M¨¦xico, el Estado cuarteado
La debilidad del pa¨ªs se refleja hoy en d¨ªa en una extendida corrupci¨®n que ha socavado el sistema policial y judicial
El Gobierno mexicano recientemente ha anunciado uno de los mayores recortes del gasto p¨²blico en su historia. M¨¢s grave a¨²n, el director del Banco de M¨¦xico, Agust¨ªn Carstens, se?al¨® que la cirug¨ªa fiscal podr¨ªa durar varios a?os por efecto de la ca¨ªda del precio del petr¨®leo. Esto se debe al hecho de que el Estado mexicano depende del oro negro por casi un tercio de sus ingresos ordinarios y refleja la enorme dificultad del Gobierno por liberarse de la adicci¨®n al petr¨®leo debido al defectuoso sistema fiscal vigente.
La crisis hacendaria mexicana requiere una explicaci¨®n profunda ya que representa un grave obst¨¢culo para el futuro desarrollo de una naci¨®n de gran peso en el mundo hispanoamericano. Por ello resulta de especial inter¨¦s la reciente publicaci¨®n del libro del economista Tom¨¢s Piketty, El capital en el siglo XXI, que acaba de ser traducido al espa?ol por la editorial mexicana de Fondo de Cultura Econ¨®mica y que est¨¢ resultando un extraordinario ¨¦xito de ventas. Esta obra ofrece un gran panorama hist¨®rico de las reformas fiscales en el progreso o retroceso de las sociedades modernas. En una reciente visita a M¨¦xico, Piketty llen¨® auditorios de la academia y la banca en la ciudad de M¨¦xico y en la Feria del Libro de Guadalajara, y su obra promete convertirse en libro de cabecera de algunos cursos de econom¨ªa a futuro.
Pero cabe preguntar por qu¨¦ las tesis de Piketty son pertinentes para aclarar aspectos clave de la actual crisis en M¨¦xico. El autor argumenta que un sistema fiscal progresivo ha sido esencial a la prosperidad y equidad en las naciones avanzadas desde hace casi ochenta a?os. De ello depende el Estado de bienestar. Pero para que sea progresivo requieren sostenerse los impuestos sobre la renta, los cuales fueron seriamente debilitados en Estados Unidos y Gran Breta?a desde 1980 a ra¨ªz de las estrategias adoptadas por las administraciones conservadoras de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que han dejado un legado duradero. Hoy en d¨ªa sigue la batalla en la pol¨ªtica, la academia y los medios de comunicaci¨®n entre aquellos que abogan por reducir a¨²n m¨¢s los impuestos a los ingresos de las mayores fortunas y aquellos que reclaman nuevas reformas fiscales progresistas.
El caso de M¨¦xico es uno de los m¨¢s flagrantes ejemplos de inequidad fiscal: las mayores fortunas pagan menos impuestos que en cualquier otro pa¨ªs de Am¨¦rica Latina
El caso de M¨¦xico es uno de los m¨¢s flagrantes ejemplos de inequidad fiscal. Las mayores fortunas y empresas pagan menos impuestos al Estado que en cualquier otro pa¨ªs de Am¨¦rica Latina. Para suplir esta falta de fondos, el Gobierno ha recurrido tradicionalmente al petr¨®leo pero tambi¨¦n grava a los llamados contribuyentes cautivos, en su gran mayor¨ªa trabajadores de f¨¢bricas y comercios adem¨¢s de una gran masa de empleados estatales en todas las esferas de la administraci¨®n, incluyendo a maestros de primaria y secundaria, enfermeras, m¨¦dicos del seguro social, profesores universitarios y de institutos. Por otra parte, existen amplias franjas de la sociedad que viven de la econom¨ªa informal y que suelen ser tan pobres que dif¨ªcilmente pueden fiscalizarse.
A pesar de la apariencia de la fortaleza que suelen proyectar los discursos de altos mandos del gobierno mexicano, la verdad es que cada d¨ªa es m¨¢s perceptible su debilidad fiscal subyacente. Ello contribuye a la creciente preocupaci¨®n por el futuro y da pie a considerar que estamos en presencia de un Estado cuarteado para usar una expresi¨®n menos despectiva que la de Estado fallido que utilizan los polit¨®logos norteamericanos. La debilidad del Estado mexicano se refleja hoy en d¨ªa en una extendida corrupci¨®n que ha socavado el sistema policial y judicial as¨ª como en la incapacidad por enfrentar con eficacia a los carteles de la droga, o por reducir la marginaci¨®n de amplias capas sociales y el empobrecimiento de los sistemas educativos y de salud p¨²blica, especialmente en las zonas rurales pero tambi¨¦n en muchos barrios pobres de las grandes ciudades.
El fracaso en llevar a cabo reformas fiscales ha sido el factor fundamental en generar fracturas sociales y econ¨®micas que han cuarteado el Leviat¨¢n mexicano, descrito por Octavio Paz en su pol¨¦mico ensayo El ogro filantr¨®pico, pero de manera m¨¢s reciente y actualizada por Lorenzo Meyer en sus libros y ensayos que develan los laberintos del poder de un r¨¦gimen que ¨¦l caracteriza como la democracia autoritaria.
Pese a la apariencia de la fortaleza que proyectan los discursos de altos mandos del Gobierno, cada d¨ªa es m¨¢s perceptible su debilidad fiscal?
Salir del atolladero en el cual se encuentra el Estado mexicano requiere una serie de grandes cambios en lo referente al manejo fiscal, pero hoy en d¨ªa son de muy dif¨ªcil realizaci¨®n. Puede sugerirse que se han presentado dos momentos clave a lo largo del ¨²ltimo medio siglo cuando se hubieran podido llevar a cabo reformas fiscales integrales. La primera se dio en 1962, en plena ¨¦poca dorada de la hegemon¨ªa del PRI, cuando el todopoderoso secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, acept¨® considerar una propuesta de reforma impositiva profunda que hab¨ªa sido redactada por los distinguidos economistas Nicol¨¢s Kaldor y Victor Urquidi, pero el ministro finalmente resolvi¨® hundirla. La idea de incrementar de manera gradual pero sostenida el impuesto sobre la renta, especialmente sobre los sectores acaudalados y las empresas, fue discutida y rechazada dentro de las oficinas de Hacienda y luego enterrada por el Congreso. La oportunidad era id¨®nea para actuar debido a la prosperidad reinante y el monopolio del poder que ejerc¨ªa el PRI. Este fracaso de reforma fiscal tuvo como consecuencia que en los a?os de 1970, el Gobierno se echase en brazos de los banqueros internacionales para obtener m¨¢s de 60.000 millones de d¨®lares en pr¨¦stamos, al tiempo que se petrolizaban los ingresos ordinarios del Gobierno federal a ra¨ªz del auge del oro negro en el Golfo de M¨¦xico.
La segunda gran oportunidad para poder reformar el fisco se produjo en 2001, despu¨¦s de la elecci¨®n a la presidencia de Vicente Fox, del PAN. El secretario de Hacienda, Francisco Gil, fracas¨® en llevar a cabo una reforma fiscal que hab¨ªa anunciado con bombos y platillos por un p¨¦simo manejo pol¨ªtico de las negociaciones. Las condiciones eran aptas para realizar una verdadera reforma de las finanzas p¨²blicas que acompa?ase a la transici¨®n pol¨ªtica que hab¨ªa sido resultado del hundimiento del PRI en las urnas. Pero tanto la transici¨®n democr¨¢tica como las reformas propuestas fueron malogradas. La falta de reformas implic¨® que, desde 2002, el Gobierno ha recurrido cada vez m¨¢s al petr¨®leo para suplir sus d¨¦ficits. Mientras tanto, las grandes fortunas y las mayores corporaciones han disfrutado de un verdadero para¨ªso fiscal ?en su propio pa¨ªs! En este sentido, puede sostenerse que el fracaso en M¨¦xico de llevar a cabo las reformas impositivas requeridas, como las que reclama Piketty, constituye uno de los secretos de fondo que explican tanto la enorme desigualdad de ingresos en el pa¨ªs como su actual y profunda crisis fiscal.
Carlos Marichal Salinas es profesor del Colegio de M¨¦xico.
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