Bruselas da dos semanas a Londres para que concrete la factura del Brexit
Los europeos son cada vez m¨¢s pesimistas sobre la posibilidad de pasar a la segunda fase del acuerdo de divorcio
Europa quiere ver un cheque brit¨¢nico sobre la mesa en dos semanas. De lo contrario, se niega a pasar a la siguiente fase de la negociaci¨®n del Brexit, el divorcio entre dos enemigos ¨ªntimos, Reino Unido y la UE. El jefe negociador europeo, Michel Barnier, dio ayer ese ultim¨¢tum a la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May. En plena crisis de Gobierno, May se enfrenta a la posici¨®n europea con la amenaza de marcharse dando un portazo: aprob¨® ayer una ley que fija la fecha del Brexit para el 29 de marzo de 2019, con o sin acuerdo. Europa no se inmut¨®: exige el dinero por delante para seguir negociando.
El reloj del Brexit ya corre, y Reino Unido advirti¨® ayer que el divorcio se consumar¨¢ ¡ªpase lo que pase, con acuerdo o sin ¨¦l¡ª el 29 de marzo de 2019. Pero Bruselas y Londres siguen jugando al p¨®quer. Europa mira sus cartas y cuenta sus fichas aparentemente impasible ante posibles faroles: pese a la amenaza brit¨¢nica de marcharse por las bravas, el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, dio ayer dos semanas al Reino Unido para que concrete la factura del Brexit y haga ¡°las concesiones necesarias¡± como para que la negociaci¨®n pueda pasar a la siguiente fase.
Nadie esperaba gran cosa de las conversaciones de esta semana: avances t¨¦cnicos a la espera de un arre¨®n pol¨ªtico, poco m¨¢s. El timing ¡ªen medio de dos consejos europeos, despu¨¦s de la cumbre de octubre pero a¨²n lejos de la reuni¨®n de diciembre¡ª no permit¨ªa m¨¢s ambici¨®n. Pero el ultim¨¢tum est¨¢ ah¨ª; los pr¨®ximos 15 d¨ªas ser¨¢n claves. En ese plazo, Europa quiere ver un cheque brit¨¢nico con muchos ceros encima de la mesa. ¡°Si Theresa May firma el cheque lo dem¨¢s es poes¨ªa: todo ser¨¢ muy f¨¢cil¡±, explicaban ayer fuentes europeas. Pero el Gobierno brit¨¢nico se desmorona, y Europa ve cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil que en la cumbre de diciembre haya avances suficientes para dar un paso adelante.
Barnier dej¨® claro que las propuestas brit¨¢nicas son excesivamente vagas, insuficientes tanto en la factura del divorcio como en la frontera con Irlanda del Norte y los derechos de la ciudadan¨ªa. En el otro lado, Londres sigue ci?¨¦ndose a una estrategia que no funciona. La canciller Angela Merkel dio calabazas a los brit¨¢nicos hace unos d¨ªas, y la amenaza brit¨¢nica de marcharse dando un portazo, sin acuerdo, no ha hecho mella en la unidad europea. Si los brit¨¢nicos siguen en sus trece, la Uni¨®n se negar¨¢ a hablar de lo que m¨¢s le interesa al Reino Unido: la futura relaci¨®n con Europa, un acuerdo comercial entre la UE a Veintisiete ¡ªcon su gigantesco mercado de casi 500 millones de personas¡ª y el socio d¨ªscolo, que a pesar de los pesares sigue siendo una de las grandes econom¨ªas del mundo y una potencia militar.
En la maravillosa Rebelde sin causa, los dos adolescentes que se disputan el corral se citan con sus coches en un acantilado para jugar al denominado juego de la gallina. Se trata de conducirlos a toda velocidad; el primero en girar o detenerse, pierde. En ese juego, el participante m¨¢s irracional ¡ªo el que tiene el mejor coche¡ª lleva las de ganar: James Dean logra detenerse en el l¨ªmite, pero su contrincante cae al acantilado. Y ese es, poco m¨¢s o menos, el resumen de la negociaci¨®n: un juego de la gallina pol¨ªtico entre un Reino Unido debilitado por una formidable crisis pol¨ªtica y una UE que, contra pron¨®stico, no ha dado muestras de divisi¨®n. El Gobierno de Theresa May, en cambio, est¨¢ al borde de la implosi¨®n, en parte por las distintas sensibilidades sobre el Brexit de varias figuras del partido conservador.
Barnier se cit¨® ayer ante la prensa con el ministro brit¨¢nico del Brexit, David Davis, y se mostr¨® de lo m¨¢s pesimista, cariacontecido y serio. Davis vendi¨® ¡ªcomo suele¡ª algo m¨¢s de optimismo. Pero ambos dejaron claro que apenas hay avances en los tres asuntos fundamentales. La factura del Brexit parec¨ªa encaminada despu¨¦s de un discurso de May en Florencia, en septiembre. Pero las dos posiciones est¨¢n muy alejadas: Europa quiere de 60.000 a 100.000 millones por los compromisos adquiridos; May se queda en apenas 20.000 millones, aunque la prensa brit¨¢nica apunta que podr¨ªa subir a 40.000. La soluci¨®n para Irlanda se complica. Y en asunto de los derechos de la ciudadan¨ªa, Londres tiene que aceptar el papel del Tribunal Europeo de Justicia. Pero lo importante, en esta fase, es la pista del dinero. ¡°Hay que saldar las cuentas, como en cualquier separaci¨®n¡±, dijo Barnier. ¡°Hacen falta flexibilidad, imaginaci¨®n y buena voluntad¡±, le replic¨® Davis.
En toda negociaci¨®n importante (y esta sin duda lo es), ambos jugadores tienen incentivos para escenificar una primera ruptura, para poder presumir en casa de la dureza de su posici¨®n. Despu¨¦s del postureo suele llegar el acuerdo, m¨¢s a¨²n si las dos partes tienen mucho que perder, como es el caso. ?Hay posibilidades de alcanzar un pacto en 15 d¨ªas?, pregunt¨® ayer la prensa europea. ¡°Yo creo que s¨ª¡±, afirm¨® Barnier con la media sonrisa del jugador de p¨®ker que se ve con buenas cartas. Si miente, el acantilado del Brexit sin acuerdo est¨¢ m¨¢s cerca. Ya hay fecha: 29 de marzo de 2019. A medianoche, horario de Bruselas.
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