Anonymous hackea en Rio
Comienzan los juegos digitales
"Ol¨¢, R¨ªo de Janeiro." As¨ª comienza la publicaci¨®n del 5 de Abril en Facebook de Anonymous Brasil, horas antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Ol¨ªmpicos. El colectivo hacktivista luego dirigi¨® el ciberataque al Gobierno brasile?o, acus¨¢ndolo por ocultar la pobreza generalizada en la ciudad, los desalojos violentos, la violencia policial y por la represi¨®n de los manifestantes, todo detr¨¢s del brillo de los Juegos.
Una ola de ataques en los sitios web estatales y municipales sigui¨® inmediatamente despu¨¦s de que Anymous hiciera su declaraci¨®n. El grupo se jact¨® de bloquear por lo menos cinco sitios, entre ellos www.brasil2016.gov.br, www.rio2016.com, www.esporte.gov.br, www.cob.org.br y www.rj.gov.br. Han transmitido sus haza?as usando los hashtags #OpOlympicHacking, #Leaked y #TangoDown, algunos de los cuales fueron creados hace unos meses.
Desde entonces, los ataques a sitios web han sido m¨¢s fuertes y r¨¢pidos. El 8 de agosto, seis sitios fueron puestos fuera de l¨ªnea, incluyendo el departamento de polic¨ªa militar de R¨ªo de Janeiro, el Instituto de Seguridad P¨²blica, los grupos de disposici¨®n de basura municipal y un programa comunitario de Internet. Anonymous proporciona actualizaciones de lo que viene a continuaci¨®n a trav¨¦s de su suministro de noticias de Facebook.
Esta no es la primera vez que el Gobierno brasile?o est¨¢ en la mira de Anonymous. Durante las protestas p¨²blicas generalizadas que se extendieron por todo el pa¨ªs en 2013, el colectivo fue relacionado con una serie de ataques contra sitios web oficiales de agencias gubernamentales, al igual que a empresas privadas. Ataques similares fueron reportados en 2014 en el per¨ªodo previo a la Copa del Mundo. Utilizando el hashtag #OpWorldCup, los hackers tomaron los sitios de la Agencia Brasile?a de Inteligencia, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Deporte y empresas tales como Emirates Group, Hyundai y el grupo Globo.
La ¨²ltima ¡°huelga digital¡± por parte de Anonymous es sin duda una de sus m¨¢s potentes. El grupo parece haber hackeado y filtrado datos personales y financieros de varias asociaciones deportivas nacionales, incluidas la Confederaci¨®n Brasile?a de Pentatl¨®n Moderno (pentatlo.org.br), la Confederaci¨®n Brasile?a de Balonmano (brasilhandebol.com.br), la Confederaci¨®n Brasile?a de Boxeo (cbboxe.com.br) y la Confederaci¨®n Brasile?a de Triatl¨®n (cbtri.org.br).
Anonymous tambi¨¦n afirma haber hackeado las cuentas privadas sobre personas de las que se sospecha son corruptas. Las principales son el alcalde de R¨ªo, Eduardo Paes, el gobernador del estado de R¨ªo de Janeiro, el Secretario de Deportes y un pu?ado de hombres de negocios. Algunos de ellos ya hab¨ªan sido blanco hace unos meses. Esta ¨²ltima ola de hackeos est¨¢ ocurriendo a¨²n con las medidas que ha tomado el Gobierno, el cual hab¨ªa apuntalado sus defensas de seguridad cibern¨¦tica para protegerse precisamente contra este tipo de ataques.
Anonymous no s¨®lo est¨¢ apuntando a grandes eventos como los Juegos Ol¨ªmpicos y la Copa del Mundo. A principios de este a?o, el grupo cerr¨® un n¨²mero de sitios web del Gobierno despu¨¦s de un fallo judicial que bloque¨® temporalmente WhatsApp, el popular servicio de mensajer¨ªa cifrada. Anonymous bloque¨® temporalmente numerosos sitios del gobierno en el estado de Sergipe (donde se origin¨® la orden judicial para bloquear el WhatsApp), incluyendo el sitio web del m¨¢ximo tribunal del estado. El grupo hacktivista indic¨® expl¨ªcitamente que estas acciones fueron en represalia por la prohibici¨®n. En el mes de abril, el grupo irrumpi¨® en una base de datos de Anatel, el regulador de telecomunicaciones nacional de Brasil, filtrando con ¨¦xito informaci¨®n sensible.
Entonces, ?qu¨¦ quieren Anonymous y otros hacktivistas? La respuesta no es sencilla. Para algunos, se trata de enviar un mensaje ideol¨®gico y pol¨ªtico fuerte para el Gobierno y los grupos empresariales. Es un mensaje de protesta online?en lugar de un delito cibern¨¦tico m¨¢s convencional. Otros est¨¢n motivados por el "lulz" (una variaci¨®n de LOL, o "re¨ªrse en voz alta"). Cualesquiera que sean los objetivos de hacktivistas durante R¨ªo 2016, est¨¢ claro que los juegos (digitales), s¨®lo acaban de comenzar.
Anonymous no es el ¨²nico grupo involucrado en la malversaci¨®n cibern¨¦tica. Brasil es el segundo pa¨ªs m¨¢s afectado en el mundo (despu¨¦s de Rusia) con respecto al fraude cibern¨¦tico y malware. Un estudio reciente identific¨® m¨¢s de 3.800 sitios web maliciosos que utilizan el dominio .gov.br, el cual se estableci¨® para apuntar a bur¨®cratas y funcionarios del Gobierno relacionados con los Juegos de 2016. No es de extra?ar, entonces, que Brasil est¨¦ aumentando progresivamente la legislaci¨®n de vigilancia.
Las oportunidades para los aspirantes a los ciberdelincuentes no faltan. Por ejemplo, Brasil tiene m¨¢s cajeros autom¨¢ticos per c¨¢pita que la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, entre ellos Francia, Alemania y el Reino Unido. Los cajeros autom¨¢ticos, as¨ª como restaurantes, tiendas, y comercios, son la zona cero durante los Juegos Ol¨ªmpicos para la clonaci¨®n de tarjetas de cr¨¦dito, estafas y clonaci¨®n con t¨¦cnicas m¨¢s sofisticadas, como la interceptaci¨®n de radiofrecuencia.
No es sorprendente que el Gobierno brasile?o est¨¦ tomando nota. El Congreso ha llevado a cabo reformas sobre vigilancia y ciberdelincuencia, incluyendo proyectos de ley que, de ser aprobados, har¨¢n que sea m¨¢s f¨¢cil para los fiscales y la polic¨ªa acceder a los datos personales sin una orden judicial. Y la nueva ley antiterrorista de Brasil, que se utiliz¨® por primera vez para acorralar a 12 presuntos simpatizantes brasile?os de ISIS el mes pasado, le concede amplias facultades a las autoridades para definir y perseguir el terrorismo a expensas de la libertad de expresi¨®n y la protesta leg¨ªtima.
Incluso antes de que estos proyectos de ley de ciberdelincuencia y de antiterrorismo entren en vigor, la arquitectura de vigilancia de Brasil se encuentra considerablemente bien desarrollada. Esto se debe en parte a la herencia de la dictadura militar entre 1964-1985. Varias agencias gubernamentales ya tienen la autorizaci¨®n para acceder y controlar los datos personales de los ciudadanos. Los hacktivistas pueden estar seguros de que las autoridades est¨¢n utilizando todos los medios a su disposici¨®n para obtener un mejor manejo de las motivaciones, estrategia y estructura organizativa de Anonymous.
Las organizaciones de seguridad brasile?as han estado monitoreando activamente a Anonymous y a otros grupos hacktivistas en los ¨²ltimos a?os, tanto en l¨ªnea como fuera de la red. Mientras tanto, los activistas digitales afirman que han sido visitados por la polic¨ªa federal y algunos manifestantes han sido encarcelados, a veces de forma preventiva. Otras operaciones similares se est¨¢n llevado a cabo en otros lugares, no solamente en Brasil. El peligro es que los esfuerzos de mano dura para suprimir a grupos como Anonymous puedan poner en riesgo las libertades digitales de todo el mundo.
Robert Muggah es el director de investigaciones del Instituto Igarap¨¦, un think tank independiente localizado en Rio de Janeiro, donde Nathan B. Thompson es investigador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.