Y en el d¨ªa 101 de Trump, se abri¨® el muro

En el d¨ªa 101 del Gobierno Trump, no se empez¨® a construir el muro como hab¨ªa prometido el presidente. Se abri¨® un poquito. Lo que se abri¨® fue una peque?a puerta, cerrada con una cancela llena de herrumbre, que est¨¢ justo al final de la frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico, apenas unos metros antes de que la valla de hierro se adentre en el Pac¨ªfico, separando San Diego de Tijuana. Familias separadas por la frontera hicieron algo impensable: darse un abrazo.

All¨ª se abraz¨® a su madre Jeanette Lorenzo, de 31 a?os. Era la primera vez que se abrazaban en siete a?os. Lo hicieron justo sobre la l¨ªnea. Agentes de la polic¨ªa de inmigraci¨®n vigilaban la escena, para que los pies mexicanos no entraran del lado de Estados Unidos, y viceversa. Una nube de c¨¢maras de televisi¨®n las miraba a poca distancia. No se dijeron mucho, solo que se quer¨ªan. Lloraron. Todo dur¨® tres minutos. Un abrazo de tres minutos despu¨¦s de siete a?os. ¡°Fue dif¨ªcil soltarla cuando me dijeron que ya era la hora. Pareci¨® medio minuto. Le quer¨ªa decir muchas cosas, y abrazarla y no soltarla¡±.

La familia de Lorenzo pod¨ªa ser la de miles de personas en el sur de California que est¨¢n separadas por la valla fronteriza. Los de un lado no tienen papeles y los del otro no pueden cruzar. Hace 22 a?os, sus padres cruzaron ilegalmente a California con cuatro hijos. Ella est¨¢ protegida contra la deportaci¨®n por el programa DACA, con el que Barack Obama dio un cierto estatus a los inmigrantes sin papeles que llegaron siendo menores. Pero no puede salir del pa¨ªs con garant¨ªas de poder volver a entrar. Y su madre, Reina, fue deportada y no puede volver. Est¨¢ atrapada en Tijuana con toda su familia en California. ¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil de estar aqu¨ª es estar sin mis hijos¡±, dec¨ªa a trav¨¦s de la valla fronteriza, donde habl¨® con Jeanette durante horas esa ma?ana.

El lugar es una zona de seguridad entre las dos vallas que hay del lado norteamericano, separadas por unos 20 metros. Los fines de semana, por las ma?anas, los visitantes del parque pueden pasar la primera valla y acercarse a la segunda para hablar con la gente que est¨¢ en el Parque de la Amistad de Tijuana. Esa segunda valla, la que est¨¢ sobre la misma l¨ªnea, est¨¢ rodeada de una tupida reja con agujeros que apenas dejan pasar un dedo me?ique. Las personas de un lado y otro solo pueden rozarse las yemas de los dedos. Del lado norteamericano, la reja es gris. Cuando se abre la puerta, se ve que al otro lado hay pintado un coraz¨®n.

Jeanette Fern¨¢ndez vive en Chula Vista, a pocos kil¨®metros de la valla, ¡°pero es como si viviera en Nueva York¡±. Solo puede ver a su padre, Javier, en este parque los fines de semana y a trav¨¦s de la reja. No es muy distinto a una visita en la c¨¢rcel. Es la segunda vez que hace esto. Este domingo le dio un abrazo a su padre por primera vez en 10 a?os.

Esta apertura moment¨¢nea de una puerta en la valla se realiza gracias a un acuerdo entre la polic¨ªa fronteriza y una ONG local de San Diego, llamada Border Angels. Enrique Morones, director de la organizaci¨®n Border Angels (?ngeles de la frontera) explica que el origen del evento es su buena relaci¨®n con el jefe de la Patrulla Fronteriza en el sector de San Diego. Hace tres a?os, se pusieron de acuerdo para abrir esa puerta por primera vez. Fueron dos minutos. Este domingo, participaron seis familias y esa puerta estuvo abierta m¨¢s de 20 minutos. Empezaron haci¨¦ndolo solo el d¨ªa del ni?o de M¨¦xico (30 de abril) y ahora creen poder hacerlo tambi¨¦n el d¨ªa internacional del ni?o, en noviembre. Ya son dos veces al a?o. Esta es la quinta vez en tres a?os. ¡°Poco a poco. Mi objetivo es que acabemos haci¨¦ndolo todos los fines de semana¡±, dice Morones.

Morones conf¨ªa en el poder de la imagen. Esos abrazos en tierra de nadie encogen el coraz¨®n, no hay que saber nada de pol¨ªtica migratoria. Son im¨¢genes que han dado la vuelta al mundo. Ya se ha hecho un evento parecido en Texas y se est¨¢ preparando en Arizona, explica Morones. ¡°Esa imagen tiene que llegar a Washington¡±. Tambi¨¦n en tiempos de Trump. ¡°Me da igual el presidente. La imagen tienen que verla los que tienen poder para votar una reforma migratoria. ?C¨®mo puede ser que una ni?a no haya abrazado nunca a su padre?¡±. La imagen llegar¨¢ a Washington, seguro. Lo que no se sabe es si provocar¨¢ esa reforma legal, o un tuit.