Diccionario de la crisis pol¨ªtica alemana
Jamaica, Groko o Soli son algunos de los conceptos que ayudan a entender qu¨¦ est¨¢ pasando en Berl¨ªn
El pasado domingo, el partido liberal encabezado por Christian Lindner rompi¨® las negociaciones con los conservadores y Los Verdes para formar un Gobierno en Alemania tan solo ocho semanas despu¨¦s de las elecciones. Angela Merkel gan¨® los comicios el pasado mes de septiembre, pero su partido, el bloque conservador CDU/CSU, no logr¨® la mayor¨ªa suficiente para formar un Gobierno. Estos son algunos de los t¨¦rminos y conceptos que ayudan a comprender la in¨¦dita crisis que atraviesa la tradicionalmente templada pol¨ªtica alemana.?
Jamaica. Es el nombre con el que se conoce a la coalici¨®n de conservadores, liberales y verdes que la madrugada del domingo colaps¨® sumiendo al pa¨ªs en una crisis pol¨ªtica sin precedentes. Los colores de la bandera de la isla caribe?a coinciden con el de los partidos llamados a entenderse. Negro para el bloque conservador CDU/CSU, amarillo para los liberales y verde para el partido ecologista. La caricatura de Merkel con peinado rastafari es ya todo un cl¨¢sico en los medios alemanes.
Groko. Contracci¨®n de gran coalici¨®n (gro?e Koalition). Una vez fracasado el intento de coalici¨®n Jamaica, la aritm¨¦tica electoral indica que la Groko (socialdem¨®cratas, SPD y conservadores CDU/ CSU) es la ¨²nica opci¨®n viable para obtener una mayor¨ªa de Gobierno. Problema: El SPD sali¨® escaldado de sus ¨²ltimas dos coaliciones con la CDU de Merkel (2005-2009 y 2013-hoy) y hasta ahora se han negado categ¨®ricamente a repetir pareja de baile.
Estabilidad. Es una de las palabras que m¨¢s se repite estos d¨ªas y que los negociadores del heterog¨¦neo grupo de la coalici¨®n Jamaica aseguraban tener muy presente. Sab¨ªan que si fracasaban, se abrir¨ªa paso a una etapa de inestabilidad pol¨ªtica de largo alcance, impropia hasta ahora de estas latitudes. El anhelo de estabilidad germana no es sentimiento coyuntural. Anida en la psique de muchos alemanes y tiene evidentes ra¨ªces hist¨®ricas en la Alemania de la posguerra y que ha resultado en d¨¦cadas de transiciones electorales con contados sobresaltos. En parte por eso, la posibilidad de un Gobierno en minor¨ªa, que en otros pa¨ªses puede ser hasta cierto punto natural, en Berl¨ªn se contempla casi como la ¨²ltima opci¨®n.
Soli. Es el impuesto que los alemanes pagan desde la reunificaci¨®n en 1990 para ayudar a la econom¨ªa de los Estados del Este del pa¨ªs. Muchos alemanes dicen estar hartos de pagar los costes de la reunificaci¨®n, que asciende a un 5,5% del IRPF, para los trabajadores que superen el mileurismo. Durante las negociaciones de coalici¨®n, los liberales exigieron la eliminaci¨®n del Solidarit?tszuschlag, alias Soli, convertido en uno de los importantes puntos de fricci¨®n en el embri¨®n Jamaica.
Nunca m¨¢s pasar hambre. Los liberales no quieren que la amarga experiencia de 2013, cuando se quedaron fuera del Parlamento por no lograr el 5% de los votos requeridos se repita. Cuatro a?os de ostracismo extraparlamentario han sido duros. Entonces culparon de su fracaso a los incumplimientos de su programa electoral que se vieron obligados a cometer en el Gobierno Merkel II, en el que cohabitaron con la canciller (2009-2013). Cuando Christian Lindner, peg¨® la espantada la noche del domingo y rompi¨® las negociaciones de la coalici¨®n Jamaica dejando boquiabierta a Alemania, el partido explic¨® en tuiter que ¡°no pod¨ªamos respaldar el esp¨ªritu del documento de coalici¨®n. Supondr¨ªa renunciar a nuestros principios. Y a todo por lo que hemos luchado en estos cuatro a?os¡±. De aquellos traumas, tal vez estos lodos.
Camisas limpias. Las que le faltaban a Wolfgang Kubiki, vicepresidente de los liberales, FDP el viernes, cuando se supo que las negociaciones se prolongar¨ªan todo el fin de semana. Kubiki declar¨® entonces que su mujer iba a tener que venir a Berl¨ªn a traerle m¨¢s camisas. Preguntada por la prensa su mujer, en el norte de Alemania, respondi¨® que se las apa?ara solito. La falta de mudas, las noches en blanco y las jornadas maratonianas se han convertido en las se?as de identidad de unas extenuantes negociaciones que han conducido a ninguna parte.
Merkeld?mmerung. El ocaso de la canciller. Sobran analistas y art¨ªculos de prensa que pronostican desde hace d¨ªas que Merkel tiene los d¨ªas contados al frente del tim¨®n de la primera econom¨ªa europea. Hace a?os que los medios alemanes pronostican el final de la era Merkel y alg¨²n d¨ªa acertar¨¢n. Despu¨¦s de 12 a?os en el poder, parece l¨®gico pensar que ese final est¨¦ m¨¢s cerca que lejos. Pero tambi¨¦n es cierto que en las encuestas los alemanes siguen prefiriendo a la canciller para dirigir el pa¨ªs. Si se volviese a votar hoy, dicen los sondeos, la CDU de Merkel volver¨ªa a ganar. Pero adem¨¢s, no hay todav¨ªa un recambio evidente y listo para triunfar entre las filas conservadoras. Otra cuesti¨®n es si la cabeza de la canciller podr¨ªa estar en juego como condici¨®n para aceptar entrar en una coalici¨®n y si la CDU estar¨ªa dispuesta a aceptar semejante exigencia.
Reunificaci¨®n familiar. Es uno de los asuntos que hizo saltar por los aires el acuerdo de coalici¨®n. Alemania ha acogido a 1,3 millones de refugiados en dos a?os. Muchos de los refugiados planean sacar a sus familias de las zonas de guerra y traerlos a Alemania. La prensa ha especulado durante meses con abultad¨ªsimas cifras, amenazando poco menos que con una invasi¨®n. Estudios m¨¢s serios como el del IAB think tank de la Agencia de Empleo estiman que son unos 50.000 familiares los que podr¨ªan venir el a?o que viene a Alemania en el marco de la reunificaci¨®n familiar. La moratoria implica que hasta marzo de 2018, las personas con protecci¨®n subsidiaria ¨Cun tipo de asilo m¨¢s restringido- no podr¨¢n traer a sus familiares. Los liberales y los conservadores quieren prolongar la moratoria, mientras que los verdes creen que es un derecho de todo refugiado y que no es posible integrarte cuando tu familia est¨¢ bajo las bombas. Con la extrema derecha pisando fuerte y frot¨¢ndose las manos ante el desmoronamiento de los equilibrios pol¨ªticos tradicionales, cualquier debate jur¨ªdico y racional en torno a la inmigraci¨®n se ha vuelto una quimera, tambi¨¦n en Alemania.
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