Manuel Alfonso Ortells, dibujante del horror nazi
El combatiente republicano, superviviente de Mauthausen, retrat¨® la vida y la muerte en el campo de concentraci¨®n
Con Manuel Alfonso Ortells no pudo nadie. Ni las dos guerras en las que combati¨®, la civil espa?ola y la mundial, ni el campo de concentraci¨®n de Mauthausen, donde murieron, entre otros miles de v¨ªctimas, centenares de presos republicanos espa?oles, en el que pas¨® m¨¢s de cuatro a?os y que dej¨® retratado en decenas de dibujos. Como tampoco los largos a?os de exilio forzado por la imposibilidad de regresar a la Espa?a franquista. La fuerza de Pajarito, como lo llamaban por el ave con el que firmaba muchas de las ilustraciones en las que plasm¨® la pesadilla de Mauthausen, se apag¨® el 14 de noviembre en Francia, el pa¨ªs donde reconstruy¨® su vida. Ortells ten¨ªa 99 a?os y mucho, a¨²n, que contar.
A pesar de todo lo sufrido, subraya su hija mayor, Maite, siempre hablaba ¡°sin odio¡±. ¡°Lo contaba de una manera que no impresionara, siempre con detalles humor¨ªsticos, no paraba de decir que hab¨ªa tenido mucha suerte¡±, explica por tel¨¦fono desde Talence, en las afueras de Burdeos, donde Manuel se instal¨® al final de la Segunda Guerra Mundial y acab¨® llevando una vida ¡°muy feliz y tranquila¡± junto a su mujer, la vasca Natividad Eguiluz, y sus cuatro hijos y 11 nietos.
Un final tranquilo para un hombre que lo vivi¨® y sufri¨® todo demasiado pronto. Nacido el 20 de septiembre de 1918 en Hospitalet del Llobregat, estudi¨® dibujo en la escuela de cer¨¢mica de Onda, Castell¨®n, sin saber que eso ser¨ªa lo que acabar¨ªa salvando su vida unos a?os m¨¢s tarde en el campo de concentraci¨®n nazi en Austria. Sin cont¨¢rselo a su familia, cuando estall¨® la Guerra Civil se fue a combatir en el frente de Arag¨®n con la columna Durruti.
Herido, logr¨® escapar hasta Francia, donde acab¨® en los campos de Vernet y Septfonds. All¨ª, le contar¨ªa a?os m¨¢s tarde a la periodista Montserrat Llor, autora del libro Vivos en el Averno nazi, en el que relata las experiencias de los supervivientes espa?oles en los campos de concentraci¨®n, consigui¨® hacerse clandestinamente con un l¨¢piz, un cuaderno de dibujo y papel para escribir cartas a su madre.
Acuciado por el hambre, ¡°para escapar de la miseria y comer un poco m¨¢s¡±, como relat¨® al tambi¨¦n periodista Carlos Hern¨¢ndez (Los ¨²ltimos espa?oles de Mauthausen), a finales de 1939 se alist¨® en la 23 compa?¨ªa de trabajadores espa?oles. Capturado por las tropas alemanas en junio de 1940, acab¨® trasladado a Mauthausen, junto a otros cientos de prisioneros espa?oles. ¡°?ramos tantos que no sab¨ªan d¨®nde meternos¡±, dir¨ªa a?os despu¨¦s.
El retrato oculto
Aprovech¨® el desconcierto de los primeros momentos para esconder un retrato que hab¨ªa hecho de su madre y que, oculto en los lugares m¨¢s insospechados, incluso bajo las axilas cuando hab¨ªa inspecciones, logr¨® conservar durante toda su estancia en el campo de concentraci¨®n y mostraba a¨²n, orgulloso, en su casa de Burdeos en los ¨²ltimos a?os de su vida. Porque el dibujo, repetir¨ªa siempre, fue lo que salv¨® su vida, ya que hizo que acabara destinado a la Baub¨¹ro, la oficina de ingenieros y arquitectos donde se hac¨ªan planos para la construcci¨®n del campo y que le permiti¨®, al menos, librarse del fr¨ªo y de los duros trabajos bajo los que sucumbieron miles de sus compatriotas espa?oles y presos de otras nacionalidades.
Eso fue tambi¨¦n lo que le dio acceso a las pinturas y el papel en el que har¨ªa los retratos de la realidad de Mauthausen que suponen, hasta hoy, un recordatorio del horror nazi, como el que muestra a unos prisioneros transportando en camilla el cuerpo de otro en direcci¨®n a unas largas escaleras que llevan hasta el crematorio. Pero Manuel Alfonso Ortells tambi¨¦n aprovech¨® para hacer algunas postales ¡°para los amigos¡± y hasta alg¨²n dibujo pornogr¨¢fico ¡°por un cacho de pan¡±, ilustraciones en las que se vislumbraba ¡°su talante, el buen humor que ten¨ªa, un humor muy fino¡±, explica Llor desde Madrid.
Todos los dibujos los incluy¨® en la autobiograf¨ªa De Barcelona a Mauthausen. Diez a?os de mi vida que escribi¨®, primero para sus hijos, en 1984, aunque acab¨® cediendo los derechos a Memoria Viva, que lo edit¨® en 2007. ¡°Me impresionaba much¨ªsimo su energ¨ªa, su inconformismo para que nada quedara en el olvido¡±, recuerda Llor. El a?o pasado, cuando ya le afectaba una senilidad que le hac¨ªa olvidar algunas cosas, aunque no Mauthausen, Ortells recibi¨® la Legi¨®n de Honor francesa. Nunca tuvo un reconocimiento oficial de Espa?a.
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