Fran?ois Jullien: ¡°Agitar miedos identitarios funciona¡±
Es uno de los pensadores m¨¢s traducidos del franc¨¦s. En su ¨²ltimo ensayo agita el debate que recorre Europa planteando que la identidad cultural no existe
No hay que hablar de identidad cultural. Hay que hablar de recursos culturales. El uso del t¨¦rmino ¡°identidad¡± excluye, levanta fronteras. El t¨¦rmino ¡°recursos¡± incluye, abre la puerta a un terreno com¨²n. Esta es una de las principales aportaciones intelectuales del fil¨®sofo franc¨¦s Fran?ois Jullien al debate identitario que sacude Europa, que sacude el mundo.
Para situar bien un debate, lo primero que hay que hacer es actuar sobre los t¨¦rminos del mismo; o sea, sobre la palabra. Y eso es lo que intenta hacer Jullien, de 65 a?os, con su ensayo La identidad cultural no existe (Taurus). Fil¨®sofo citado por la izquierda francesa y uno de los intelectuales galos m¨¢s traducidos del mundo (a pesar de que no suele ser muy dado a apariciones medi¨¢ticas), presentar¨¢ su libro el martes 31 de octubre en el Instituto Franc¨¦s de Madrid.
Catedr¨¢tico de la Universidad Par¨ªs VII Denis Diderot y gran experto en filosof¨ªa china, nos recibe en su estudio, ubicado al sur del Sena, cerca de la plaza de la Contrescarpe, un sitio tranquilo, de techos altos, plagado de libros en alem¨¢n, en franc¨¦s, en chino. En su mesa, atestada de papeles, no hay espacio para el ordenador; ¨¦l es de los que dictan lo que escriben.
Pregunta. En su libro ofrece usted herramientas para aprehender el debate identitario que recorre Europa. ?La reacci¨®n contra la globalizaci¨®n, la uniformizaci¨®n, es el principal motivo por el que existe esa inquietud?
Respuesta. No estoy seguro. Es una raz¨®n de peso. Hay un sentimiento de aplastamiento de la diversidad cultural bajo el papel opresor de la mundializaci¨®n, que estandariza, y hay una reacci¨®n contra esto. Pero hay otra raz¨®n: Europa ya no tiene tanto poder y hay un repliegue identitario. Ha ocurrido tambi¨¦n en Estados Unidos.
¡°El discurso pol¨ªtico se ha empobrecido porque los pol¨ªticos ya no leen. La clase pol¨ªtica ha perdido mucho por estar sometida a los medios¡±
P. Defiende usted que debemos dejar de hablar de identidad cultural para hablar de recursos culturales.
R. Los recursos culturales no son valores. Los valores tienden a excluirse los unos a los otros, y se predican; los recursos, no. Unos recursos se suman a otros, alumbran a otros, no se excluyen, no son ra¨ªces. ?Defender la cultura qu¨¦ es? Es activar esos recursos.
P. ?Considera que es necesario activar los recursos culturales franceses?
R. S¨ª, por supuesto. Hay que activar un terreno com¨²n. No es un com¨²n de esencias ni de pertenencias, es un com¨²n de recursos compartidos. Y el primer recurso cultural, pol¨ªtico, social es la lengua. Por tanto, mi primera exigencia es activar la ense?anza del franc¨¦s. Para ello hay que preocuparse de que todos los ni?os que nazcan en Francia aprendan bien el idioma.
¡°Si una familia isl¨¢mica impide a los ni?os hablar en casa el franc¨¦s que aprenden en el colegio, debe ser excluida¡±
P. ?Eso no ocurre hoy en Francia?
R. Evidentemente que no. No hay m¨¢s que ir a la banlieue. Hay ambientes isl¨¢micos donde los padres incluso impiden a sus hijos hablar franc¨¦s en casa. Hay que decirlo. Para m¨ª, si una familia impide a los ni?os hablar en casa el franc¨¦s que aprenden en el colegio, debe ser excluida.
P. No es una idea pol¨ªticamente correcta¡
R. Me da igual. La lengua es un recurso. Yo defender¨ªa tanto el bret¨®n como el franc¨¦s si Proust hubiera escrito en bret¨®n. Los recursos del franc¨¦s est¨¢n m¨¢s desplegados que los del bret¨®n. Y defiendo de igual manera la ense?anza del castellano, del italiano o del alem¨¢n. No es una idea chovinista.
P. En los colegios de Catalu?a se aprende espa?ol y catal¨¢n. Pero hay gente que se queja de que se margina el castellano en la ense?anza y en algunos hogares.
R. Se puede aprender el provenzal y el franc¨¦s. No conozco la situaci¨®n de Espa?a, pero creo que los recursos culturales catalanes existen. ?Qu¨¦ lugar hay que darles en la ense?anza? No me puedo pronunciar. Pero me alegro de que en Francia se haya despertado la cultura bretona o provenzal; son recursos que se suman, que no excluyen.
P. Y sin embargo, a menudo, la lengua se utiliza para excluir¡
R. S¨ª, porque se piensa en t¨¦rminos de valores o de pertenencia en vez de recursos, que no pertenecen a nadie, que est¨¢n ah¨ª, disponibles para todos. Si propongo sustituir identidad y pertenencia por recursos y fecundidad es porque ese desplazamiento es fundamental para salir de este impasse pol¨ªtico y social, para encontrar modos de viabilidad hist¨®rica inteligentes.
P. ?C¨®mo asiste usted, desde la distancia, al conflicto que hay en Espa?a con Catalu?a?
R. No tengo una mirada clara. Solo me hago una pregunta. Me aventuro a hacerla, a modo de hip¨®tesis: Espa?a pas¨® la p¨¢gina del franquismo, lo comprendo; pero en la historia nunca se pasa p¨¢gina. La pregunta es: ?qu¨¦ hay de reprimido en ese conflicto? El psicoan¨¢lisis pol¨ªtico tambi¨¦n existe; sirve para evitar entrar en una espiral de compensaciones y sustituciones que nunca acaba y que trocea lo pol¨ªtico, de modo que la pol¨ªtica acaba en mercadeo.
¡°La izquierda no se ha vuelto pragm¨¢tica, se ha vuelto c¨ªnica: habla de igualdad y por debajo hace todo lo contrario¡±
P. Las ¨²ltimas elecciones presidenciales francesas estuvieron marcadas por el tema de la identidad y usted dijo que hab¨ªa que huir de falsos debates.
R. No solo eran debates falsos, eran oscurantistas, de mercadeo pol¨ªtico. Es f¨¢cil jugar la carta de la identidad. Con una Francia en una cierta retirada hist¨®rica, agitar los miedos identitarios funciona. El miedo es ¨²til en pol¨ªtica, es demag¨®gico pero funciona, sobre todo cuando hay elecciones.
P. ¡°Nuestros ancestros los galos¡±, dec¨ªa Sarkozy¡
R. S¨ª, gilipolleces¡
P. En una entrevista en Lib¨¦ration dijo usted que est¨¢ consternado porque el personal pol¨ªtico ya no lee.
R. Es verdad. Aunque ahora eso est¨¢ cambiando. No quiero hacer el elogio de nadie, pero Emmanuel Macron sabe lat¨ªn y griego, habla un franc¨¦s mucho m¨¢s elaborado que sus antecesores. Y lee. Ha le¨ªdo filosof¨ªa, se nota. La clase pol¨ªtica francesa ha perdido mucho por estar sometida a los medios. Los presidentes de la Rep¨²blica sol¨ªan hablar un franc¨¦s activo y rico: De Gaulle, Pompidou, Giscard d¡¯Estaing¡ Bueno, Mitterrand tambi¨¦n, incluso Chirac. El corte se produce en 2007 con S¨¦gol¨¨ne Royal y Sarkozy, que son personas que no leen; leen informes, noticias, no cogen un libro; y utilizan un lenguaje que, de pobre, se vuelve demag¨®gico. El discurso pol¨ªtico se ha empobrecido mucho porque los pol¨ªticos ya no leen.
P. No se crea que eso es patrimonio de los franceses, si viera usted a la clase pol¨ªtica espa?ola¡
R. Y a la italiana. La demagogia camina de la mano de la ca¨ªda del nivel del lenguaje. Si se habla un castellano activo, rico, no se puede ser demagogo. E ir¨ªa incluso m¨¢s lejos. Pensando en la amenaza terrorista, si los ni?os hubieran aprendido bien franc¨¦s, a trav¨¦s de los autores, del pensamiento franc¨¦s, no se producir¨ªan los actos de terrorismo a los que asistimos.
P. ?Usted cree?
R. Claro. La cultura no es la guinda del pastel. Creo que ese es el gran error de Marx, que dijo cosas esenciales, pero se equivoc¨® cuando dijo que la estructura es la econom¨ªa y que lo cultural es una superestructura; no, no es cierto, la cultura est¨¢ en la base. Si uno estudia a Descartes, Pascal, Hugo, Baudelaire, hay cosas que ya no har¨¢ porque ni siquiera las pensar¨¢. La tolerancia est¨¢ en la lengua. Y el sectarismo tambi¨¦n se refleja en ella. La lengua es aquello a trav¨¦s de lo cual se articula el pensamiento; no es neutra. Pensar es explotar los recursos de la lengua. En Francia ha habido mucha demagogia y se ve en la pobreza del discurso. En el debate televisivo entre Marine Le Pen y Macron se vio la diferencia. Lo que ella dec¨ªa eran tonter¨ªas, pero adem¨¢s su lenguaje era pobre, vulgar, y eso lo vieron los franceses.
P. ?Considera que ese es uno de los motivos por los que gan¨® Macron?
R. S¨ª, fue fundamental. El pueblo no es tan tonto. La demagogia tiene su rendimiento, pero se agota pronto. Se ha visto en el caso de Trump.
P. El candidato del Partido Socialista, Beno?t Hamon, le citaba a usted y a su idea de las ¡°transformaciones silenciosas¡±. ?C¨®mo explica usted la crisis de la izquierda en Europa?
R. Creo que la izquierda europea debe mutar. Todav¨ªa se agarra al mito de la revoluci¨®n. Y la revoluci¨®n es imposible hoy d¨ªa, no tiene ning¨²n sentido. Debe pensar en las transformaciones silenciosas, lo importante es cambiar las cosas, de modo efectivo. La izquierda no se ha vuelto pragm¨¢tica, se ha vuelto c¨ªnica: habla de igualdad y por debajo hace todo lo contrario. Ha tenido tantos casos de corrupci¨®n como la derecha en Francia, y pagar¨¢ cara su inmoralidad pol¨ªtica cubierta de igualdad ficticia. Me cuesta hablar de su pa¨ªs, pero me parece que a la izquierda espa?ola le pasa lo mismo. Y a la italiana.
P. ?C¨®mo deber¨ªa repensarse la izquierda?
R. Creo que hay un pensamiento en torno al com¨²n. No es un com¨²n de asimilaci¨®n en el que todo el mundo debe llevar el mismo sombrero, sino un com¨²n intensivo que no es comunitarismo.
P. Asistimos a un cambio en el equilibrio geopol¨ªtico con la ascensi¨®n de China. Usted que conoce esa tradici¨®n milenaria, ?c¨®mo cree que puede cambiar el mundo por ese influjo, por esa nueva posici¨®n de China?
R. Ya est¨¢ en una posici¨®n hegem¨®nica. Pero no sabemos leer el imperialismo chino porque lo leemos a la occidental, a la romana: llegamos, desembarcamos, colonizamos, exterminamos y despu¨¦s hacemos carreteras, abrimos colegios¡ China no hace eso. No juega al ajedrez, juega al Go. No es de ataque frontal, de eliminar al otro vaciando el tablero; es de empezar desde el vac¨ªo, poner una piedra aqu¨ª, otra all¨¢¡ China tiene un proyecto imperialista: compra el aeropuerto de Toulouse, el puerto de Atenas¡ Juega en su damero. La cuesti¨®n es de qu¨¦ va a ser portadora. Es f¨¢cil ser segundo; ser primero es complicado: hay que arriesgar, inventar. China ahora es rica, gloriosa. Para movilizar a la gente, al ser un r¨¦gimen autoritario, recurre al motor del nacionalismo. La cuesti¨®n es: ?podr¨¢ reactivar unos recursos, frente a la influencia occidental, que no sean de pacotilla o de vitrina?
P. Usted public¨® hace poco el libro Une seconde vie (Una segunda vida). ?Qu¨¦ opina de la proliferaci¨®n de manuales que nos venden recetas para la felicidad?
P. Es algo espantoso. Se produce por efecto de la retirada de lo religioso, al quedarse un terreno vac¨ªo, el del desarrollo personal. Los libros de filosof¨ªa han sido desplazados en las librer¨ªas por una especie de subpensamiento que es f¨¢cil, banalidades que son una sopa. No se puede luchar contra la sopa. Es un pensamiento que no es ni conceptual, ni cuestiona nada; es una ideolog¨ªa vaga, consensual, blanda, que no suscita resistencias porque carece de un ¨¢ngulo.
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