La partida de Xi

La consecuencia inmediata en lo pol¨ªtico ha sido una profunda repartidirizaci¨®n que alcanz¨® niveles destacados. El Partido sobre todo y ante todo. Desde los ministerios a los medios de comunicaci¨®n, las empresas estatales, las organizaciones de masas, el ej¨¦rcito, etc., ¡ªa tal punto que en Zhongnanhai, donde las oficinas del gobierno est¨¢n situadas cerca de la puerta del norte mientras que las oficinas del Partido se agrupan m¨¢s al sur¡ª se dictamina que impera el sur sobre el norte, a diferencia del periodo de su antecesor, Hu Jintao (2002-2012).

Este proceso, que oficialmente reivindica la ¡°pureza¡± del Partido para lograr el ¨¦xito de la reforma y la modernizaci¨®n china, ahora en una de sus etapas m¨¢s cruciales, puede entenderse tambi¨¦n como fase preparatoria de una lucha de poder. La base embrionaria de Xi, articulada en torno a sus amigos de la infancia y las lealtades fraguadas en provincias como Fujian o Zhejiang, adem¨¢s del Ej¨¦rcito, afronta el reto de su consolidaci¨®n. La acumulaci¨®n de capital pol¨ªtico, reflejada en su omnipresencia pero tambi¨¦n en la multiplicaci¨®n de los mecanismos de control personal en ¨¢reas clave que habitualmente no son de su directa competencia, le ha permitido reforzar su legitimidad para afrontar la larga partida que ahora se inicia y que debe desembocar en el congreso del pr¨®ximo oto?o.

En el transcurso de sus a?os de mandato, Xi fue dejando a un lado posibles rivales clave, quebrando las redes clientelares fuera de su control. Para asegurar su posici¨®n y una influencia duradera, aspira, como sus predecesores, a colocar a aliados y protegidos en posiciones relevantes. En el periodo que sigue habr¨¢ rotaciones importantes que afectar¨¢n a muchos seleccionados por los ex presidentes Hu Jintao y Jiang Zemin. Este ¨²ltimo, de 90 a?os y al parecer hospitalizado, detenta a¨²n poderosos resortes tras casi tres lustros fuera del poder m¨¢ximo. La Liga de Juventud, base pol¨ªtica de Hu, vive ya momentos de asedio.

El respeto de la institucionalidad que determina el sistema de sucesi¨®n (dos mandatos, jubilaciones, designaciones cruzadas, consenso, etc.), duramente labrada para asegurar una transici¨®n predecible y estable, parece estar en juego. Xi no tendr¨¢ f¨¢cil alterarlo, si eso es lo que pretende. No debiera perder de vista una agitaci¨®n social al alza con una econom¨ªa que sigue manifestando una evoluci¨®n vacilante. Es aconsejable pens¨¢rselo dos veces.

Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China. Acaba de publicar ¡°China Moderna¡± (Tibidabo ediciones).