¡°El chavismo se convirti¨® en una estafa monumental¡±
El escritor m¨¢s reconocido en Venezuela prev¨¦ una victoria masiva de la oposici¨®n
Leonardo Padr¨®n (Caracas, 1959) es el escritor m¨¢s reconocido por el gran p¨²blico en Venezuela. Poeta, escritor de telenovelas y pel¨ªculas, presentador de espect¨¢culos teatrales, cronista y conductor de un exitoso ciclo de entrevistas radiales ¨CLos imposibles- que pueden ser le¨ªdos como el retrato de un pa¨ªs que tambi¨¦n colecciona peque?as glorias. El chavismo lo considera uno de sus principales adversarios, pero ¨¦l parece no reparar mucho en esa circunstancia. La sumisi¨®n al autoritarismo y el ejercicio de la intolerancia no est¨¢n en el dec¨¢logo de sus principios.
Pregunta: ?Qu¨¦ cree que va a pasar en las elecciones parlamentarias?
Respuesta. Todo apunta a una victoria masiva de la oposici¨®n, pero hace tiempo perdimos cualquier rasgo de ingenuidad. Sabemos que el r¨¦gimen desplegar¨¢ todo su arsenal de estrategias il¨ªcitas para torcer la voluntad del electorado, inflar resultados, desalojar a testigos de mesa de la oposici¨®n, intimidar electores, manipular el voto asistido, y chantajear a la masiva poblaci¨®n humilde que depende, muchas veces, de sus alevosas d¨¢divas. Entiendo que en esta oportunidad la oposici¨®n ha sabido blindarse mejor. Pero la violaci¨®n de las normas electorales va a ocurrir. Que no nos quepa duda. Nos toca ser los m¨¢s severos guardianes de la legalidad. Debemos ser r¨ªgidos en la denuncia y soluci¨®n de cualquier atropello. Ya basta. Es inadmisible volver a tolerar un m¨ªnimo gesto de trampa electoral.
P. Hace poco citaba en un art¨ªculo una frase de Eduardo Galeano, figura tutelar del chavismo. ¡°Qu¨¦ ser¨ªa del poder sin el miedo¡±. ?Cu¨¢nto ha contribuido la difusi¨®n del miedo para que el Gobierno se mantenga en el poder?
Sabemos que el r¨¦gimen desplegar¨¢ todo su arsenal de estrategias il¨ªcitas para torcer la voluntad del electorado
R. El miedo ha sido una de las herramientas pol¨ªticas m¨¢s eficaces de la revoluci¨®n bolivariana. En el manual de procedimientos de los sistemas totalitarios el miedo es un cl¨¢sico. Y aqu¨ª, en Venezuela, lo han conjugado en todas sus variantes. Los medios de comunicaci¨®n que no logran comprar los hostigan a veces hasta la ruina. Los ciudadanos que ejercen el disenso son amenazados. Los tuiteros excesivamente irreverentes son encarcelados. Los l¨ªderes pol¨ªticos son inhabilitados, arrinconados hacia la c¨¢rcel o el exilio. Los seguidores del chavismo, ante cualquier posibilidad de quitarse la camisa roja de su ideolog¨ªa, son alertados con ser execrados de los beneficios sociales que reciben. Los colectivos armados recorren las ciudades rugiendo violencia. El presidente Maduro se ha hecho experto ladrando amenazas en cada cadena nacional de una manera inaceptable. Es uno de los pocos argumentos que les queda. Y se les est¨¢ devolviendo como un bumer¨¢n ali?ado de justicia po¨¦tica. Ahora el miedo habita en ellos.
P. ?La difusi¨®n del miedo como pol¨ªtica de Estado, la inseguridad personal y la escasez han cambiado el modo de ser de los venezolanos? ?Es reversible ese cambio en el modo de relacionarse entre compatriotas?
R. Sin duda. El venezolano es ahora un ciudadano minado por la incertidumbre y la desaz¨®n. Hasta los actos m¨¢s dom¨¦sticos est¨¢n signados por esos rasgos. Ahora somos m¨¢s inseguros, m¨¢s fr¨¢giles, m¨¢s inconsistentes ante la noci¨®n del futuro como posibilidad. Revertir esa sensaci¨®n es, no s¨®lo posible, sino urgente. No hay pa¨ªs que avance con un clima tan abrumador de depresi¨®n. Pero es cuesti¨®n de reordenar las reglas de juego. Lo que le toca a la clase dirigente pol¨ªtica y a los propios ciudadanos es un exigente ejercicio de lucidez. Para reconstruir a este pa¨ªs nos necesitamos todos, sin excepci¨®n.
P. ?C¨®mo imagina el final de este largo culebr¨®n venezolano?
R. Ni el m¨¢s delirante de los guionistas puede predecir el resultado de esta terrible turbulencia que atraviesan hoy los venezolanos. Tenemos una larga temporada palpando los s¨ªntomas cl¨¢sicos de una historia que se aproxima a su fin. Cada vez hay m¨¢s elementos en el c¨®ctel dram¨¢tico. Pareciera que el mal ha agotado sus recursos, pero recordemos que la especie humana posee una rica imaginaci¨®n que puede servir para la creaci¨®n o la destrucci¨®n. En todo caso, nunca como en este diciembre de 2015 se hab¨ªa percibido tan n¨ªtidamente esta sensaci¨®n de historia que se acaba.
Tenemos una larga temporada palpando los s¨ªntomas cl¨¢sicos de una historia que se aproxima a su fin
P. ?Qu¨¦ ha perdido usted en todos estos a?os?
R. He perdido lo mismo que millones de ciudadanos. Las coordenadas de una vida normal, la libertad creativa en mi trabajo en los medios (sobre todo en la televisi¨®n), he perdido ciudad, noche, intemperie, sosiego, la vida de amigos y compa?eros de trabajo asesinados por la inseguridad, innumerables derechos ciudadanos, y a la vez he ganado la animadversi¨®n de los radicales de uno y otro bando, las amenazas personales del presidente de la Rep¨²blica, he vivido amenazas de muerte, el hackeo de mis cuentas personales y redes. En fin, he perdido calidad de vida, pero no es nada comparado con otros, muchos otros, que sencillamente han perdido la vida.
P. Hace ya cuatro a?os que no se exhibe una telenovela suya en los canales venezolanos. ?A qu¨¦ responde ese silencio?
R. El argumento del canal de televisi¨®n para el cual trabajo (Venevisi¨®n) es que no hay dinero para acometer la producci¨®n de tantas novelas. Hace dos a?os entregu¨¦ una telenovela de 120 cap¨ªtulos y est¨¢ engavetada, sin embargo otros compa?eros -de baj¨ªsimo perfil pol¨ªtico- han visto luz verde con sus trabajos. Podr¨ªa ponerme suspicaz, ?no? De hecho, me consta que en el noticiero del canal estoy vetado por mi posici¨®n cr¨ªtica.
P. Ese silencio ha sido relativo. En los ¨²ltimos a?os usted se ha revelado como un cronista exitoso. ?Qu¨¦ registros distintos al de la poes¨ªa o las telenovelas ha podido alcanzar con la cr¨®nica?
R. Cuando te silencian por un lado, no queda otra que ensayar otros c¨®digos de comunicaci¨®n. La p¨¢gina que tengo a mi disposici¨®n quincenalmente en El Nacional (un peri¨®dico seriamente amenazado por el r¨¦gimen) me ha permitido exponer mis criterios, luchar contra la desmemoria colectiva, hacer un registro -en modo de cr¨®nica- de las penurias de estos tiempos. No ha dejado de sorprenderme la necesidad que tiene la gente de conseguir interlocutores de su desaz¨®n.
P. El chavismo en sus inicios represent¨® una mesi¨¢nica esperanza de cambio para la sociedad venezolana. ?Qu¨¦ representa hoy d¨ªa?
R. El chavismo se convirti¨® en una estafa monumental. Nos prometieron el para¨ªso perdido y solo nos han entregado ruina, miseria y violencia. Han sido los grandes gestores de una escuela de odio y resentimiento que ha cultivado los peores estamentos de la lucha de clases. Es una haza?a oscura haber convertido a una naci¨®n tan llena de recursos como Venezuela en la indigente de la regi¨®n. Somos el mejor ejemplo de c¨®mo una ideolog¨ªa trasnochada puede arruinar a un pa¨ªs petrolero en pleno siglo XXI. Nos hemos convertido en el cap¨ªtulo m¨¢s bochornoso de la historia pol¨ªtica contempor¨¢nea de Latinoam¨¦rica. Pero pareciera que estamos a punto de iniciar el fin de la pesadilla.
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