El precio de la desesperaci¨®n
Las mafias ajustan sus precios en funci¨®n de la nacionalidad de los migrantes que anhelan llegar a Europa
Una lancha se acerca a toda velocidad a las costas de la isla griega de Lesbos. En el m¨¢stil ondea una bandera norteamericana. Lo conduce un musculoso hombre con gafas de sol y gorra acompa?ado de un joven. Aunque finjan serlo, no se trata de turistas, sino de traficantes con 15 somal¨ªes a bordo. La operaci¨®n ha de ser r¨¢pida para que los guardacostas griegos no los intercepten. Les esperar¨ªan hasta 15 a?os de c¨¢rcel. Con el motor en marcha, obligan a los migrantes a saltar al agua en una rocosa zona oculta por la vegetaci¨®n. Nerviosos y sin mirar atr¨¢s emprenden la huida, arrastrando consigo a un joven cuyo pie se ha quedado enganchado en la proa. Ante los gritos desesperados de los compa?eros, los traficantes reculan. El pie del joven, que lucha por sacar la cabeza del agua, ser¨¢ por fin liberado.
Estos traficantes han cruzado los 14 kil¨®metros que separan la costa turca de la griega en 15 minutos. ¡°Salimos hace un mes de Somalia, a trav¨¦s de Kenia, Ir¨¢n hasta llegar a Turqu¨ªa¡±, logra decir entre jadeos Mohamed, uno de los migrantes a bordo. En cuarto de hora, los traficantes se han embolsado 17.500 euros, a 1.160 por cabeza. Un negocio que puede proporcionarles ganancias de hasta cuatro millones de euros por mes, nutri¨¦ndose de la desesperaci¨®n de los que huyen. Por ejemplo, un traficante que env¨ªa tres barcas al d¨ªa a Lesbos con una media de 50 pasajeros cada una, algo habitual como ha podido comprobar este peri¨®dico.
Grecia ha registrado 156.000 migrantes en lo que va de a?o, por 32.000 en todo el 2014
Avistar a un traficante hoy es dif¨ªcil. Temerosos de los guardacostas turcos y griegos, la mayor¨ªa env¨ªan las pateras sin patr¨®n. En lo que va de a?o, la polic¨ªa griega ha detenido a 727 traficantes, tan s¨®lo 100 m¨¢s que el a?o anterior, mientras que el n¨²mero de migrantes registrados ha pasado de 32.000 a 156.000. Hamzi el Baradi desembarcaba de una balsa pocos minutos despu¨¦s. Huyendo de Siria con su hijo recurri¨® a un traficante.
Esmirna, en la costa turca, se ha convertido en uno de los epicentros del negocio. Como si de una agencia de viajes se tratara, en la plaza de Basma, los mediadores van a la caza de migrantes compitiendo en precios. ¡°Negoci¨¦ 1.000 euros para m¨ª y 600 para mi hijo de 10 a?os¡±, cuenta el Baradi. ¡°Nos condujeron durante cuatro horas en una furgoneta hacinados con otras 45 personas hasta Estambul. De all¨ª nos llevaron a un lugar en la costa donde hab¨ªa tres zodiacs aparcadas. Zarpamos una vez los informadores llamaron diciendo que el camino estaba libre de guardacostas¡±. Tras cuatro a?os como refugiados en L¨ªbano sin obtener reasentamiento en Europa, los Baradi optaron por esta peligrosa ruta, pero su ¨²nica alternativa.
Los afganos pagan 750 euros, los sirios 1.000
Desbordados por la demanda, los traficantes hacinan a sus clientes. En el interior de las decenas de zodiacs que flotan estos d¨ªas en las costas griegas como restos del viaje se lee: ¡®ocupaci¨®n m¨¢xima 13 personas¡¯. Los pescadores locales aseguran que cargar m¨¢s de 35 personas es receta segura para un naufragio. En ellas meten hasta 65. Dos semanas atr¨¢s, mor¨ªan seis personas ahogadas. Otras cinco lo hac¨ªan en una furgoneta huyendo de la polic¨ªa turca. Los precios var¨ªan seg¨²n el pa¨ªs de origen. Los somal¨ªes y afganos, con menos poder adquisitivo, pagan de 750 a 900 euros. Los sirios, 1.000. Pocos podr¨¢n pagar los 1.160 a 1.300 que exigen las lanchas, cuyo recorrido es cuatro veces m¨¢s r¨¢pido que en patera. Su ¨²nica inversi¨®n son los salvavidas, un bid¨®n de gasolina y la balsa con motor.
¡°Negoci¨¦ 1.000 euros para m¨ª y 600 para mi hijo de 10 a?os¡±, cuenta el sirio Hamzi Baradi
Escatimando recursos, es com¨²n que el motor se pare en medio del mar, la balsa se desinfle o simplemente el carburante se agote. Una patera lleva 30 minutos a la deriva. Ante las prisas de los traficantes, la familia de los Nasser ha quedado dividida en dos pateras. Angustiados, observan desde Lesbos un punto inm¨®vil en el mar. Sus hijos arriban en tierra firme una hora despu¨¦s, relatando c¨®mo sin combustible, los j¨®venes tuvieron que tirarse al agua y empujar la balsa. ¡°Los mediadores son afganos, somal¨ªes o sirios, pero los que mandan, los que realmente hacen el dinero, tienen sus oficinas en Estambul¡±, arremete Mohammed el Homsi, abogado sirio refugiado reci¨¦n llegado.
En las costas griegas, otro peque?o negocio comienza a surgir. Nada m¨¢s golpear las rocas, pescadores locales se lanzan primero a evacuar a los beb¨¦s, luego a desmembrar las barcazas para aprovechar el material. Los motores de zodiacs apenas valen un pu?ado de euros hoy en las islas. En los pa¨ªses de origen, los falsificadores de pasaportes tambi¨¦n hacen su agosto, cobrando de 200 a 1.000 euros seg¨²n relatan los que llegan.
Una vez en Grecia, los grupos de migrantes se dirigen al norte. De nuevo, habr¨¢n de recurrir a los traficantes para sortear los controles fronterizos con Macedonia. Rutas que llevan a?os funcionando seg¨²n Damil Esdras, responsable de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) en Grecia: ¡°La red de traficantes est¨¢ bien implantada. Antes ven¨ªan albaneses y serbios, hoy salen sirios, afganos y somal¨ªes¡±.
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