¡°Estamos dispuestos a derramar sangre si Kenyatta no se va del Gobierno¡±
Los disturbios poselectorales dejan dos muertos en Mathare, el feudo del l¨ªder de la oposici¨®n en Kenia, y tres asesinados a golpe de machete en otro municipio
Entre chabolas y r¨ªos de agua turbia se levanta el barrio de Mathare, el principal feudo del l¨ªder de la oposici¨®n en Kenia, Raila Odinga. En este slum ubicado en la periferia de Nairobi han muerto este mi¨¦rcoles al menos dos manifestantes en los disturbios poselectorales. Adem¨¢s, otras tres personas fueron asesinadas a machete en el municipio de Tana River, seg¨²n testigos. El dirigente opositor ha acusado a la coalici¨®n gobernante de haber pirateado el sistema inform¨¢tico de recuento de votos de las elecciones generales celebradas este martes. Las muertes han ocurrido despu¨¦s de que agentes policiales fueran desplegados en la zona para sofocar las protestas.
Odinga se siente tan respaldado en Mathare que sus propios esl¨®ganes aparecen tatuados en los antebrazos de Philip y Alan, que se dedican a recoger pl¨¢sticos para venderlos. "R¨ªos de sangre estamos dispuestos a derramar si Uhuru [Kenyatta, el actual presidente] no se va del Gobierno". Estos j¨®venes soldados sin sueldo y con una fe po¨¦tica y perversa son el principal componente desestabilizador de los ciclos poselectorales en Kenia. Con un 74% de los votos escrutados, la comisi¨®n electoral otorga la victoria a Kenyatta, con una ventaja de 10 puntos sobre Odinga, l¨ªder de la coalici¨®n S¨²per Alianza Nacional (NASA, por sus siglas en ingl¨¦s).
Julius se acicala el bigote blanco mientras se apoya en un trozo de hierro oxidado que acaba de encontrar. "Donde estamos podr¨ªa ser la cuna de Nairobi. Dicen que es uno de los barrios m¨¢s antiguos de la ciudad". Aunque parezca que el barrio fue edificado a base de espasmos en la d¨¦cada de 1920, la aparente desorganizaci¨®n de las estrechas calles de Mathare responde a una l¨®gica aplastante: la del s¨¢lvese quien pueda. R¨ªos de agua turbia corren desde distintos puntos de este valle ubicado entre dos arterias de la ciudad y tallado por el r¨ªo que le da nombre a este barrio de chabolas.
Sin embargo, el componente ¨¦tnico (l¨²os, kikuyos o kalenjins) es solo una de las explicaciones que podr¨ªan complementar el an¨¢lisis. Hay otros muy visibles como la tasa de desempleo juvenil, que sigue siendo de las m¨¢s altas de la regi¨®n. De una poblaci¨®n en edad de trabajar de 24 millones de habitantes, uno de cada seis j¨®venes est¨¢ desempleado; en Uganda o Tanzania, la cifra es de uno de cada 20. Domar esta masa se ha convertido en la moneda de cambio electoral, aunque sin resultados evidentes, mientras contin¨²a la migraci¨®n forzosa desde el mundo rural a la ciudad. Solo en Nairobi se espera que aumente la poblaci¨®n en un 100% en los pr¨®ximos 12 a?os.
Por este motivo, las calles de Mathare o Kibera funcionaban como una sala de espera al aire libre: todos aguardaban las declaraciones de su candidato para saber c¨®mo actuar. Desde temprano, centenares de j¨®venes hac¨ªan sentir su desgarro por el supuesto fraude electoral, pero tambi¨¦n por el futuro con el que los pol¨ªticos les han hecho caminar en el margen durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Odinga hab¨ªa asegurado que "las elecciones hab¨ªan sido una farsa" y que "los resultados hab¨ªan sido hackeados". El men¨² estaba tan bien condimentado que el propio Gobierno decidi¨® enviar cinco camiones con soldados a patrullar por la periferia del suburbio. Al menos dos personas fallec¨ªan por disparos que proven¨ªan de las fuerzas de seguridad.
La imagen que se repet¨ªa en los callejones pintados con publicidad de refrescos y ropa tendida era inusual. Las tiendas de fruta y ropa de segunda mano, siempre salpimentadas de vida, estaban cerradas. Y la vida aqu¨ª esperaba inerte. Quiz¨¢s un futuro nuevo, pero incierto. El sonido de m¨²sica benga o rumba congolesa dejaba espacio al medio de comunicaci¨®n por excelencia: la radio. "No somos ajenos a las redes sociales, pero preferimos escuchar la propia voz de nuestros dirigentes y de los enlaces que tenemos en la Comisi¨®n Electoral. Raila es la ¨²nica persona que puede liderar el pa¨ªs. Nadie nos enga?ar¨¢", explicaba Michael, mientras daba instrucciones para quemar un neum¨¢tico.
Protestors shot dead by Kenyan soldier. (Confirmed as police officer, not army)
Gepostet von Jan Husar am Mittwoch, 9. August 2017
Pero la luz ven¨ªa de lejos. Binta lavaba en plena calle cinco kilogramos de peque?as doradas tra¨ªdas desde Mombasa. Su fortaleza emocional provocaba que los j¨®venes y adultos que estaban sentados a su alrededor sintieran un b¨¢lsamo de paz. "No tengo miedo de nada porque me siento refugiada en Mathare si la violencia estalla", explicaba esta madre de siete hijos que gana 30 euros al mes con su peque?o negocio. El miedo a que el estallido de violencia provoque una escasez de alimentos ha despertado tambi¨¦n la picaresca. Detr¨¢s de una ventana de madera apolillada, Cristine vend¨ªa un saco de harina a 220 chelines kenianos, unos 2 euros, cuando el precio normal es de 80 c¨¦ntimos de euros.
El cine del ¡®slum¡¯ como refugio
El arte como elemento emancipador y transformador lleva varios a?os educando a trav¨¦s del cine en este barrio de Nairobi. Slum TV naci¨® de un equipo de kenianos hace una d¨¦cada y con un equipo b¨¢sico contin¨²an adentr¨¢ndose en el laberinto torcido de chozas de hierro, mercados desvencijados y alcantarillas descubiertas para grabar historias de vida. Durante la violencia poselectoral de 2007 y 2008, y mientras las im¨¢genes internacionales se centraban en la violencia, esta productora encontr¨® otros focos que consideraban igualmente importantes: personas de diferentes grupos ¨¦tnicos que se daban de comer y refugio, j¨®venes que se negaban a tomar el machete, y l¨ªderes locales que negociaron la paz entre vecinos.
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