Halloween: No hay nada como una buena historia de fantasmas
Existen pocos seres tan terrenales como los esp¨ªritus: se aparecen en todas las culturas
Existen pocos seres tan terrenales como los fantasmas: se aparecen en todas las culturas, son casi tan antiguos como la civilizaci¨®n porque reflejan el temor a la muerte, pero tambi¨¦n la esperanza en que exista algo m¨¢s all¨¢ y podamos comunicarnos con ello, tome la forma que tome. Ahora que celebramos la Noche de todos Los Santos ¡ªa la que damos calabazas con Halloween (perd¨®n por el chiste malo), una fiesta que se impone cada vez con m¨¢s fuerza¡ª es un buen momento para recordar que los fantasmas son criaturas tangibles, terrenales y pol¨ªticas.
Una de las mayores crisis que vivieron los fantasmas en su historia demuestra hasta que punto sus destinos est¨¢n ligados a los nuestros. Como explica Susan Owens en The Ghost: A cultural history (Fantasmas: una historia cultural), que acaba de publicarse en el Reino Unido, durante la Edad Media la teor¨ªa principal que explicaba la presencia de espectros entre nosotros era que se trataba de las almas del purgatorio, que continuaban vagando por la tierra. Sin embargo, se enfrentaron a un problema may¨²sculo cuando la Reforma anglicana decret¨® que el purgatorio no exist¨ªa.
Por eso, explica Owens, cuando escribe Hamlet en 1609, Shakespeare se cuida mucho de evitar cualquier referencia a ese territorio ahora prohibido y asegur¨® que el fantasma del padre del pr¨ªncipe dan¨¦s estaba ¡°condenado a caminar durante la noche¡±. Dado que los espectros se empe?aron en seguir apareciendo, la soluci¨®n que se encontr¨® ante la ausencia de purgatorio fue el infierno: se trataba de criaturas escapadas del averno para atormentarnos. Pero, en el mundo espectral, nada es tan sencillo porque no todos los fantasmas son necesariamente mal¨¦ficos.
La fiesta de los muertos
De hecho, los fantasmas que protagonizan el relato espectral m¨¢s famoso de la historia de la literatura, La canci¨®n de Navidad, de Charles Dickens, publicado en 1843, son seres bastante positivos. Se trata de tres criaturas, los fantasmas de las navidades presentes, pasadas y futuras, que se le aparecen a Scrooge?durante una noche y que logran la redenci¨®n de este avaro infame y jefe t¨®xico hasta convertirle en un ser generoso y amable.
Nada es sencillo cuando se trata de fantasmas. Roger Clarke escribi¨® un ensayo interesante sobre nuestra obsesi¨®n por estas criaturas del m¨¢s all¨¢, Historia de los fantasmas. 500 a?os buscando pruebas. No se trata de un libro que quiera demostrar que existen, sino que se limita a describir nuestra obsesi¨®n por los ectoplasmas contando episodios tan espectrales como una epidemia de fantasmas que se abati¨® sobre un barrio de Londres en siglo XIX. Clarke explica que las apariciones se dividen en numerosas categor¨ªas: ¡°Poltergeists, fantasmas hist¨®ricos o tradicionales, manifestaciones de improntas mentales, apariciones relacionadas con situaciones de crisis o cercanas a la muerte, saltos en el tiempo, fantasmas de los vivos, objetos inanimados encantados¡±.
Aunque son universales, es cierto que el Reino Unido ha sido siempre una tierra abonada para los fantasmas ¨Ccon perd¨®n de Belmez¨C. Muchos de los relatos de fantasmas m¨¢s conocidos fueron escritos por autores brit¨¢nicos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII cuando parec¨ªa que era imposible que los espectros resistiesen la ofensiva cient¨ªfica de la Revoluci¨®n Industrial. Sin embargo, hasta Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, el m¨¢s racional de los personajes racionales, cre¨ªa firmemente en el espiritismo.
De nuevo, los fantasmas lograron imponerse en el mundo en el que parec¨ªan no tener lugar. Ni siquiera se les resisti¨® la fotograf¨ªa ¨Cla imagen m¨¢s famosa de un fantasma, la Dama Marr¨®n de Raynham Hall, fue tomada en 1936 (todav¨ªa hay gente que defiende su autenticidad)¨C, mientras que en Poltergeist, una pel¨ªcula que revolucion¨® el cine de terror, salen de la televisi¨®n (aunque la explicaci¨®n ¨²ltima de su presencia iracunda es que alguien tuvo la peregrina idea de construir una urbanizaci¨®n sobre un antiguo cementerio indio).
Existan o no, los fantasmas nos han dejado un pu?ado de obras maestras de la literatura ¨Ccomo El Horla, de Guy de Maupassant, los relatos de MR James u Otra vuelta de tuerca, de Henry James¨C o pel¨ªculas que, no importa las veces que las veamos, siguen dando miedo, como El sexto sentido, Los otros o Al final de la escalera, incluso aquellas que no dan miedo, como la maravillosa El fantasma y la se?ora Muir. A¨²n as¨ª, si tuviese que quedarme con un espectro, elegir¨ªa al fantasma que interpreta Miguel Rell¨¢n en El bosque animado, la adaptaci¨®n de la novela de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez que dirigi¨® Jos¨¦ Luis Cuerda. El espectro en cuesti¨®n le arruina el negocio al bandido del bosque, Fendetestas, un maravilloso Alfredo Landa, que trata de convencer al ¨¢nima para que se vaya a Cuba con la Santa Compa?a¡ ¡°Yo que t¨², sobre todo no teniendo que pagar el pasaje, no lo dudaba¡ No haber ido a San Andr¨¦s de Teixido, yo no digo que est¨¦ bien, pero no haber estado en Am¨¦rica pudiendo. Eso clama al cielo¡±¡
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.