcolas utilizadas en todas las industrias.
Actualmente, 3 de cada 10 latinoamericanos dependen de la tierra para sobrevivir. En pa¨ªses como M¨¦xico y Per¨², se estima que el 20% de los j¨®venes trabajan en el campo. En Brasil, m¨¢s de una cuarta parte de la poblaci¨®n rural (8 millones) tiene entre 15 y 29 a?os.
El sue?o de los millennials
Tambi¨¦n est¨¢ en manos de los m¨¢s j¨®venes producir alimentos suficientes para alimentar a 9 mil millones de bocas en 2050. Se trata de un enorme desaf¨ªo, para el cual Josimar Sordi, de 23 a?os, est¨¢ feliz de contribuir.
Incluso antes de graduarse en zootecnia, ya ha tenido la oportunidad durante casi un a?o de manejar una peque?a planta de procesamiento de carne fundada por los Sordi y dos familias. De all¨ª salen veinte tipos de productos hacia los mercados de la regi¨®n.
"Esta f¨¢brica fue un proyecto m¨ªo y de un primo, que muri¨® a los 23 de la leucemia, un mes antes de realizar su sue?o", cuenta emocionado. "Trabaj¨¢bamos en un frigor¨ªfico y viv¨ªamos hablando de c¨®mo ser¨ªa nuestro negocio", a?ade.
Su historia evoca una de las caracter¨ªsticas presentes en las investigaciones sobre los millennials - la generaci¨®n que ahora tiene entre 20 y 30 a?os - y el mercado de trabajo: la competitividad y el deseo de crecer r¨¢pidamente en el empleo.
Y como el propio mismo Josimar apunta con orgullo, el campo cuenta con muchas posibilidades para el joven que quiere emprender, siempre que haya las condiciones, comenzando con la infraestructura: caminos, electrificaci¨®n rural, internet y la telefon¨ªa m¨®vil.
"Si el proceso de creaci¨®n de una empresa es caro y lleva mucho tiempo, los j¨®venes est¨¢n menos dispuestos a hacer negocios. Debemos facilitar tambi¨¦n los procesos de certificaci¨®n de productos y servicios", apunta el economista Diego Arias del Banco Mundial, que est¨¢ en frente del programa Santa Catarina Rural.
El programa, una asociaci¨®n entre el Banco y el gobierno del estado, es exactamente lo que ha permitido a emprendedores como Jilson y Josimar tener un proyecto de vida en el campo. Iniciativas similares est¨¢n teniendo grandes logros en lugares como Armenia, Camer¨²n, Malawi, Senegal y Sri Lanka.
Un brindis con jugo
Tambi¨¦n los datos del Banco Mundial muestran que la inversi¨®n en la agricultura no es cara si se toman en cuenta los beneficios para los agricultores: un aumento en los ingresos asociados con esta actividad es de entre 2 y 4 veces m¨¢s eficaz en la reducci¨®n de la pobreza que el crecimiento en otros sectores.
Con algunas inversiones y mucha persistencia los padres de Estevao y Leonardo Ferrari - de 23 y 21 a?os, respectivamente - han prosperado con s¨®lo 3 hect¨¢reas de tierra. Despu¨¦s de tratar de plantar todo, sin ¨¦xito, la familia asisti¨® a un programa de cr¨ªa de uva iniciada por la alcald¨ªa de la ciudad en 2001.
"Para nuestro padre, era la ¨²ltima oportunidad de hacer algo para trabajar aqu¨ª, por lo que se apresur¨® a dejar la vi?a lista y bien cuidada", recuerda Estevao. Los frutos se han adaptado tan bien que en tres a?os, la familia vendi¨® no s¨®lo las uvas a granel, sino tambi¨¦n el jugo.
Desde entonces, una serie de programas (incluyendo el SC Rural) ayud¨® al aumento de la siembra familiar a las actuales 4.000 vides, a proteger las uvas del fr¨ªo y enviar Leonardo estudiar enolog¨ªa en C¨¢diz, Espa?a. "Nuestro sue?o es comenzar la producci¨®n de vino", dice el muchacho.
Mientras se preparan, los hermanos regentan una tienda donde venden sus productos, incluyendo el jugo de uva. "Es popular entre los j¨®venes y los fans de la alimentaci¨®n saludable. Nuestro objetivo es hacer marketing hacia ese p¨²blico", dice Leonardo.
Y as¨ª, brindando con zumo natural - no con las bebidas t¨ªpicas de las fiestas urbanas -, cambiando la vida nocturna por una vida laboral precoz, ya son muchos los brasile?os que est¨¢n descubriendo los placeres de vivir, trabajar y tener una profesi¨®n lejos de las grandes ciudades. "Vengan a trabajar con nosotros", dice medio en broma Estevao en alusi¨®n a los j¨®venes en busca de una buena oportunidad de trabajo.
Mariana Kaipper Ceratti es productora online del Banco Mundial
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.