Arabia Saud¨ª cambia de piel
La gran transformaci¨®n del pa¨ªs promovida por el hijo del rey entusiasma a los j¨®venes, pero su ritmo suscita temores
Ciudades gestionadas por inteligencia artificial, complejos tur¨ªsticos a orillas del mar Rojo y un repentino protagonismo de las mujeres que, de no poder conducir, han pasado a dirigir la Bolsa, presidir una entidad bancaria, ser rectoras de universidad o gestionar un hotel. No hay semana en que Arabia Saud¨ª no sorprenda al mundo con un proyecto inimaginable solo unos meses atr¨¢s. El mayor exportador de petr¨®leo del mundo est¨¢ embarcado en un ambicioso plan de reformas para cuando se acabe el man¨¢ negro que lo ha alimentado durante d¨¦cadas. A¨²n no est¨¢ clara la profundidad de esta muda de piel que tiene a los saud¨ªes entre entusiasmados y temerosos, pero sus efectos ya son visibles en la calle.
Cambio es la palabra de moda en el Reino del Desierto. ¡°Es el ¨²nico camino al futuro¡±, aseguraba esta semana en Riad el ministro de Comunicaciones y Tecnolog¨ªa de la Informaci¨®n, Abdullah AlSwaha. Hablaba durante un foro organizado por la Fundaci¨®n Misk para abordar los retos que plantea esa transformaci¨®n sin precedentes en un pa¨ªs gobernado por una monarqu¨ªa absoluta que desde su creaci¨®n en 1932 ha apostado por la estabilidad y el statu quo. Decir que est¨¢ cambiando es una obviedad. Todos los pa¨ªses lo hacen. La diferencia es el ritmo y la direcci¨®n. ¡°Hemos visto m¨¢s cambios en los ¨²ltimos 20 meses que en los ¨²ltimos 20 a?os¡±, constataba Faisal J. Abbas, el director del diario Arab News
At¨®nitos quedaron a principios de mes con la detenci¨®n de 200 personas, incluidos pr¨ªncipes y ministros, acusados de malversar 86.000 millones de euros. Est¨¢n recluidos en el Ritz-Carlton.
Los derechos humanos, asignatura pendiente
"La situaci¨®n ha empeorado en los ¨²ltimos meses", coinciden varios activistas de derechos humanos. Las esperanzas que suscit¨® el apartamiento como heredero de Mohamed Bin Nayef, el terror de los activistas, desaparecieron con las detenciones de principios de oto?o. "Cualquiera susceptible de hablar con libertad o est¨¢ en la c¨¢rcel, o amenazado, o se ha ido fuera del pa¨ªs".
La reciente campa?a contra la corrupci¨®n suscita diferencias. Mientras algunas voces la apoyan ("por alg¨²n sitio hab¨ªa que empezar y necesit¨¢bamos un tratamiento de choque"), otras insisten en que las prominentes detenciones del Ritz-Carlton no tienen nada que ver con la lucha contra el fraude ("es pura venganza").
Desde ambas interpretaciones, el temor es el mismo: el estado policial va a endurecerse. ¡°Tal vez la pr¨®xima vez ni siquiera podamos hablar con usted de forma an¨®nima, pero confiemos en que, como sucedi¨® en Singapur, con el tiempo logremos cierta apertura¡±, manifiestan.
¡°Han desaparecido los mutawas¡±, me responde una amiga cuando en la noche de mi llegada a Riad le pregunto cu¨¢l es el cambio que m¨¢s ha notado desde la ¨²ltima vez que nos vimos hace un par de a?os. Se refiere a los miembros de la ominosa Comisi¨®n para la Prevenci¨®n del Vicio y la Promoci¨®n de la Virtud, una especie de polic¨ªa religiosa que se ha dedicado a imponer sus estrechos c¨®digos morales sobre el conjunto de la sociedad saud¨ª.
Es dif¨ªcil para un extranjero hacerse idea de lo que supon¨ªa, sobre todo para las mujeres y los j¨®venes, la continua intromisi¨®n de esos zelotes en su vida diaria. Vara en mano impon¨ªan la segregaci¨®n sexual de los espacios p¨²blicos, afeaban una ropa demasiado corta o ajustada en ellas, un corte de pelo demasiado moderno en ellos, que las mujeres rieran o hablaran en alto, que los chicos pasaran mensajes a las chicas.
No es que de repente los saud¨ªes se hayan desprendido de las t¨²nicas blancas (ellos) y los sayones negros (ellas). Pero en los centros comerciales, verdaderas plazas p¨²blicas en pa¨ªs donde durante casi ocho meses al a?o es imposible salir a la calle debido a las altas temperaturas, el ambiente se ha relajado y se ve a hombres y mujeres que conversan con tranquilidad. Tambi¨¦n en muchas oficinas se ha relajado la separaci¨®n en aras al trabajo en equipo y la productividad.
Sin duda ha habido cambios econ¨®micos y legales de m¨¢s calado, pero dif¨ªcilmente m¨¢s simb¨®licos. Al poner coto al poder del estamento religioso, el rey Salm¨¢n ha sacudido uno de los pilares de la monarqu¨ªa absoluta saud¨ª, la alianza que sus predecesores sellaron con los ulemas a cambio de legitimidad. Semejante atrevimiento ha sido obra de su hijo favorito y desde el pasado junio heredero, el pr¨ªncipe Mohamed Bin Salm¨¢n, quien tambi¨¦n es ministro de Defensa y preside Saudi Aramco (la petrolera nacional), la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos y la Comisi¨®n de Lucha contra la Corrupci¨®n.
El pr¨ªncipe que m¨¢s poder ha acumulado en la historia del reino ha llegado a las puertas del trono en un momento en que el petr¨®leo ya no garantiza otro pilar de la monarqu¨ªa, el Estado de bienestar con el que satisfac¨ªa a sus s¨²bditos. La convicci¨®n de que los precios bajos no son coyunturales obligaba a replantearse la econom¨ªa rentista, tal como ha propuesto en su Visi¨®n Saud¨ª para 2030. Pero la versi¨®n ultraconservadora del islam que ha alentado la alianza de la monarqu¨ªa con el clero (el wahabismo) bloqueaba las energ¨ªas necesarias para emprender el cambio.
Ha dejado de ser ¨²til esa cosmovisi¨®n que est¨¢ detr¨¢s de la segregaci¨®n de sexos, las trabas para que las mujeres conduzcan o un sistema educativo basado en la religi¨®n en vez de en la capacitaci¨®n profesional. De ah¨ª que en la misma conferencia de inversores en la que el mes pasado el heredero anunci¨® el macro proyecto de Neom, una ciudad del futuro que requiere 500.000 millones de d¨®lares, tambi¨¦n defendiera el ¡°islam moderado¡±.
Las autoridades ¡°tratan de sintonizar con la gente, no al rev¨¦s¡±, asegura una activista de los derechos humanos qu¨¦ cuestiona el estereotipo del ultraconservadurismo de los saud¨ªes. ¡°No es cierto que todos respalden al clero wahab¨ª¡±, concurre un observador extranjero. Con un 70% de la poblaci¨®n menor de 30 a?os y una tasa de penetraci¨®n de las redes sociales de las m¨¢s altas del mundo, las diferencias con el resto del planeta empiezan a diluirse, aunque se aprecia una brecha generacional.
MBS, como se conoce al heredero y hombre fuerte del reino, tiene 32 a?os y ha conectado con esa primera generaci¨®n de saud¨ªes que ha crecido con Internet, videojuegos, e inform¨¢ndose a trav¨¦s de pantallas en vez de papel. J¨®venes y mujeres est¨¢n entusiasmados con la transformaci¨®n que propone. Raro es el entrevistado que no simpatiza con sus planes.
¡°Antes de [que lanzara] la Visi¨®n 2030 simplemente pensaba que era otro pr¨ªncipe m¨¢s, no ten¨ªa una idea especial sobre ¨¦l. Le apoyo porque hace que me sienta relevante y est¨¢ llevando a cabo las cosas que siempre he deseado, pero no pensaba que ocurrir¨ªan en mi pa¨ªs¡±, resume Lama AlJohar, licenciada en administraci¨®n de empresas de 29 a?os, que trabaja para una de las agencias gubernamentales implicadas en el proyecto. ¡°Compar¨¢bamos no con EE UU, sino con nuestros vecinos, con Dub¨¢i, y nos pregunt¨¢bamos por qu¨¦ no pod¨ªamos ser c¨®mo ellos¡±.
AlJohar abri¨® los ojos cuando hace 15 a?os sus padres decidieron instalarse en Sharjah (junto con Dub¨¢i, parte de la federaci¨®n de Emiratos ?rabes Unidos) para que sus hermanas mayores pudieran estudiar una Periodismo y otra Derecho, dos carreras que entonces estaban vetadas a las mujeres en Arabia Saud¨ª. ¡°Hice el bachillerato all¨ª y la experiencia me impact¨®¡±, admite. Hoy no es inusual encontrarse con reporteras saud¨ªes en las conferencias de prensa, y la v¨ªspera de nuestra entrevista el ministro de Justicia, el jeque Walid al Samaani, anunci¨® que su departamento va a contratar por primera vez a mujeres.
¡°Cada d¨ªa es una oportunidad, nada es demasiado ambicioso¡±, se?ala Meshal al Harasani, un inventor de 31 a?os que asesora a la Universidad Rey Abdelaziz. ¡°La Visi¨®n 2030 es sobre los j¨®venes. No hay l¨ªmites¡±, asegura con una frase que los entrevistados repiten a menudo.
¡°El mundo debe prepararse para la juventud saud¨ª. No es que estemos hambrientos, es que nada puede saciar nuestro apetito¡±, advierte una entusiasta Rana al Deghaiter, de 27 a?os, responsable de operaciones en una empresa de marketing que colabora con el proyecto real.
Al Deghaiter recuerda que la evoluci¨®n empez¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada cuando, bajo el reinado del fallecido Abdal¨¢, se extendi¨® el programa de becas para estudiar en el extranjero. Varios cientos de miles de saud¨ªes, mujeres y hombres, se han formado fuera, principalmente en Estados Unidos, pero tambi¨¦n en Espa?a, como Nawaf, Abdulmalik y Ahmed. Los tres tratan de encontrar trabajo no en el sector p¨²blico como era lo usual hasta ahora, sino en el privado que MBS quiere convertir en la locomotora econ¨®mica del reino.
¡°El regreso de los que estudiamos en otros pa¨ªses y las redes sociales han impulsado un cambio social. Quer¨ªamos una oportunidad y ha llegado con el pr¨ªncipe heredero. Nos ha abierto las puertas. Ha fijado un objetivo. Ahora el camino est¨¢ claro¡±, explica Al Deghaiter.
Algunos, sin embargo, temen las consecuencias. ¡°Va demasiado deprisa. No me interprete mal, yo soy liberal y apoyo los cambios, pero despu¨¦s de d¨¦cadas de tenernos en un pu?o, la apertura ten¨ªa que haberse hecho de forma m¨¢s pausada. Nos hemos ido de un extremo a otro¡±, manifiesta Hisham A., un ingeniero formado en EE UU y que ahora trabaja para multinacional asi¨¢tica.
Es una preocupaci¨®n habitual entre quienes superan los 40 o peque?os empresarios. ¡°?A qui¨¦n benefician todos esos macrocontratos que anuncian? A las multinacionales y al Gobierno que recibir¨¢ sus impuestos. Mientras, las pymes y la clase media nos estamos empobreciendo¡±, conf¨ªa Y. A. que acaba de cerrar su peluquer¨ªa por falta de resultados. Tampoco las capas m¨¢s modestas han visto hasta ahora el beneficio; s¨®lo el encarecimiento de la electricidad, el agua y la gasolina o el IVA que va a introducirse a partir de enero. Pero su malestar va contracorriente y en general guardan silencio.
El director regional del Banco Mundial, Nadir Mohammed, se hace eco de esas inquietudes. ¡°Nos preocupa no el ritmo de las reformas sino el momento. Debido a los bajos precios del petr¨®leo y a la dependencia del sector privado de los gastos p¨²blicos, se ha ralentizado la econom¨ªa¡±, constata durante una reuni¨®n con periodistas en Riad. Mohammed, que califica el proyecto de ¡°valiente y ambicioso¡±, espera que el Gobierno ponga pronto en marcha la llamada cuenta ciudadana para compensar a los m¨¢s d¨¦biles por la p¨¦rdida de los subsidios.
¡°No me lo creo. Ya hemos estado antes ah¨ª. Tambi¨¦n [el rey] Abdal¨¢ habl¨® de la lucha contra la corrupci¨®n, y ah¨ª est¨¢n las cinco ciudades econ¨®micas que cre¨®, vac¨ªas tras inversiones de cientos de millones¡±, declara Hasan M., un profesor universitario que pertenece a la minor¨ªa chi¨ª. ¡°Todo es superficial¡±, sentencia tras recordar que tampoco las promesas de inclusi¨®n de su comunidad produjeron ning¨²n resultado tangible.
¡°Por supuesto que hay esc¨¦pticos, so?adores, indiferentes¡ las diferencias son saludables¡±, apunta AlJohar, la licenciada en empresariales. ¡°Pero tener un plan es mejor que no tenerlo; incluso si s¨®lo logramos el 50 % de lo que nos proponemos¡±, concluye.
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