Francia naufraga en la desradicalizaci¨®n de los j¨®venes
El cierre de un centro experimental para desprogramar a radicalizados reabre el debate sobre la utilidad de esta pr¨¢ctica
El cierre de Pontourny ha sorprendido a pocos. Ni siquiera a los especialistas que trabajaban en estas instalaciones inauguradas hace menos de un a?o en la regi¨®n de Centro-Valle del Loira como el primer centro experimental de desradicalizaci¨®n de Francia. Aunque ten¨ªa cabida para hasta 25 personas, solo nueve pasaron por all¨ª. La ¨²ltima lo abandon¨® en febrero. Ninguna complet¨® el programa con el que se pretend¨ªa lograr ¡°la reinserci¨®n de j¨®venes radicalizados en v¨ªas de marginalizaci¨®n¡±.
¡°La experiencia no ha sido exitosa¡±, reconoci¨® el ministro del Interior, G¨¦rard Collomb, al anunciar este verano el cierre de Pontourny, el proyecto piloto que se pretend¨ªa implantar en otras zonas. Entre las razones del fracaso, seg¨²n analistas, est¨¢ el hecho de que no era un programa individualizado, su seguimiento era voluntario y el centro estaba situado en un lugar lejano, donde los participantes se sent¨ªan desplazados y aislados de su entorno. No es el ¨²nico fracaso en el campo de la desradicalizaci¨®n. Sonia Imloul, que dirig¨ªa una c¨¦lula de desradicalizaci¨®n en el suburbio parisino de Seine-Saint Denis que es considerada un modelo, fue condenada en marzo por desv¨ªo de fondos p¨²blicos. Y en junio, tres padres de yihadistas que se unieron al Estado Isl¨¢mico (ISIS) fueron acusados de haber enviado a sus hijos dinero de los fondos p¨²blicos recibidos por la asociaci¨®n que dirig¨ªan, Siria Prevenci¨®n Familias, creada para ayudar a familias que sufren la radicalizaci¨®n de uno de sus miembros.
Estos reveses no significan, seg¨²n el Gobierno, que se vaya a abandonar la b¨²squeda de una f¨®rmula para lograr la desradicalizaci¨®n de personas. ¡°Hay en marcha una reflexi¨®n para encontrar mejores medios para llevar a cabo esa lucha¡±, asegur¨® Collomb en el dominical Journal du Dimanche. Una lucha que adquiri¨® car¨¢cter de urgencia despu¨¦s de que, a partir de 2014, se disparara la cifra de radicalizados en el pa¨ªs y, un a?o m¨¢s tarde, Francia fuera v¨ªctima de algunos de los peores atentados yihadistas recientes de Europa y se convirtiera, a la par, en uno de los principales exportadores de yihadistas a Siria e Irak.
Cifras inquietantes
De acuerdo con el ministro del Interior, 217 adultos y 54 menores han regresado de Siria o Irak tras las derrotas sufridas sobre el terreno por el Estado Isl¨¢mico (ISIS). Hasta finales de mayo, 450 personas estaban encarceladas en Francia por hechos relacionados con el terrorismo de inspiraci¨®n islamista, frente a las 90 que se contaban en 2014. Y ¡°existen otras amenazas¡±, reconoci¨® Collomb en referencia a los individuos susceptibles de ser radicalizados gracias a ¡°una propaganda que desgraciadamente sigue siendo muy activa¡±. Actualmente, el n¨²mero de personas registradas por los servicios de seguridad debido a su posible radicalizaci¨®n supera los 18.500. Seg¨²n calcul¨® Le Figaro esta semana, son un 60% m¨¢s que hace dos a?os. Y la cifra ¡°no deja de aumentar¡±, advierte Collomb.
A la imparable cifra de presuntos radicalizados se une otro problema: salvo en reconocer que las c¨¢rceles son un vivero de extremistas y que usar m¨¦todos exclusivamente represivos no funciona, existe poco consenso sobre cu¨¢l es el mejor modo de desradicalizar a una persona, o sobre si siquiera esto es posible.
"No hay una f¨®rmula m¨¢gica" para desradicalizar
Ante tal cacofon¨ªa, las senadoras Esther Benbassa, del grupo Europa Ecolog¨ªa-Los Verdes, y Catherine Troendl¨¦, del partido conservador Los Republicanos, realizaron durante a?o y medio una investigaci¨®n exhaustiva de los diversos programas y proyectos de desradicalizaci¨®n en marcha en el pa¨ªs. Su conclusi¨®n no es alentadora. ¡°No existe una f¨®rmula m¨¢gica¡± para desprogramar a una persona, indican en un extenso informe presentado en julio al Senado, en el que sin embargo priorizan un enfoque individualizado del problema.
¡°No hay t¨¦cnicas o m¨¦todos para ¡®desactivar¡¯ a aquel que abraza la lucha armada¡±, coincide Mourad Benchellali, el primer preso franc¨¦s que acab¨® en Guant¨¢namo, acusado de formar parte de Al Qaeda tras pasar justo antes de los atentados del 11-S por un campo de entrenamiento de la organizaci¨®n terrorista en Afganist¨¢n. Benchellali, que en aquel entonces ten¨ªa 19 a?os, siempre asegur¨® que lleg¨® enga?ado por su hermano mayor, que le hab¨ªa animado a viajar al pa¨ªs en busca de aventuras, pero acab¨® purgando casi dos a?os en la en la controvertida prisi¨®n militar norteamericana en territorio cubano. Devuelto a Francia en 2004, cumpli¨® otra condena hasta enero de 2006. Cont¨® su historia en un libro, Viaje al infierno. Hoy est¨¢ considerado un especialista en temas de inserci¨®n y radicalizaci¨®n y escribe regularmente sobre el tema en el diario Lib¨¦ration. Adem¨¢s, forma parte de un think tank, Action R¨¦silience, reci¨¦n creado por el periodista y exreh¨¦n en Siria Nicolas H¨¦nin con el fin de buscar soluciones sobre la lucha contra la radicalizaci¨®n y el terrorismo.
Tambi¨¦n para Benchellali, la desradicalizaci¨®n es un proceso individual o, como dice citando al periodista David Thomson, uno de los m¨¢ximos especialistas en yihadismo franc¨¦s, ¡°en el marco de una toma de conciencia personal¡±. ¡°A riesgo de parecer demasiado pesimista, pienso que todo lo que podemos hacer es reunir las condiciones necesarias para favorecer ese ¡®estado de ¨¢nimo¡¯¡± que les permita optar por la desradicalizaci¨®n, acota Benchellali por correo electr¨®nico.
Francia busca nuevas soluciones
En oto?o, el primer ministro, ?douard Philippe, reunir¨¢ a un ¡°comit¨¦ interministerial de prevenci¨®n de la radicalizaci¨®n¡± que deber¨¢ proponer nuevas soluciones. Estas deber¨¢n estar basadas, a priori, en un modelo de ¡°estructuras peque?as para acoger a individuos bajo autoridad de la justicia y desarrollar soluciones alternativas al encarcelamiento¡±, tal como proponen la mayor¨ªa de los especialistas.
Benchellali a?adir¨ªa un consejo: no ser demasiado ambiciosos. ¡°Todo depende del objetivo que queramos lograr. Si se trata de llevar a las personas hacia un ¡°islam apropiado¡± o de contentarse con vigilar para que la persona no tienda a la violencia. Creo que el segundo objetivo es m¨¢s realista que el primero¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.