Ni
El 'No' en el refer¨¦ndum de Colombia debe ser aprovechado para abrir un nuevo di¨¢logo
Entre las muchas l¨²cidas p¨¢ginas y luminosos p¨¢rrafos que dej¨® el escritor Luis Ignacio Helguera (M¨¦xico, 1962-2003) vuelve como faro su delicado haik¨²: Ni S¨ª, Ni No¡ Ni ni. Expertos y encuestas, analistas y ocurrentes, opiniones de todos niveles y sabores se agolpan ahora en el desconcierto que ha provocado el triunfo de un No en el refer¨¦ndum de Colombia. Al margen de que el escenario imprevisto sea tildado de antesala apocal¨ªptica, m¨¢s all¨¢ de la incredulidad ante una supuesta obviedad cantada, es precisamente la democracia colombiana la que ha de beneficiarse del inesperado di¨¢logo que ahora se abre m¨¢s all¨¢ de las negociaciones previas, la voluntad del perd¨®n, los pasos de la justicia y sus l¨ªmites al llegar a las concesiones, las voces en contra, la m¨ªnima mitad. Sea por hurac¨¢n o desidia, por distracci¨®n o conciencia, la iron¨ªa del abstencionismo en toda votaci¨®n denota la importancia de su contrario: cada voto cuenta y as¨ª en los an¨®nimos distritos donde un par de votos cargaron la balanza hacia uno de los dos lados, as¨ª tambi¨¦n pienso en el Ni de Helguera cuando se enredan las explicaciones y, peor a¨²n, los pron¨®sticos y las profec¨ªas.
Hay quien explica ahora?-a toro pasado- que el No de Colombia embona con el Brexit de hace meses y que perfila el triunfo de Trump. Es decir, que ahora los momios se inclinan por apostarle a lo ins¨®lito, a lo que parece peor y, peor a¨²n, a lo que puede suscribir una mayor¨ªa (cualquiera) que por ser precisamente mayoritaria ha de errar en su tino. Son los argumentos de quienes aprovechan la coyuntura para denostar a la democracia, sin contextualizar que el problema no estriba en considerar la decisi¨®n de las mayor¨ªas sino en la mejor circunstancia posible para su manifestaci¨®n: la informaci¨®n precedente, el conocimiento de causas y consecuencias y la importancia misma de cada voto. De aqu¨ª que se nos ha aclarado que en el voto a favor del Brexit se percibe una clara presencia de ciudadanos isle?os, rayando la tercera edad, dignos padres del cerdito Babe del siglo XXI y desde luego, ajenos al cosmopolitismo continental de los j¨®venes Erasmus o los londinenses que ya beben cappuccino como costumbre, pero faltan a¨²n d¨ªas de mucha discusi¨®n para que se nos aclare si el No colombiano es falta de perd¨®n, obcecaci¨®n y revancha, saliva de ira del ex presidente ?lvaro Uribe que en su momento opt¨® por el enfrentamiento militar y paramilitar con la ya vetusta guerrilla a la negociaci¨®n con la que el actual gobierno de Santos termin¨® por sentarse, sentarlos, a la mesa y formular unos tratados de Paz, palabra encarecida que deber¨ªa motivar la obligaci¨®n de estos d¨ªas: quienes no han le¨ªdo Ni tienen idea de qu¨¦ es lo que est¨¢ planteado en tales acuerdos, cu¨¢l el escenario de un futuro diferente al del pasado medio siglo en Colombia, pero ya sabemos que hay una abrumadora mayor¨ªa que profesa el No como si la negaci¨®n fuera herramienta vital, No a todos y Ni mi importa.
Algo de eso se filtra en la saliva de los a¨²n hipnotizados por Donald Trump, palad¨ªn de la negaci¨®n como artilugio de sus triunfos: capitalizar como ganancia la declaraci¨®n de bancarrota, evadir obligaciones fiscales en aras de un rescate financiero, afirmar suposiciones o inferencias a partir de su negaci¨®n¡ Ni qui¨¦n se fije y, seg¨²n creen, Ni qui¨¦n se fija, pero es precisamente la importancia de cada voto, as¨ª como el peso de toda opini¨®n, donde el culto abusivo de la negaci¨®n o incluso los posibles enga?os o enredos de toda afirmaci¨®n exigen aclaraci¨®n, ponderaci¨®n y consideraci¨®n. De lo contrario, nos queda lo que se?alaba Luis Ignacio Helguera en su sabio trilogismo donde Ni S¨ª, Ni No¡ Ni ni suman nada.
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