Leopoldo L¨®pez, preso pero libre
El presidente Nicol¨¢s Maduro es quien ha decidido mantenerlo en prisi¨®n
Dec¨ªa S¨®crates que era mucho peor padecer una injusticia que cometerla. La confirmaci¨®n de la sentencia, tras la vista de apelaci¨®n, de condena a Leopoldo L¨®pez ha vuelto a suponer una severa derrota de la raz¨®n, el derecho y la convivencia en Venezuela. En sus memorias desde la c¨¢rcel, Preso pero libre ya anticipaba que afrontaba una justicia injusta de cuyas manos solo saldr¨ªa por la acci¨®n del pueblo venezolano.
Si hacemos nuestra la expresi¨®n del fiscal del caso que conden¨® a Leopoldo L¨®pez en primera instancia, de que las pruebas que sirvieron para condenarlo fueron fabricadas por el Gobierno, esta nueva vista atendiendo a su resultado, debe igualmente ser calificada como tal, es decir, de fabricaci¨®n e influencia netamente Presidencial. Es Maduro el que ha decidido mantener a Leopolddo preso.
As¨ª las cosas, vuelve a usarse la Justicia para tratar de legitimar decisiones pol¨ªticas con el consiguiente descr¨¦dito de la misma. Lo ha dicho Juan Carlos Guti¨¦rrez, el l¨ªder del equipo de abogados de Leopoldo: de nada servir¨¢ recurrir esta ¨²ltima decisi¨®n ante el Tribunal superior. Todo quedar¨¢ al albur de lo que pol¨ªticamente interese o convenga. La Justicia en Venezuela no existe, sino que se encuentra intervenida por el poder gubernamental. Es inconcebible en un pa¨ªs democr¨¢tico que ante la manifestaci¨®n de qui¨¦n llev¨® la acusaci¨®n del condenado de que las pruebas que fundaron la condena eran falsas, no se proceda a la anulaci¨®n de tal condena y a la consiguiente liberaci¨®n del preso. La nueva sentencia reproduce y ratifica los mismos vicios de la sentencia de la primera instancia. Abra aun que terminar de agotar la v¨ªa interna, aunque puede darse por sentado que el siguiente recurso ante el Supremo esta conducido al fracaso. Ser¨¢ una ocasi¨®n m¨¢s -como ha sido esta- para demostrar la extrema corrupci¨®n de las instituciones del actual estado de Venezuela y la absoluta burla de lo que pueda considerarse un Estado de derecho.
Espa?a es, junto con Colombia, el pa¨ªs que m¨¢s de cerca sigue el proceso a Leopoldo L¨®pez y el desmoronamiento de Venezuela. Es muy probable que muchos espa?oles, a¨²n sin ser juristas, e incluso previendo el nuevo atropello, albergaran ciertas esperanzas de que el tribunal podr¨ªa liberar a Leopoldo, aunque m¨¢s propias del romanticismo, de una visi¨®n cultural de lo que debe ser un estado de derecho y de la pasi¨®n por la justicia, que del conocimiento real de Venezuela. En nuestras conversaciones con los experimentados abogados que colaboran con la causa no hab¨ªa ninguna confianza en esa justicia. Ellos saben mejor que nadie ante quien nos enfrent¨¢bamos.
Ayer Felipe Gonz¨¢lez -?que gran papel est¨¢ jugando en esta crisis jur¨ªdica, de libertades y humanitaria!- afirmaba en este mismo diario que la nueva Sentencia es una muestra m¨¢s de que el poder judicial est¨¢ sometido a Maduro. En efecto, los jueces que han resuelto la apelaci¨®n se han erigido en el brazo ejecutor de la decisi¨®n pol¨ªtica adoptada por Maduro. Ahora, el horizonte procesal de Leopoldo, ante la ausencia de derecho, pasa ineludiblemente por la implicaci¨®n de las organizaciones internacionales y la comunidad internacional, en aras a poner fin a esta injusticia hist¨®rica, como en su d¨ªa ocurriera con Mandela.
En nuestra ingenuidad, Gallardon y yo pens¨¢bamos que quiz¨¢ esta era una oportunidad para el r¨¦gimen de resolver una cuesti¨®n que estaba siendo demasiado gravosa para ellos. Casa por carcel, arresto domiciliario quiz¨¢ hubiera sido eficaz para contener el clamor internacional por la libertad de Leopoldo. Oportunidad perdida de la que ha sido testigo el mundo de una manera excepcional. Si ahora la Comunidad Internacional no interviene de una forma inequ¨ªvoca y decidida, estar¨¢ colaborando, omisivamente, con esta barbarie y ataque a los derechos fundamentales no ya s¨®lo de Leopoldo L¨®pez, sino de un pueblo entero.
En cualquier Estado de Derecho las irregularidades cometidas en el proceso habr¨ªan supuesto su anulaci¨®n con efecto ex tunc. Su confirmaci¨®n, aparte de constituir en el plano de la legalidad una infracci¨®n inaceptable, en un plano superior de derechos fundamentales supone la vulneraci¨®n del derecho al proceso debido. El mantenimiento de la efectividad de la condena penal en estas circunstancias descritas supone una vulneraci¨®n singularizada del derecho a la libertad, y de sus garant¨ªas, establecidas en todos los convenios internacionales sobre derechos humanos. En definitiva, se consuma un fraude procesal y se conculca el derecho fundamental a tener un juicio justo que re¨²na un m¨ªnimo de garant¨ªas procesales. La Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos en sus art¨ªculos 10 y 11 se?ala y consagra este concepto: imparcialidad, irretroactividad, existencia de garant¨ªas procesales y garant¨ªas de recursos. ?Si una organizaci¨®n internacional no interviene en asuntos como este, para que existe?. Luis Almagro, secretario general de la OEA, ha estado especialmente claro, contundente y a la altura de las circunstancias. Son dos, ¨¦l y Felipe Gonzalez los pol¨ªticos internacionales que m¨¢s claro y fuerte han alzado su voz, dejando bien claro que cualquier negociaci¨®n o soluci¨®n pol¨ªtica, debe tener como cuesti¨®n previa la cuesti¨®n de los derechos humanos, lo que implica la liberaci¨®n de Leopoldo y el resto de los presos pol¨ªticos de Venezuela.
Se constata tambi¨¦n que el r¨¦gimen de Maduro teme enormemente a la figura que puede representar Leopoldo L¨®pez como libertador y valedor de la verdad, frente a un r¨¦gimen devenido en tiran¨ªa. A ¨¦l, y a su familia, que est¨¢n actuando no s¨®lo en defensa de uno de los suyos, sino de todos sus compatriotas. Sus esfuerzos, con toda seguridad, ser¨¢n recompensados. Estoy seguro que alg¨²n d¨ªa Leo y Lilian podr¨¢n continuar construyendo sus sue?os en tiempos de paz. Leo, te amo, gritaba desde la verja de la carcel. Lillian, te amo, respondia el preso. Leo, te vamos a sacar, y tendremos m¨¢s hijos!. Cuatro, grit¨® el. No dos, respondi¨® Lillian, llena de sentido del humor, de dignidad, de seguridad y confianza. Ante su familia, ante Gallardon y yo con los ojos humedecidos, ante el mundo entero proclamaban su amor, por ellos mismos, por sus hijos, por sus convicciones, por su pueblo, por la libertad. Leopoldo es la joya de la corona de todos los rehenes que tienen Maduro y su r¨¦gimen abominable. Entre sus trucos para perpetuarse en el poder no figuraba ahora soltar al h¨¦roe encarcelado y aislado en una prisi¨®n militar. Como tantos l¨ªderes venezolanos han dicho en tuiter, esta nueva monstruosidad contra Leopoldo ratifica la urgencia de su liberaci¨®n y la de toda Venezuela.
Javier Cremades es abogado, miembro honorario del Colegio de Abogados de Caracas, y parte del equipo de defensa de Leopoldo L¨®pez.
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