El Senado de EE UU aprueba la reforma fiscal de Trump
La propuesta del presidente supone la mayor bajada de impuestos de los ¨²ltimos 30 a?os
El Senado estadounidense aprob¨® este s¨¢bado de madrugada la reforma fiscal m¨¢s profunda en 30 a?os y allan¨® el camino para la primera gran victoria pol¨ªtica de Donald Trump. El texto, que sufri¨® alteraciones de ¨²ltima hora escritas a mano en los m¨¢rgenes, en un fren¨¦tico debate de dos d¨ªas, sali¨® adelante con el apoyo de 51 votos republicanos y el rechazo de 48 dem¨®cratas y un republicano. Ahora, esta propuesta de ley deber¨¢ armonizarse en una comisi¨®n bilateral con la que sali¨® de la C¨¢mara de Representantes el pasado 16 de noviembre, que coincide en las l¨ªneas maestras.
El recorte de impuestos asciende a cerca de 1,5 billones de d¨®lares en el plazo de dos a?os, con las empresas como principales beneficiadas. Baja el impuesto de sociedades del 35% al 20% ¡ªpor debajo de los tipos aplicados en Francia o Jap¨®n¡ª y duplica el m¨ªnimo exento a las familias (de 12.000 a 24.000 d¨®lares en parejas), entre otras medidas, que grosso modo son del agrado del ideario conservador m¨¢s antifisco.
La propuesta legislativa tambi¨¦n aprovecha para eliminar un mandato clave de la reforma sanitaria de Barack Obama: las penalizaciones para aquellos estadounidenses que no contraten un seguro m¨¦dico. En el ¨²ltimo momento, adem¨¢s, los senadores incorporaron algunas modificaciones, como el mantenimiento de actual la tasa m¨ªnima alternativa para empresas e individuos (un impuesto m¨ªnimo adicional que se cre¨® para evitar que empresas y rentas altas sorteasen la mayor parte del fisco a golpe de deducciones, entre otras medidas).
Una vez armonizado, el texto volver¨¢ a las C¨¢maras para ratificarse, y Trump podr¨¢ entonces rubricar la ley, algo que espera concluir antes de acabar el a?o. La experiencia de esta semana, no obstante, muestra que nada puede darse por seguro en esa comisi¨®n que debe fundir ambos textos, y que el diablo se esconde en los detalles.
A las dificultades para salvar el proyecto en el Senado ha contribuido la mala relaci¨®n del presidente republicano con varios de los senadores de su propio partido: el rifirrafe que Jeff Flake, de Arizona, protagoniz¨® con Trump hace poco m¨¢s de un mes result¨® sonado, y ahora ha sido uno de los legisladores que m¨¢s obst¨¢culos ha puesto para bendecir la reforma. Aun as¨ª, este viernes acab¨® apoy¨¢ndola. Quien se opuso hasta el final fue Bob Corker, de Tennessee, que ped¨ªa cambios de ¨²ltima hora ¡ªcomo eliminar o reducir algunas rebajas¡ª para reducir el bocado a las arcas p¨²blicas que supondr¨¢ el plan.
Porque m¨¢s all¨¢ de las luchas intestinas, las cuentas en Washington no estaban muy claras. El jueves, cuando las discrepancias acabaron por provocar la suspensi¨®n de la sesi¨®n hasta este viernes, el Comit¨¦ de Fiscalidad del Congreso acababa de difundir un informe en el que advert¨ªa de que el d¨¦ficit p¨²blico aumentar¨ªa en un bill¨®n a lo largo de una d¨¦cada como consecuencia de esa rebaja tributaria, cuando el objetivo de sus ide¨®logos es que el est¨ªmulo a la actividad -y sus consiguientes ingresos p¨²blicos adicionales- compensara la reducci¨®n de los tipos impositivos.
Trump no se pod¨ªa permitir otro fracaso tras el descalabro de Obamacare. Los republicanos ten¨ªan claro que quer¨ªan tumbar la reforma sanitaria del presidente dem¨®crata, pero no lograron consensuar un modelo alternativo. Esta vez, el coste pol¨ªtico de no conseguir sacar adelante la profunda modificaci¨®n fiscal era mucho mayor, por varios motivos. Primero, porque se a?ade al anterior; segundo, porque sucede ya cerca de cumplirse un primer a?o de Gobierno marcado por la falta de victorias de calado en las C¨¢maras legislativas y tercero, porque los mercados ya daban por supuestos esos est¨ªmulos fiscales y un cambio de gui¨®n lastrar¨ªa la confianza empresarial.
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