Oaxaca es la trinchera
La violencia en torno a la reforma educativa convierte la joya colonial de M¨¦xico en tierra de barricadas
Una pintada, en ingl¨¦s, anuncia en la ciudad de Oaxaca: ¡°Turista, Oaxaca est¨¢ temporalmente cerrada. Abriremos tan pronto como haya justicia¡±. Es lunes por la ma?ana y hace 24 horas que murieron asesinadas nueve personas en un desalojo policial de un bloqueo de carretera de maestros, a 90 kil¨®metros de aqu¨ª. Como en M¨¦xico la violencia es hermana de la calma, unos vecinos desayunan quesadillas junto a los restos de una barricada que todav¨ªa humea.
Saliendo de Oaxaca hacia Asunci¨®n Nochixtl¨¢n, el sitio de la batalla, va quedando a los lados un muestrario de veh¨ªculos quemados. Un tr¨¢iler retorcido y largo recuerda al esqueleto de un tiranosaurio. Los curiosos lo miran como en el Museo de Historia Natural. ¡°Se nos est¨¢ acabando Oaxaca¡±, dice una madre dentro de un coche con sus hijos en el asiento trasero.
Una hora despu¨¦s llegamos al lugar. La autopista Oaxaca-Ciudad de M¨¦xico est¨¢ cortada en protesta por lo del domingo. Hay decenas de camiones de carga detenidos en fila. Un transportista est¨¢ sentado en la cola de su cisterna de combustible, con capacidad para 66.000 litros c¨²bicos, echando la tarde con dos maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n, los sindicalistas anti reforma educativa que despu¨¦s del caos han retomado sus posiciones. ¡°Esto tiene que solucionarlo el Gobierno¡±, opina el conductor.
¡°?Qu¨¦ coraje!¡±, dice uno de los profesores que le hacen de acompa?antes-vigilantes. ¡°Nosotros s¨®lo ¨ªbamos armados con palos, piedras y bombas molotov, que no causan da?o, y el Gobierno se vali¨® de sus armas¡±. ?l no tiene problema en identificarse, algo infrecuente entre los de la CNTE. ¡°Antonio Mart¨ªnez¡±.
Un kil¨®metro de autopista cortada. Nadie puede pasar por la carretera principal entre la capital de M¨¦xico y su ciudad m¨¢s bella, Oaxaca, con sus muros de piedra ocre, su arquitectura colonial bajita, serena, arm¨®nica, con su mezcal, la bebida prehisp¨¢nica de culto entre los connoisseur del siglo XXI, la de las pintadas en sus muros de piedra ocre que dicen ¡°Viva Marx¡± y ¡°Muerte a las reformas¡±. Ning¨²n veh¨ªculo puede cruzar las barricadas de la CNTE: una trinchera de c¨²mulos de tierra con dos maestras de centinelas; una tabla con clavos hacia arriba; un cami¨®n cruzado, basura reducida a ceniza, profesores patrullando una carretera de la que el Gobierno ha optado por alejarse para dejar respirar la herida de bala reci¨¦n abierta en su brutal desalojo. No se ve un solo polic¨ªa a la redonda.
Bajo un puente de hormig¨®n, un encapuchado de la CNTE que no se identifica relata: ¡°Ellos llegaron a dispararle al pueblo y el mismo pueblo fue el que se empez¨® a organizar para defenderse, pero sin armas. Si las poblaciones vecinas hubieran querido meter armas, no hubi¨¦ramos tenido muertos de este lado. Hubiera habido muchos polic¨ªas con impactos de bala. Creo que ellos no tienen evidencia de eso. Nosotros s¨ª la tenemos¡±. La Polic¨ªa sostiene que abri¨® fuego porque primero dispararon contra ellos, no los maestros sino ¡°radicales¡± que no identifica, como si la clave del caso hubiera sido alguna suerte de oscura mano negra guerrillera. La CNTE dice: ustedes mienten.
Tomando una salida de la autopista, a dos kil¨®metros, est¨¢ Nochixtl¨¢n, un pueblo partidario de la CNTE. Para entrar se pasa el pante¨®n, donde empezaron los tiros, y se ven m¨¢s y m¨¢s camiones carbonizados. Uno es un cami¨®n de pollos que ardieron vivos.
Nochixtl¨¢n es un pueblo despu¨¦s de una guerra. Es gente junta. Es un se?or llorando y c¨¢nticos religiosos. Nochixtl¨¢n es una madre, Patricia S¨¢nchez, velando a su hijo, Jes¨²s Cadena, 19 a?os, uno de los muertos. ¡°Era catequista en la parroquia. ?l no andaba de vago para que me lo mataran as¨ª como me lo mataron¡±, dice en su casa, con una pared de adobe. ¡°Estoy muy indignada con el gobierno¡±. Le suda la cara, le suda el pelo. Tiene la piel cansada. Tiene el pelo cansado. ¡°Que nos digan por lo menos por qu¨¦ nos est¨¢n haciendo esto, por qu¨¦ nos est¨¢n tratando como animales, que nos digan por qu¨¦ estamos peleando, porque a final de cuentas no sabemos ni por qu¨¦ peleamos¡±.
El PA?S M¨¦xico visit¨® la casa de la madre de Jes¨²s Cadena, uno de los seis muertos durante el enfrentamiento en Nochixtl¨¢n, Oaxaca
Posted by EL PA?S M¨¦xico on Monday, June 20, 2016
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