Lisboa no es ciudad para discapacitados
Salvador Mendes de Almeida se moviliza para acabar con el h¨¢bito lisboeta de aparcar sobre las aceras
En su parabrisas descubre un papelito pegado que dice: ¡°Golpe¨¦ su coche, tel¨¦fono 91389355¡±. El conductor, con cara de cabreo, revisa la impecable carrocer¨ªa de su autom¨®vil, aparcado sobre la acera. No aprecia desperfecto alguno, a¨²n as¨ª llama al tel¨¦fono que le han dejado. ¡°Tengo un aviso de que ha golpeado mi coche. ?Es usted?¡± ¡°S¨ª, s¨ª, fui yo, ahora bajo¡±, le responden. El conductor resopla, como diciendo ¡®hay que tener cara¡¯, se impacienta con la espera, incluso empieza a dudar, pero finalmente aparece. Al verle, la cara del conductor pasa de la indignaci¨®n a la verg¨¹enza. Tiene delante a Salvador Mendes de Almeida, tetrapl¨¦jico, que ha llegado hasta all¨ª en su silla de ruedas tras sortear los obst¨¢culos cotidianos que le pone su ciudad, Lisboa, y sus conductores, que acostumbran a aparcar sobre las aceras con total impunidad. La escena forma parte de un v¨ªdeo grabado en una calle de Lisboa con el que se pretende inculcar civismo a los conductores.
¡°Tenemos las mejores leyes del mundo, pero no se cumplen¡±, explica el fundador de la asociaci¨®n Salvador, dedicada desde 2008 a la integraci¨®n de personas con deficiencias de movilidad. Mendes de Almeida no exculpa a nadie de la situaci¨®n. ¡°Los pol¨ªticos son s¨²per sensibles, te aplauden, te dicen a todo que s¨ª, te llevan en sus campa?as electorales, pero luego en los problemas del d¨ªa a d¨ªa, somos la ultima de sus preocupaciones; pero tampoco se implican como debieran las personas con problemas de movilidad, que en Portugal son un mill¨®n y en Europa 120 millones con movilidad condicionada¡±.
En cuatro d¨ªas, el v¨ªdeo ha sido visto por mill¨®n y medio de personas, el 10% de los ciudadanos portugueses. ¡°Las reacciones de los conductores al verme llegar fueron de los m¨¢s curiosas; todos dec¨ªan que no lo volver¨ªan a hacer, que fueron s¨®lo cinco minutos. Es lo que pretendemos, que haya una sensibilizaci¨®n de los problemas que tenemos cuando nos esforzamos en salir a la calle, porque tenemos que salir a la calle. Si no salimos,no vamos a la escuela, tenemos menos cultura y menos peso en la sociedad. Quedamos marginados para siempre. Es lo que sucede con la mayor¨ªa", explica Mendes. "Solo un 2% de las personas con deficiencias tiene una vida social activa.¡±
Si la vida de las personas con problemas f¨ªsicos es dif¨ªcil, en Lisboa m¨¢s. ¡°Es una de las ciudades europeas con peores accesos. Apenas una cuarta parte de las paradas de metro son accesibles, y en estas es frecuente que no funcione el ascensor. En las l¨ªneas de autobuses la situaci¨®n es algo mejor en los ¨²ltimos a?os, y agradecemos que hayan puesto 50 taxis accesibles¡±.
Aparte de simposios de investigaci¨®n sobre m¨¦dula ¨®sea y los programas de sensibilizaci¨®n social como el v¨ªdeo, el 70% de la actividad de la asociaci¨®n se dedica a la integraci¨®n de las personas en la sociedad. ¡°La ayuda del Estado tarda en llegar entre dos y tres a?os, un tiempo en que la persona con deficiencia se tiene que quedar en casa a la espera de una rampa en el edificio. Adem¨¢s el Estado no subvenciona las obras en el piso, como cambiar un ba?o, y ah¨ª es donde ayudamos nosotros¡±.
Mendes sufre a diario los problemas: ¡°Ayer tard¨¦ 50 minutos en encontrar un restaurante accesible en la principal plaza de Lisboa. Fui a tres y no pude entrar en ninguno. Hace falta mucha fuerza de voluntad para salir a la calle. En la asociaci¨®n inculcamos que vale la pena vivir en nuestro estado, pero hay que crear condiciones para que eso sea verdad¡±.
Lisboa tiene todas las condiciones legales, pero ninguna se cumple. ¡°Desde 1998 hay una ley que obliga a que todos los espacios p¨²blicos y todas las obras nuevas sean accesibles, pero luego se aplaz¨® su cumplimiento a 2003, despu¨¦s a 2008 y ahora para no s¨¦ cu¨¢ndo. As¨ª es muy dif¨ªcil que tengamos una vida activa en la sociedad¡±.
Inculcamos que vale la pena vivir en nuestro estado, pero hay que crear condiciones para que eso sea verdad
Un caso aparte es el h¨¢bito lisboeta de aparcan sobre las aceras impidiendo el paso no solo a sillas de ruedas sino a padres con sus carritos de beb¨¦s o a cualquier viandante. Seis de cada 10 conductores de la ciudad reconocen esta mala costumbre, como se describe en el v¨ªdeo de Salvador, fomentada por la pasividad policial y la del ayuntamiento. Salvador Mendes env¨ªa un mensaje de esperanza: ¡°las personas son cada d¨ªa m¨¢s sensibles, tenemos las leyes, solo falta la fiscalizaci¨®n¡±.
El fundador de la asociaci¨®n recuerda que Lisboa es un caso especial -como mal ejemplo-: "Portim?o tiene todo su paseo adaptado, Porto ha rebajado las aceras de los paseos, pero en Lisboa y con la t¨ªpica calzada portuguesa, el problema se agrava".
Por si hubiera dudas, Mendes de Almeida se declara absolutamente portugu¨¦s y partidario de la tradicional calzada portuguesa ¡ªformada por cantos de piedra en lugar de asfalto o cemento¡ª, "pero para los lugares hist¨®ricos y a¨²n as¨ª con un buen mantenimiento". El problema es que los coches aparcan sobre esa bonita y tradicional calzada portuguesa y, al poco tiempo, el suelo queda todo bacheado y curvado, dificultando o impidiendo el paso de cualquier viandante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.