Al Sisi se plantea reformar la Constituci¨®n para perpetuarse en el poder
Los ac¨®litos del mariscal en el Parlamento egipcio pretenden eliminar el l¨ªmite de dos mandatos
A estas alturas, se podr¨¢ acusar al r¨¦gimen de Abdel Fatah Al Sisi de violaciones m¨²ltiples de derechos humanos en Egipto ¡ªcomo hizo Human Rights Watch (HRW) en un reciente informe¡ª, pero no de imprevisibilidad. El principal tema de discusi¨®n en los mentideros pol¨ªticos de Egipto este verano ha sido una hipot¨¦tica reforma de la Constituci¨®n para alargar los mandatos presidenciales de cuatro a seis a?os y eliminar el l¨ªmite de dos mandatos introducido en 2014. Es decir, perpetuar a Al Sisi en el poder. Mientras los ac¨®litos del presidente en el Parlamento y los medios de comunicaci¨®n defienden la idea, algunos de sus compa?eros de viaje en el golpe de Estado de 2013 se muestran reacios. El mariscal, de momento, guarda un estruendoso silencio.
El primer diputado en sugerir la reforma fue Ismael Naser Eddin, perteneciente al mayor grupo parlamentario la Alianza de Apoyo a Egipto. Se espera que Eddin presente pr¨®ximamente en la Asamblea Popular su propuesta, que podr¨ªa afectar a cinco art¨ªculos diferentes. El presidente del Parlamento, Ali Abdel Aal, abri¨® tambi¨¦n la puerta a una enmienda de la Carta Magna en una conferencia en la Universidad de Mansura: ¡°La Constituci¨®n de 2014 en su forma actual no sirve a los intereses del pa¨ªs a largo plazo (...). Varios de los art¨ªculos en la Constituci¨®n deben ser reconsiderados¡±. Como es habitual, la justificaci¨®n reside en preservar la estabilidad del pa¨ªs en un per¨ªodo dif¨ªcil.
¡°De momento, las propuestas de diversos diputados para extender el mandato de Al Sisi son globos sonda¡±, explica Michele Dunne, directora del programa de Oriente Medio de la fundaci¨®n Carnegie. Sin embargo, el hecho de que Al Sisi no haya descartado esta opci¨®n alimenta las sospechas y rumores. La situaci¨®n recuerda a la que se produjo tras la asonada, cuando el ambicioso mariscal prometi¨® reiteradamente no buscar la presidencia del pa¨ªs. Pero, despu¨¦s de una intensa campa?a en los medios oficialistas, se vio ¡°forzado¡± a reconsiderar su posici¨®n y se acab¨® presentando a los comicios presidenciales de hace tres a?os.
Por su parte, los debilitados partidos de la oposici¨®n laica han puesto el grito en el cielo. Las fuerzas islamistas ni tan siquiera forman parte del debate, pues la mayor¨ªa se hallan proscritas, como los Hermanos Musulmanes del expresidente Mohamed Morsi. Adem¨¢s, varios constitucionalistas y pol¨ªticos que participaron en la redacci¨®n de la Carta Magna han advertido de que la reforma ser¨ªa inconstitucional. ¡°La Constituci¨®n contiene un art¨ªculo que establece de forma clara que no es posible cambiar los art¨ªculos referidos a la elecci¨®n del presidente¡±, escribe Mohamed Abul Ghar, l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata, en un art¨ªculo publicado en el diario Masry Al-Youm, donde asegura que tales cambios requerir¨ªan iniciar un nuevo proceso constituyente.
Desde 1952, ninguno de los cinco presidentes que han gobernado Egipto han abandonado el poder por voluntad propia, una herencia que tuvieron en cuenta los miembros de la Asamblea Constituyente al incluir una cl¨¢usula que evitara la tentaci¨®n de implantar un r¨¦gimen personalista. Su eliminaci¨®n enterrar¨ªa el ¨²nico avance importante recogido en la Constituci¨®n vigente. El resto, como el reconocimiento de las libertades de expresi¨®n y asociaci¨®n, se ha convertido en papel mojado. Adem¨¢s, las enmiendas propuestas convertir¨ªan en una ilusi¨®n cualquier esperanza albergada por la oposici¨®n de reforma del r¨¦gimen con la llegada de un nuevo l¨ªder.
En teor¨ªa, las pr¨®ximas elecciones presidenciales se celebrar¨¢n en junio de 2018. ¡°Al Sisi se enfrenta a una elecci¨®n que la mayor¨ªa de egipcios considera una farsa, lo que llevar¨¢ a una d¨¦bil y embarazosa muestra de apoyo popular¡±, opina Dunne. Un veterano periodista egipcio est¨¢ de acuerdo en que esa es la raz¨®n por la que algunos pretenden alargar el mandato de Al Sisi a seis a?os y posponer los comicios: ¡°En 2014, cuando Al Sisi a¨²n era bastante popular, el Gobierno ya tuvo que ampliar un d¨ªa las votaciones para elevar la escasa participaci¨®n. Ahora la participaci¨®n ser¨¢ a¨²n menor, quiz¨¢s de un 10% y dejar¨¢ al r¨¦gimen en evidencia ante la comunidad internacional¡±.
No obstante, no poner las urnas tambi¨¦n tendr¨ªa un coste. ¡°Creo que enmendar la Constituci¨®n ser¨ªa a¨²n menos popular que celebrar una farsa electoral (...) Esta ¨²ltima opci¨®n es la m¨¢s probable, pero antes de la primavera, esto podr¨ªa cambiar¡±, sostiene la analista estadounidense. Aunque Al Sisi obtuvo un sospechoso 95% de los votos en 2014, y su adversario, Hamdin Sabahi, denunci¨® irregularidades, dos pol¨ªticos parecen dispuestos a concurrir: Jaled Ali, el abogado progresista que ha liderado los esfuerzos por impugnar la cesi¨®n de dos islas del mar Rojo a Arabia Saud¨ª, y Ahmed Shafiq, el militar al que derrot¨® el islamista Mohamed Morsi en los comicios de 2012.
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