Espa?a escoge el bando equivocado al arrestar a los disidentes turcos
Que un pa¨ªs miembro de la UE detenga a ciudadanos de otros Estados miembros a petici¨®n de un tercer pa¨ªs en el que el sistema de derecho se ha venido abajo por completo es un esc¨¢ndalo

Solo una o dos semanas despu¨¦s del fracaso del golpe en Turqu¨ªa, que tuvo lugar el 15 de julio de 2017, me interes¨¦ por algunas cuestiones legales que pod¨ªan ser de inter¨¦s para cualquiera de mis amigos periodistas o acad¨¦micos, que o bien se encontraban en tierras europeas o hab¨ªan huido del pa¨ªs. Yo estaba en Italia, y ten¨ªa muchas ganas de tener una visi¨®n clara de lo que realmente estaba sucediendo en Turqu¨ªa y de cu¨¢les eran los riesgos.
Despu¨¦s de algunas conversaciones con algunos colegas alemanes y bur¨®cratas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que eran unos entendidos en derechos y obst¨¢culos, llam¨¦ a un abogado brit¨¢nico. ?l ten¨ªa algunas preguntas, como qui¨¦n estaba y d¨®nde en el extranjero. Cuando se enter¨® de que Can D¨¹ndar ¡ªcompa?ero m¨ªo, ex redactor jefe del diario Cumhuriyet¡ª tuvo que abandonar el pa¨ªs acusado de graves cr¨ªmenes por el simple hecho de hacer periodismo, estaba claramente irritado. Le dije de manera confidencial que se hallaba en Barcelona, aunque solo temporalmente.
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Despu¨¦s de un breve silencio, coment¨®: ¡°Creo que habr¨ªa que decirle de inmediato que no debe quedarse ah¨ª¡±. ¡°?Por qu¨¦?¡±, le pregunt¨¦. ¡°Espa?a forma parte de la UE¡±. ?l me respondi¨® con tranquilidad: ¡°Es un alto riesgo por dos razones. La primera es que los dos pa¨ªses han firmado un acuerdo bilateral sobre la devoluci¨®n de personas sospechosas o acusadas de cr¨ªmenes; la segunda, y m¨¢s importante, es que las autoridades espa?olas, y en particular los cuerpos policiales, no son en absoluto conscientes, o m¨¢s bien ignoran, que en Turqu¨ªa no existe un sistema de derecho. Se muestran distantes y r¨ªgidos sobre los casos que se les presentan. Tienden a creer a las autoridades turcas, incluso aunque mientan, como hacen a menudo, y carezcan de cualquier noci¨®n de justicia y de prueba¡±.
Poco despu¨¦s, D¨¹ndar se fue de Barcelona y se march¨® a Alemania. Todav¨ªa me pregunto qu¨¦ habr¨ªa pasado si Ankara hubiese averiguado su paradero. Sospecho que, muy probablemente, habr¨ªa corrido la misma suerte que los dos disidentes kurdos procedentes de Turqu¨ªa que acabaron en las c¨¢rceles espa?olas en cuesti¨®n de semanas. El primero fue Hamza Yal?in, director del semanario de izquierdas prokurdo Odak, y ahora ha sido Dogan Akhanli, escritor, destacado defensor de los derechos humanos, y abiertamente cr¨ªtico con el Gobierno de Erdogan. Yal?in es ciudadano sueco, y Akhanli hace mucho tiempo que tiene nacionalidad alemana.
Akhanli fue puesto en libertad el domingo por la ma?ana, pero esto no altera el preocupante hecho de que su libertad para viajar y su integridad personal ¡ªo las de otros portadores de pasaportes de la Uni¨®n Europea¡ª hayan peligrado. De esta manera se env¨ªa una se?al equivocada.
Desde el principio, la manera de proceder de Espa?a est¨¢ siendo de lo m¨¢s preocupante. Desde el punto de vista legal, que un pa¨ªs miembro de la UE detenga a ciudadanos de otros Estados miembros a petici¨®n de un tercer pa¨ªs en el que el sistema de derecho se ha venido abajo por completo y cuyo l¨ªder lleva tiempo recurriendo a la t¨¢ctica de toma de rehenes, y que lo haga sin ninguna flexibilidad y sin consultar en absoluto con los pa¨ªses de la UE involucrados, es, simple y llanamente, un esc¨¢ndalo.
Parece que la causa es que el derrumbamiento del Estado de derecho en Turqu¨ªa corre parejo a la incapacidad de las autoridades de ese pa¨ªs de presentar ni una sola prueba cre¨ªble relacionada con ning¨²n caso ni con ning¨²n sospechoso de car¨¢cter pol¨ªtico ¡ªincluido el fallido golpe de Estado¡ª, y, seg¨²n indican las ¨²ltimas informaciones, debido a la inmensa purga posterior a la sedici¨®n, en estos momentos la judicatura est¨¢ repleta de j¨®venes reclutados por su lealtad a Erdogan que hacen exactamente lo que el ejecutivo les dice que hagan: arresta a este, prepara tal acusaci¨®n, deja en la c¨¢rcel a esta y a aquella persona, y as¨ª sucesivamente
La cuesti¨®n es que, actualmente, algunos pa¨ªses miembros de la UE, como Alemania, son perfectamente conscientes de esta situaci¨®n catastr¨®fica. El encontronazo entre Erdogan y Berl¨ªn ha puesto de manifiesto la magnitud de esta. El presidente turco est¨¢ extremadamente frustrado por el hecho de que haya funcionarios, intelectuales, periodistas y disidentes kurdos que "siguen armando jaleo" en territorio de la UE. Erdogan ha insistido en que se han enviado a Berl¨ªn alrededor de 4.500 expedientes de extradici¨®n sin ning¨²n resultado. Como es comprensible, las autoridades alemanas los rechazan con el argumento de que faltan pruebas concretas y de que la extradici¨®n a la actual Turqu¨ªa, en la que se ha vuelto a introducir la tortura y en la que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), actualmente en el Gobierno, impulsa la pena de muerte, es poco probable, ya que la Uni¨®n Europea y el sistema del Tribunal Europeo de Derechos Humanos son estrictamente vinculantes.
Espa?a deber¨ªa ser consciente de que el pulso entre el Gobierno turco y sus aliados se va a agudizar. Tanto la Uni¨®n Europea como Estados Unidos se enfrentan al hecho que, en lo que respecta a los disidentes procedentes de Turqu¨ªa, Erdogan est¨¢ absolutamente decidido a exportar sus propios valores y su voluntad a la marca europea. "Los turcos no han tenido el menor reparo en relacionar [en privado] las detenciones con personas que ellos reclaman a Estados Unidos y a Alemania", declaraba hace poco un polic¨ªa turco a BuzzFeed News. "Estamos advirtiendo a nuestra gente de que tenga cuidado".
Eric Edelman, que fue embajador en Turqu¨ªa entre 2003 y 2005, hac¨ªa referencia a los intentos de Turqu¨ªa de interferir en un juicio ¡ªel llamado caso Zarrab¡ª que Erdogan considera "extremadamente delicado" para su posici¨®n internacional, y en un reciente art¨ªculo en el Washington Post afirmaba que "el Gobierno turco est¨¢ practicando una 'diplomacia de rehenes'".
Turqu¨ªa est¨¢ atravesando una fase muy turbulenta y se encuentra amenazada por una turbocracia en toda regla. Por consiguiente, Espa?a deber¨ªa ser extremadamente consciente de esta situaci¨®n particular y abordarla como tal. En casos como los de Yal?in y Akhanli, habr¨ªa sido mucho m¨¢s acertado consultar r¨¢pidamente y en detalle con Suecia y Alemania, as¨ª como mostrar respeto por los derechos humanos antes que tomarse en serio las peticiones de extradici¨®n de Turqu¨ªa en los casos de libertad de expresi¨®n. Salta a la vista que, actualmente, las fuerzas de seguridad y el sistema judicial son una prolongaci¨®n de su Gobierno turbocr¨¢tico.
Lo m¨¢s importante es que los ciudadanos de origen turco y kurdo de la Uni¨®n Europea ¡ªy de otros lugares¡ª?que disienten de la manera en que Erdogan gobierna Turqu¨ªa, tienen que poder viajar a territorio espa?ol sin miedo a que sus autoridades los traten injustamente.
Yavuz Baydar es analista turco.
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