Abordar la entrevista por su tem¨¢tica
Si somos estrictos, solo se debe entrevistar a quien se conoce, sobre quien se tiene informaci¨®n aunque no siempre es posible
En entregas anteriores he abordado la entrevista por su formato; fundamentalmente como t¨¦cnica de pregunta-respuesta o lo que yo llamo romanceada, aquella en la que el autor narra el encuentro con el personaje. Pero por su tem¨¢tica, el tipo de personaje, la situaci¨®n en la que este se halla, la entrevista pide un acercamiento espec¨ªfico, con unas obligacionesdel autor, que es lo que trato de explorar a continuaci¨®n.
Hay entrevistas pol¨ªticas, culturales, de econom¨ªa, far¨¢ndula, a personalidades que se justifican por el solo hecho de que lo son, de coyuntura, aunque el entrevistado no tenga por s¨ª mismo entidad propia. Juan Cruz dice que entrevistar es un arte, pero no por ello es menos un oficio y para llegar a la anterior estaci¨®n hay que dominar primero esta cuesti¨®n de base.
Si somos estrictos, en t¨¦rminos pol¨ªticos, culturales, o econ¨®micos, solo se debe entrevistar a quien se conoce, sobre quien se tiene informaci¨®n, aunque comprendo que eso no es siempre posible. Pero s¨ª lo es documentarse, leer sobre el entrevistado, prepararse concienzudamente y es importante que el periodista est¨¦ especializado en ese ¨¢rea, lo que abarca tanto lo internacional como lo nacional de los segmentos indicados; quien hubiera asistido en su tiempo a presentaciones o ruedas de prensa del fundador del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen, comprendiendo, absorbiendo su mueca de desd¨¦n universal, su patente resentimiento hacia el mundo que no le reconoc¨ªa en su pleno valor, iba camino de entender y preguntar lo debido al personaje. No se pod¨ªa entrevistar al rey Hussein de Jordania ¡ªcomo yo hice en los a?os ochenta¡ª con solo un conocimiento de telediario?del conflicto de Oriente Pr¨®ximo o, m¨¢s contempor¨¢neamente, a Benjam¨ªn Netanyahu, tan norteamericano al menos como israel¨ª, sin saber que su padre, ya fallecido, fue un historiador especializado en la Inquisici¨®n espa?ola.
La entrevista de contexto econ¨®mico es, probablemente, la m¨¢s dif¨ªcil de todas
En la entrevista de alta pol¨ªtica, preferentemente de Internacional predominar¨¢ el asunto sobre el personaje, con todo el peso de la actualidad inmediata, aunque una buena entrevista, si es suficientemente extensa, deber¨¢ ser tambi¨¦n un perfil, un retrato-robot del entrevistado. En el ¨¢mbito de lo cultural el acercamiento puede ser mucho m¨¢s personalizado, interrogarse e interrogar para averiguar tanto qui¨¦n es como qu¨¦ hace el tipo en cuesti¨®n. Pero en ning¨²n caso esperar a enterarse de todo ello por las preguntas que le hagamos. Se trabaja mucho mejor sobre lo que se sabe, aunque completemos o rectifiquemos ese conocimiento cuando estemos en faena.
Las entrevistas, tipo lo que en Colombia se llama far¨¢ndula, a las que, en ocasiones injustamente, se suele considerar un g¨¦nero menor, pueden ser interesant¨ªsimas a condici¨®n de que le saquemos al personaje lo que el lector prioritariamente querr¨ªa saber como lo que hace cuando no est¨¢ posando, cu¨¢l es su cachet, y todo aquello que tiene siempre menos inter¨¦s en contarnos. Pero nadie dice que sea f¨¢cil.
La entrevista de contexto econ¨®mico es, probablemente, la m¨¢s dif¨ªcil de todas porque el periodista ha de saber traducir, zafarse de la german¨ªa propia del gremio en la que, y no necesariamente de manera intencionada, tratar¨¢ el personaje de envolvernos como en una tela de ara?a, que es su manera de entender la comunicaci¨®n y el propio prestigio, recordando que escribimos para un lector medio, incluso culto, pero que no tiene por qu¨¦ ser un especialista de nada.
Existe asimismo la entrevista que llamo tem¨¢tica, en la que el personaje llega a no existir en favor de aquello que tiene que decir. Es el encuentro con el experto, lo que obliga al periodista a saber muy bien en qu¨¦ terreno se mueve para que no se nos escape vivo. Y la casu¨ªstica de tipos de entrevista puede ser interminable, aunque sostengo que la inmensa mayor¨ªa de ellas entran en alguno de esos contenedores.
Una ¨²ltima recomendaci¨®n: es poco prudente entrevistar a amigos, y yo lo s¨¦ por experiencia, porque si lo hacemos bien ponemos en peligro esa amistad, y si ese sentimiento es el que nos domina es m¨¢s que probable que no haya valido la pena hacer la entrevista.
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