El providencial desembarco del Papa
El perfil del Santo Padre es cercano al pretendido por Barack Obama y Ra¨²l Castro
La Iglesia cat¨®lica cubana recibir¨¢ al papa argentino Francisco m¨¢s esperanzada que nunca porque su sensibilidad es latinoamericana, no har¨¢ falta traducirle, ni en p¨²blico ni en privado, y se ha implicado en la pacificaci¨®n de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, imprescindible para el crecimiento eclesial en feligres¨ªa, espacio y medios. La renuncia al activismo pol¨ªtico ha sido fundamental en la progresi¨®n del catolicismo en el pa¨ªs caribe?o: el episcopado fortaleci¨® su interlocuci¨®n con el Gobierno de Ra¨²l Castro al enfriar su relaci¨®n con los disidentes. Puede recibir fondos del extranjero, recuper¨® decenas de propiedades confiscadas y en las afueras de La Habana se construye la primera iglesia desde el triunfo de Fidel Castro en 1959. La instituci¨®n religiosa ayuda en hospitales, cuida enfermos mentales y ancianos, y organiza cursos de capacitaci¨®n y emprendimiento empresarial. Desear¨ªa catequizar en libertad, una emisora de radio, administrar escuelas privadas y una presencia sistem¨¢tica en los medios de comunicaci¨®n oficiales pero, de momento, es pedir peras al olmo.
La Iglesia cat¨®lica cubana fue diezmada a partir del a?o cero con cargos de contrarrevoluci¨®n, colaboraci¨®n con el enemigo o a las bravas. Los templos fueron convertido en museos y auditorios, y s¨®lo en septiembre de 1961, un total 131 sacerdotes de las seis di¨®cesis embarcaron en el Covadonga rumbo a Espa?a. ¡°En esa ¨¦poca la persecuci¨®n fue dura por parte del Gobierno. Ten¨ªamos 700 sacerdotes para atender a seis millones de fieles¡±, declar¨® en su d¨ªa monse?or Agust¨ªn Rom¨¢n (1928-2012), tambi¨¦n expulsado. ¡°Las expulsiones comenzaron con la excusa de que eran extranjeros. El plan era limitar el clero a 200 sacerdotes con lo cual, seg¨²n pensaban ellos, se debilitar¨ªa la Iglesia hasta extinguirse¡±.
No desapareci¨® porque opt¨® por la hibernaci¨®n y el empeque?ecimiento durante decenios para cumplir con la taxativa recomendaci¨®n del papa Juan XXIII al conocer las penalidades del clero isle?o: ¡°?Las relaciones diplom¨¢ticas no se interrumpen nunca!¡±. Para ello, su Iglesia debi¨® resignarse a las concesiones gubernamentales, escalonadamente generosas conforme el episcopado se distanciaba de los grupos opositores y de las pol¨ªticas estadounidenses encaminadas a fomentar sublevaciones en Cuba. En su visita a la isla, en 1998 y 2012, respectivamente, los conservadores Juan Pablo II y Benedicto XVI aceptaron la hoja de ruta de los tambi¨¦n conservadores obispos cubanos, partidarios de la aquiescencia con el castrismo y de las calladas gestiones en la excarcelaci¨®n de presos pol¨ªticos. Convinieron en que el martirologio hubiera sido poco rentable. Igual ocurrir¨¢ con el papa argentino.
El notarial desembarco de Francisco en la distensi¨®n entre EE UU y Cuba se antoja providencial pero no sublime, pues ni Dios ni el diablo hubieran podido sentarlos en la misma mesa de no haberse impuesto en las dos naciones la necesidad de hacerlo. El perfil del Santo Padre es cercano al pretendido por Barack Obama y Ra¨²l Castro en un fedatario porque coincide en algunos asuntos con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n aplaudida por Cuba y es lejano al conservadurismo del episcopado norteamericano afecto a las tesis del partido republicano. Los obispos conf¨ªan en que si los pa¨ªses dejan de guerrear y desaparece el enemigo externo como justificante, el Gobierno puede levantar obst¨¢culos al crecimiento de la Iglesia de Cristo en un pa¨ªs mayoritariamente cat¨®lico pero trufado por el sincretismo religioso. Las reticencias no son pocas puesto que sectores del partido comunista de Cuba perciben a los cat¨®licos como incompatibles con el laicismo revolucionario y susceptibles de constituirse en quinta columna con el viento a favor.
La estrategia de la Iglesia no ha cambiado desde que se multiplicaron los canales de comunicaci¨®n con el Gobierno, que el Papa tratar¨¢ de ampliar. El objetivo es agrandar las concesiones, reconstruir la infraestructura en templos, seminarios y lugares de culto, rejuvenecer la plantilla de curas y monjas y sumar laicos. Probablemente lograr¨¢ avances porque las relaciones se encuentran en un ¡°buen nivel¡±, seg¨²n fuentes oficiales, pero a costa de debilitar su interlocuci¨®n con la feligres¨ªa cat¨®lica disidente, seg¨²n sus representantes.
No obstante, la normalizaci¨®n entre EE UU y Cuba y el advenimiento de Francisco recondujeron algunos discursos opositores hacia la introspecci¨®n. ¡°Cuba est¨¢ necesitada de cambios y libertad. La libertad no la va a traer el Papa pues no es un libertador. Los cambios tampoco, estos deben ocurrir dentro de Cuba y tenemos que buscarlos los cubanos¡±, declar¨® a la agencia Efe Berta Soler, l¨ªder de las Damas de Blanco.
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