Colombia emprende la b¨²squeda de los desaparecidos
EL PA?S desgrana, a trav¨¦s de una serie de cinco reportajes, el acuerdo de paz con las FARC.
La ¨²ltima vez que Jaime Pe?a vio a su hijo Jaime Yesid ten¨ªa 16 a?os y un hombre encapuchado le apuntaba con un fusil por la espalda. Pens¨® que era otro control rutinario de la Fuerza P¨²blica en su barrio, en la ciudad de Barrancabermeja, al noreste de Colombia. No le dio importancia. Estaba seguro de que lo encontrar¨ªa en la cancha de f¨²tbol retenido. La convicci¨®n le dur¨® hasta la primera r¨¢faga de disparos y la perdi¨® definitivamente cuando escuch¨® a un hombre gritar: ¡°?Patria de guerrilleros. Hoy se mueren todos. Empieza la guerra!¡±. En ese momento, Pe?a y los familiares de otras 31 personas entendieron que ¡°no era la ley, era otra cosa¡±.
El s¨¢bado 16 de mayo de 1998, a las 21.30 de la noche, el ret¨¦n militar que custodiaba la Comuna 7, un barrio popular de Barrancabermeja, se levant¨® antes de la hora prevista. Un grupo de paramilitares entr¨® a sangre y fuego y en 40 minutos asesinaron a siete personas y secuestraron a otras 25. Dos bases militares custodiaban la zona. Nadie escuch¨® las balas ni los gritos de las m¨¢s de 200 personas que celebraban un bazar para recolectar dinero para una banda de tambores. ¡°Aquel d¨ªa naci¨® una frase: Barranca antes y despu¨¦s del 16 de mayo¡±, dice Pe?a, miembro del equipo coordinador del colectivo que busca a los desaparecidos de la tragedia. Es la peor masacre que se recuerda en esta ciudad de unos 200.000 habitantes, donde m¨¢s de 61.000 son v¨ªctimas, una mayor¨ªa por desplazamiento, del medio siglo de guerra en el que el pa¨ªs lleva inmerso.
Cuando el pasado diciembre se anunci¨® en La Habana, sede del proceso de paz durante estos cuatros a?os, el punto 5, relativo a las v¨ªctimas, se estableci¨® una comisi¨®n temporal que se encargar¨¢ de la reparaci¨®n, la b¨²squeda de justicia y verdad, la no repetici¨®n y el reconocimiento de responsabilidad, con independencia de que se trate de actores armados o agentes del Estado. El acuerdo tambi¨¦n incluye una unidad especial para la b¨²squeda de desaparecidos. Pero antes de que se ponga en marcha con la firma final prevista para este mismo a?o, Colombia tendr¨¢ que consolidar una cifra. La horquilla va de los 15.000 de la Fiscal¨ªa a los m¨¢s de 100.000 del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja. La Unidad de V¨ªctimas [organismo estatal] contabiliza m¨¢s de 40.000 desaparecidos. ¡°Por el momento no ha sido posible unificarlos porque no hay voluntad pol¨ªtica¡±, denuncia Gloria Luz G¨®mez, secretaria general de la Asociaci¨®n de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes). A la espera de un c¨®mputo final, Colombia podr¨ªa convertirse en el pa¨ªs latinoamericano con m¨¢s desaparecidos.
En Colombia hay por lo menos un cementerio en cada uno de sus 1.102 municipios. Las grandes urbes pueden tener hasta 30, lo que deja un resultado de entre 3.000 y 5.000 camposantos. El 70% administrados por la Iglesia, seg¨²n c¨¢lculos del informe Forensis 2015 de Medicina Legal, publicado el pasado julio. Y son estos lugares donde yacen la mayor¨ªa de los NN [No name, sin nombre], como se denomina a los desaparecidos.
Solo desde 2011, cuando se cre¨® el Plan de Cementerio, se comenz¨® a recuperar, identificar y contar a estas personas. El c¨¢lculo de Medicina Legal es de 78.973 desaparecidos, pero su responsable, Carlos Vald¨¦s, cree que la cifra podr¨ªa ser un 20% m¨¢s alta: ¡°Y eso sin hablar de las fosas clandestinas¡±.
Barrancabermeja, con la mayor refiner¨ªa de petr¨®leo del pa¨ªs, conviv¨ªa con la violencia desde mediados de los ochenta cuando las guerrillas conquistaron el territorio por sus recursos naturales (carb¨®n, platino, diamante, gasolina¡) y su situaci¨®n estrat¨¦gica. Para terminar de dominar el Magdalena Medio, hab¨ªa que estar aqu¨ª. En este sector son muchos los que recuerdan a sus vecinos insurgentes y las balaceras contra las autoridades. ¡°En ese tiempo esto era una zona roja¡±, reconoce Leonardo Le¨®n Quintero, fiscal nacional de la Asociaci¨®n de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes), que esa noche perdi¨® a dos de sus hermanos.
Desde finales de los noventa, las Autodefensas de Camilo Morantes, jefe paramilitar que comandaba entre 200 y 300 hombres en la regi¨®n, ya rondaban una ciudad con gran presencia del Ej¨¦rcito, la Polic¨ªa y la Armada por su condici¨®n petrolera. ¡°Pasamos de un grupo a otro y no sab¨ªamos cu¨¢l era peor¡±, asegura Pe?a. Durante la desmovilizaci¨®n de los paramilitares, a principios de 2000, en los procesos de Justicia y Paz, varios implicados en la matanza del 16 de mayo no solo confesaron su autor¨ªa, es decir, c¨®mo durante 23 d¨ªas despu¨¦s del secuestro mataron y desaparecieron a los retenidos. Tambi¨¦n relataron la implicaci¨®n de la Fuerza P¨²blica. ¡°Desde el Batall¨®n Nueva Granada les dieron media hora para entrar y salir y no dejar muertos¡±, asegura Pe?a. Se pasaron del tiempo estimado en 10 minutos y dejaron un reguero de sangre dif¨ªcil de justificar ante los tribunales.
Han pasado 18 a?os del crimen y los familiares sienten que no han tenido justicia. A los paramilitares condenados les acompa?an algunos militares, pero aun no se ha identificado a los autores materiales. Los padres, madres y hermanos que dejaron sus empleos para convertirse en defensores de derechos humanos siguen recibiendo amenazas de los herederos de las autodefensas, ahora autodenominados Gaitanistas. La delegaci¨®n de la Unidad de V¨ªctimas del Magdalena Medio, que se ocupa de 21 municipios de tres departamentos incluyendo a Barrancabermeja, tiene identificadas 300.000 v¨ªctimas. ¡°Solo el 5% est¨¢n reparadas¡±, reconoce Amparo Chicue Cristancho, la directora territorial. La falta de recursos para los que est¨¢n considerados el centro de las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC es acuciante.
Jaime, Gloria Luz y Leonardo saben que no recuperar¨¢n a sus familiares. Llevan d¨¦cadas bregando contra el Estado que, dicen, les quit¨® a sus familiares. ¡°Nosotros ten¨ªamos en la mente desde ni?os que la polic¨ªa y el ej¨¦rcito estaba para proteger y cuidar a la ciudadan¨ªa, no para ayudarnos a desaparecer y a masacrar¡±, acompa?a otra de sus compa?eras, Luz Almansa, coordinadora de Asfaddes en Barrancabermeja. Cuentan que conf¨ªan, de distintas maneras, en que la paz con las FARC sea el inicio de la b¨²squeda y entrega de los desaparecidos en Colombia. Sobre el perd¨®n y la reconciliaci¨®n que conlleva el reconocimiento de responsabilidad de los cr¨ªmenes de Estado, Gloria Luz lanza una pregunta: ¡°?A qui¨¦n voy a perdonar yo? A m¨ª nadie me ha dicho: ¡®Yo me lo llev¨¦, yo caus¨¦ tanto dolor¡±.
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