Pakist¨¢n suspende el ahorcamiento de un paral¨ªtico al no saber c¨®mo colgarlo
Al menos 240 personas han sido ejecutadas desde la reinstauraci¨®n de la pena de muerte
Las autoridades penitenciarias de Faisalabad, una ciudad del este de Pakist¨¢n, han suspendido la ejecuci¨®n de Abdel Basit, prevista para primera hora de este martes, porque no sab¨ªan c¨®mo proceder. Seg¨²n las normas de la c¨¢rcel, el reo debe caminar hasta el cadalso, pero el hombre, que se encuentra paralizado de la cintura para abajo, necesita una silla de ruedas para moverse. Lo peor es que intentaron hacerle andar para llevar a cabo la sentencia. En vano, claro est¨¢.
¡°Cuando el responsable judicial vino para el ahorcamiento, estos tipos [en referencia a los carceleros] intentaron que se pusiera en pie en el cadalso¡ no fue posible, as¨ª que el magistrado pospuso la ejecuci¨®n¡±, ha relatado a Reuters Wassam Waheed, un portavoz de Justice Project Pakistan, un grupo que ofrece asistencia letrada a los m¨¢s desfavorecidos.
Amnist¨ªa Internacional (AI) hab¨ªa pedido el lunes que se suspendiera la sentencia ante la especial crueldad del caso. ¡°En lugar de debatir c¨®mo ejecutar a un hombre en una silla de ruedas, las autoridades de Pakist¨¢n debieran conceder un indulto a Abul Basit¡±, declar¨® Sultana Noon, una de las investigadoras de la organizaci¨®n para ese pa¨ªs. No obstante, el Tribunal Supremo confirm¨® la pena el lunes, aunque solo si se pod¨ªa llevar a cabo de acuerdo con las normas penitenciarias.
La (tr¨¢gica) an¨¦cdota pone de relieve una vez m¨¢s el lamentable estado del sistema legal y penitenciario paquistan¨ª. De acuerdo con la informaci¨®n facilitada por Justice Project, Basit, de 43 a?os, fue declarado culpable en 2009 del asesinato del t¨ªo de la mujer con la que manten¨ªa una relaci¨®n. Al a?o siguiente se qued¨® paral¨ªtico al contraer una meningitis que no fue tratada correctamente en la c¨¢rcel.
Las organizaciones de derechos humanos conf¨ªan en que su caso sirva para alertar de lo que ha significado el restablecimiento de la pena de muerte en Pakist¨¢n el pasado diciembre. Despu¨¦s de seis a?os de moratoria, el Gobierno decidi¨® recurrir a esa medida tras el brutal atentado en el que los talibanes mataron a 132 escolares en Peshawar. Desde entonces al menos 240 personas han sido ejecutadas, seg¨²n AI, lo que convierte a ese pa¨ªs en uno de los tres con m¨¢s ejecuciones del mundo, despu¨¦s de China e Ir¨¢n.
M¨¢s preocupante a¨²n, hay 8.000 condenados a muerte esperando que se cumpla la sentencia, la mayor¨ªa por asesinato no por v¨ªnculos con grupos terroristas. Adem¨¢s, las familias a menudo denuncian que han sido acusados falsamente y son demasiado pobres para pagar abogados o sobornar a los funcionarios.
Tal es tambi¨¦n el caso de Basit, que siempre ha negado la imputaci¨®n y su familia asegura que su abogado cobr¨® dinero de quienes le acusaban. M¨¢s grave a¨²n, la polic¨ªa paquistan¨ª rara vez utiliza pruebas para respaldar sus detenciones, sino que se basa en el testimonio oral, f¨¢cilmente manipulable. Los activistas tambi¨¦n se?alan que la tortura durante la detenci¨®n es rutinaria.
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