China bloquea cualquier intento de recordar Tiananmen
Pek¨ªn acosa o detiene a aquellos que tratan de conmemorar las protestas estudiantiles prodemocr¨¢ticas de 1989
Han pasado 27 a?os, pero China sigue sin querer abrir uno de los cap¨ªtulos m¨¢s oscuros de su historia reciente. Los miles de estudiantes que se manifestaron de forma pac¨ªfica durante meses en la plaza de Tiananmen de Pek¨ªn en 1989 para pedir reformas democr¨¢ticas y la decisi¨®n del r¨¦gimen de desalojarlos por la fuerza son temas prohibidos. Cualquiera que ose recordar p¨²blicamente este episodio, cuyo punto ¨¢lgido ocurri¨® el 4 de junio con la represi¨®n violenta por parte del Ej¨¦rcito, puede ser objeto de vigilancia, acoso, amenazas y hasta de ser detenido y juzgado por cargos criminales.
"Junto a varios amigos planeamos una peque?a reuni¨®n en un parque cercano a casa. Quer¨ªamos hablar sobre el suceso, colocar alguna pancarta y tomar unas fotograf¨ªas. Pero la polic¨ªa hab¨ªa pinchado nuestros tel¨¦fonos y sab¨ªa nuestros planes, as¨ª que al llegar nos encontramos con el parque blindado de agentes. Decidimos ir a un restaurante, pero nos siguieron hasta all¨ª y tampoco pudimos hacerlo. Al final logramos llevar a cabo una peque?a conmemoraci¨®n en mi casa en la que recordamos lo que pas¨®, homenajeamos a los fallecidos y hablamos de la democracia y la libertad que tanto anhelamos", explica por tel¨¦fono Sun Wenguang, de 82 a?os y antiguo profesor de la Universidad de Shandong.
Casos similares se repiten en todo el pa¨ªs, seg¨²n denuncian varias organizaciones de derechos humanos. Fu Hailu, un trabajador de la provincia de Sichuan, fue detenido por haber imprimido etiquetas para botellas de licor que mostraban la ic¨®nica imagen del hombre frente a una columna de tanques, s¨ªmbolo de las protestas de 1989. Ahora es sospechoso de "incitar a la subversi¨®n del poder del Estado", un cargo que puede conllevar hasta 15 a?os de prisi¨®n. Tres prominentes activistas de Pek¨ªn fueron arrestados por haber participado en un encuentro privado en el que se habl¨® de Tiananmen y tras publicar varias fotograf¨ªas en la red.
A Sun le han cerrado la cuenta de correo electr¨®nico, controlado las llamadas y puesto bajo arresto domiciliario. "Creo que el Gobierno se est¨¢ volviendo m¨¢s agresivo. Antes solamente ten¨ªa vigilancia durante las fechas m¨¢s sensibles como este aniversario o cuando se celebran reuniones pol¨ªticas importantes. Esta vez, sin embargo, hace m¨¢s de un a?o que hay un coche aparcado las 24 horas del d¨ªa delante de casa sin explicaci¨®n. Los agentes de paisano me siguen incluso cuando voy al supermercado o a nadar", relata.
"Las autoridades chinas se niegan a permitir espacio alguno para que los ciudadanos conmemoren de forma pac¨ªfica los sucesos de 1989. La censura se intensifica y, si bien la mayor¨ªa de los detenidos son liberados despu¨¦s de que haya pasado el aniversario, hay algunos que han permanecido entre rejas m¨¢s de un a?o solamente por esta raz¨®n. El Gobierno deber¨ªa permitir una discusi¨®n abierta de estos acontecimientos y respetar los derechos de sus ciudadanos", asegura Frances Eve, investigadora de la ONG Chinese Human Rights Defenders (CHRD), con sede en Hong Kong.
Sun era profesor universitario cuando empezaron las protestas estudiantiles y las apoy¨® abiertamente. Empez¨® a conmemorar este aniversario en China continental el a?o 2008 ¡ªparticip¨® antes en los actos que se llevan a cabo en Hong Kong, donde la libertad de expresi¨®n est¨¢ garantizada¡ª y desde entonces ha estado en el punto de mira. Ha sido detenido en varias ocasiones y en 2009 fue golpeado brutalmente por un grupo de desconocidos en su camino hacia el cementerio para homenajear a Zhao Ziyang, el ex primer ministro chino que fue purgado porque se opuso a acabar con las protestas estudiantiles con el uso de la fuerza. Sun tard¨® tres meses en recuperarse de las heridas.
"Se trata de un movimiento que busca justicia, no una revuelta contrarrevolucionaria. El Partido Comunista deber¨ªa admitir su culpa y compensar a las familias de las v¨ªctimas. Si la situaci¨®n contin¨²a as¨ª, este ser¨¢ un pa¨ªs sin esperanza. Hay que luchar por los derechos civiles y en especial por la libertad de expresi¨®n", repite el activista. Sobre si a pesar de las dificultades continuar¨¢ con su lucha, responde: "cada vez somos menos y soy viejo y d¨¦bil, pero mientras est¨¦ vivo la conmemoraci¨®n anual seguir¨¢ celebr¨¢ndose".
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