El relato f¨²nebre del socialismo franc¨¦s

Ma?ana ser¨¢ elegido el candidato socialista para los comicios presidenciales de abril. Se prev¨¦ de antemano que no concurrir¨¢ en la segunda vuelta de las presidenciales, pues el Partido Socialista ser¨¢, probablemente, eliminado en la primera ronda. El vencedor de enero ser¨¢ el vencido de abril. Mientras tanto, deber¨¢ resolver dos problemas: ?c¨®mo conseguir el apoyo de todo el partido despu¨¦s de la amarga batalla de las primarias? ?C¨®mo hacer frente, durante la campa?a, a los asaltos de dos socialistas disidentes: Emmanuel Macron, en el lado social-liberal, y Jean-Luc M¨¦lenchon, en la izquierda social? El candidato socialista est¨¢ condenado a llevar la cruz de estos dos interrogantes, que pesan mucho, exactamente 35 a?os de ambig¨¹edad ideol¨®gica. A no ser que el partido haya hecho de esa ambig¨¹edad, desde 1981, su propia identidad, por no elegir claramente entre el social-liberalismo, la socialdemocracia o el socialismo republicano.

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La carrera actual entre los dos candidatos tiene, sobre todo, como objetivo a medio plazo el control del partido para las presidenciales de 2022, pues ambos saben bien que no podr¨¢n vencer esta vez. Pero, incluso si el ganador de ma?ana consiguiera, despu¨¦s del pr¨®ximo mes de abril, posicionarse como l¨ªder leg¨ªtimo, igualmente nada le asegurar¨ªa sobrevivir hasta 2022, dado el gran n¨²mero de aspirantes de izquierda a la funci¨®n suprema. Sin mencionar que, bajo la presi¨®n asfixiante de sus competidores exteriores y minado por sus contradicciones internas, el Partido Socialista est¨¢ m¨¢s amenazado de estallar que nunca.

Ideol¨®gicamente, el enfrentamiento actual entre los dos candidatos no es irreconciliable. Aunque el autoritarismo de Manuel Valls paraliza a menudo su libertad de maniobra t¨¢ctica, su l¨ªnea social-liberal se puede conjugar con la v¨ªa socialista participativa de Beno?t Hamon. Las diferencias sobre cuestiones ¡°societales¡± (velo, laicidad) son ciertamente de inter¨¦s para los medios, pero poco relevantes a la hora de gobernar.

El verdadero problema de fondo es que ninguno de los dos candidatos contesta a la cuesti¨®n de saber cu¨¢l es realmente la l¨ªnea del Partido Socialista: ?es social-liberal o socialdem¨®crata? Valls defiende una pol¨ªtica liberal de la oferta, pero aboga por un Estado fuerte; Hamon es partidario de la demanda neokeynesiana, pero propone un ingreso universal t¨ªpicamente neoliberal. Desde la elecci¨®n de Fran?ois Mitterrand en 1981, la izquierda francesa vacila entre estas dos l¨ªneas y las practica altern¨¢ndolas; de all¨ª que sea permanentemente acusada de traicionar sus promesas.

?ltimo ejemplo de este doble rastro: en 2012, el Partido Socialista gan¨® las presidenciales no solo porque Nicolas Sarkozy hab¨ªa generado un rechazo visceral, sino tambi¨¦n porque Fran?ois Hollande, neoliberal confirmado, abog¨® durante su campa?a por un programa de izquierda socialdem¨®crata. Tres meses despu¨¦s de su elecci¨®n, puso en marcha una de las pol¨ªticas m¨¢s liberales de la historia de la izquierda. Desgastado desde el inicio de su mandato, entendi¨® con realismo que no deb¨ªa presentarse en 2017 y prefiri¨® abandonar el barco de su partido a su suerte.

As¨ª se teje el relato f¨²nebre del socialismo franc¨¦s.