Bruselas y Londres pactan las condiciones del divorcio del Brexit
Juncker y May cierran un primer acuerdo que abre la puerta a la segunda fase de negociaciones para la salida de Reino Unido de la Uni¨®n Europea
Fumata blanca. Bruselas y Londres han cerrado esta ma?ana, al alba, un acuerdo hist¨®rico sobre las condiciones de su divorcio, la primera salida de la Uni¨®n Europea en m¨¢s de 60 a?os. En una negociaci¨®n al m¨¢s alto nivel entre Jean-Claude Juncker, el jefe de la Comisi¨®n Europea, y la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, el Gobierno brit¨¢nico se ha comprometido a pagar la factura del Brexit, por un importe de entre 40.000 y 45.000 millones de euros, y ha garantizado los derechos de los ciudadanos europeos que viven en Reino Unido (y acepta el papel del Tribunal Europeo de Justicia sobre una base voluntaria). Y lo m¨¢s importante: la Uni¨®n y el Reino Unido han alcanzado un pacto sobre la frontera con Irlanda, el cap¨ªtulo m¨¢s delicado. "No habr¨¢ frontera dura", se ha congratulado May, "y garantizamos la integridad del Reino Unido".
En la pr¨¢ctica, ambas promesas resultan bastante irreconciliables si Londres reh¨²sa permanecer en el mercado ¨²nico europeo. Pero el acuerdo de este viernes permite avanzar pol¨ªticamente y dejar los detalles m¨¢s complejos para la siguiente fase de la negociaci¨®n. "Hemos hecho grandes esfuerzos en ambos lados y el acuerdo permite empezar a negociar la futura relaci¨®n", ha dicho May en una rueda de prensa conjunta con Juncker. "Recomendamos al Consejo Europeo que acepte que hay progresos suficientes en la negociaci¨®n para pasar a la siguiente fase", ha dicho Juncker, "aunque queda mucho por hacer". Como prueba de que en la cuesti¨®n de la frontera queda todo por hacer, el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, ha asegurado que en la siguiente etapa de discusi¨®n "habr¨¢ un cap¨ªtulo espec¨ªfico sobre Irlanda". El presidente del Consejo, Donald Tusk, ha explicado que hay un preacuerdo para empezar a negociar el periodo de transici¨®n ¡ªen principio dos a?os¡ª entre el divorcio y la futura relaci¨®n.
Lo siguiente ser¨¢ la futura relaci¨®n comercial entre brit¨¢nicos y europeos. "El modelo ser¨¢ el acuerdo comercial con Canad¨¢", ha dicho Barnier. Si ese es el modelo, vienen curvas: el CETA (ese pacto de libre comercio con Canad¨¢) tard¨® ocho a?os en negociarse y ha tenido una tortuosa andadura hacia su ratificaci¨®n, con las opiniones p¨²blicas de muchos pa¨ªses completamente divididas y un veto de ¨²ltima hora por parte de la regi¨®n belga de Valonia que a punto estuvo de hacer naufragar el acuerdo.
Bruselas es una f¨¢brica de apa?os. Su especialidad son ese tipo de negociaciones de madrugada. Y ese ha sido el caso una vez m¨¢s: particularmente en el cap¨ªtulo de Irlanda. Juncker y May, en una fren¨¦tica negociaci¨®n en la que han participado tambi¨¦n el primer ministro irland¨¦s Leo Varadkar, y Arlene Foster (l¨ªder del partido norirland¨¦s DUP, que apoya a May), evitan una frontera dura con Irlanda del Norte, y respetan a la vez la integridad del Reino Unido. ?C¨®mo? B¨¢sicamente, retorciendo el lenguaje: en lugar de obligar a la "convergencia regulatoria" (que consiste en meter todo el derecho comunitario en la legislaci¨®n brit¨¢nica para seguir estando dentro del mercado ¨²nico y la uni¨®n aduanera), Bruselas y Londres pactan un "alineamiento reglamentario", un eufemismo que significa pr¨¢cticamente lo mismo, pero es lo suficientemente ambiguo como para que May y sus socios de Gobierno puedan tragar esa p¨ªldora. Todo cambia para que todo siga igual: patada hacia delante con esa especie de Brexit blando para el "caso excepcional" de Irlanda.
I very much welcome the prospect of moving ahead to the next phase of the #Brexit talks on trade and security, and to discuss the positive and ambitious future relationship that is in all of our interests: https://t.co/KyZH4SgVn8 pic.twitter.com/wahSxaXEA8
— Theresa May (@theresa_may) December 8, 2017
Irlanda del Norte consigue as¨ª, por el momento, seguir en la uni¨®n aduanera y en el mercado interior, y ambas partes logran que no vuelva la frontera en una zona golpeada durante a?os por un conflicto que termin¨® con los acuerdos del Viernes Santo, en 1998, tras 3.500 muertos.
Champ¨¢n para el desayuno: Juncker y May han firmado a primera hora del viernes las 15 p¨¢ginas de un escueto "informe sobre los progresos" de la negociaci¨®n. Todo estaba preparado para rubricarlo el pasado lunes, pero las dificultades internas de May (que se mantiene en el Gobierno gracias a un partido unionista en Irlanda del Norte) impidieron a ¨²ltima hora el pacto. "Es un momento triste, pero hay que mirar el futuro y estoy seguro de que Reino Unido ser¨¢ un amigo y un aliado de Europa", ha declarado el jefe del brazo ejecutivo de la UE. 534 d¨ªas despu¨¦s del refer¨¦ndum, el contrato de divorcio est¨¢ encima de la mesa. Los jefes de Estado y de Gobierno deber¨¢n rubricarlo la semana pr¨®xima. Pero lo m¨¢s dif¨ªcil, parad¨®jicamente, empieza ahora: la negociaci¨®n para el periodo de transici¨®n, que se alargar¨¢ al menos hasta 2021, y sobre la futura relaci¨®n comercial entre Reino Unido y la Uni¨®n Europea.
Para todo ello ten¨ªan que llegar las palabras m¨¢gicas, "progreso suficiente". May se aviene a pagar la factura por un importe que oscilar¨¢ entre 40.000 y 45.000 millones de euros, aunque en la pr¨¢ctica esa cifra puede ser superior. La suma incluye las obligaciones futuras, como por ejemplo las pensiones de los funcionarios europeos con pasaporte brit¨¢nico.
El pacto garantiza, adem¨¢s, los derechos de los m¨¢s de cuatro millones de brit¨¢nicos en suelo europeo y europeos en suelo brit¨¢nico. Londres se compromete a dar un papel a la corte europea indefinidamente, y durante ocho a?os los jueces brit¨¢nicos podr¨¢n acudir a Luxemburgo si tienen dudas sobre la normativa europea. Y Londres y Bruselas encuentran la manera de salvar la pelota de partido en la que se hab¨ªa convertido la frontera con Irlanda con la cl¨¢sica patada hacia adelante: ese espinoso cap¨ªtulo no se resolver¨¢ de veras hasta m¨¢s adelante. "Las circunstancias excepcionales de Irlanda", ha dicho May, "permiten que no haya frontera y a la vez conservar la integridad econ¨®mica y constitucional del Reino Unido".
Frontera invisible
Cambio en el lenguaje para el acuerdo sobre Irlanda
Juncker, May, el primer ministro irland¨¦s, Leo Varakdar, y el?l¨ªder del partido norirland¨¦s DUP ¡ªen el Ejecutivo en Londres¡ª, Arlene Foster, han hecho malabares ling¨¹¨ªsticos para?evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte,?pero que al mismo tiempo?respete la integridad del Reino Unido. El consenso al que han llegado los l¨ªderes viene por cambiar el enunciado del acuerdo: convergencia regulatoria por alineamiento reglamentario.
La f¨®rmula jur¨ªdica para ello es de lo m¨¢s retorcida, y permite mantener la frontera invisible entre Irlanda e Irlanda del Norte. "Reino Unido mantendr¨¢ pleno alineamiento con las reglas del mercado interior y la uni¨®n aduanera, ahora y en el futuro, para apoyar la relaci¨®n entre el Norte y el Sur, la econom¨ªa de la isla y la protecci¨®n del acuerdo de 1998", dice el texto acordado.
La Comisi¨®n Europea recomienda as¨ª pasar a la segunda fase de negociaci¨®n del Brexit, que podr¨ªa incluir un acuerdo de libre comercio, al considerar que se alcanzaron "progresos suficientes" en las tres prioridades de las conversaciones (la factura, el derecho de la ciudadan¨ªa e Irlanda del Norte). El Consejo Europeo debe dar ahora su visto bueno al an¨¢lisis del Ejecutivo comunitario en la cumbre de la semana pr¨®xima: si llega esa luz verde, Bruselas y Londres empezar¨¢n a discutir un eventual per¨ªodo de transici¨®n de dos a?os tras la salida de Reino Unido, prevista el 29 de marzo de 2019, y las condiciones de la futura relaci¨®n comercial.
May dej¨® claro, adem¨¢s, que no hay vuelta atr¨¢s. "El refer¨¦ndum se sald¨® con una mayor¨ªa significativa. Los brit¨¢nicos votaron salir de la UE, y la obligaci¨®n de un pol¨ªtico es respetar ese mandato. Vamos a salir de la UE", ha dicho May tras apelar a la soberan¨ªa, a las fronteras y al bolsillo: "En el futuro tendremos m¨¢s fondos para decidir d¨®nde invertir". May es consciente de que el Reino Unido y Europa saldr¨¢n trasquilados del divorcio. Y que Londres tiene m¨¢s que perder: la econom¨ªa brit¨¢nica presenta ya varios s¨ªntomas de gripe. Y esto no ha hecho m¨¢s que empezar. Pero de momento, ese pacto deja con dos palmos de narices a al menos dos grupos: los partidarios del Brexit duro, que quer¨ªan salir de la UE a las bravas, sin ning¨²n acuerdo, y sobre todo los que a¨²n so?aban con que Reino Unido se quede en la Uni¨®n.
Dos a?os de statu quo pero sin derecho a voto
Reino Unido se resisti¨® durante meses a pedir a la UE un periodo transitorio tras el Brexit. Pero el miedo al abismo sin ese puente entre la salida del club comunitario y la entrada en el nuevo marco de relaci¨®n llev¨® al Gobierno a cambiar de postura. Londres acab¨® solicitando una transici¨®n suave de dos a?os. Las condiciones que fija ahora Bruselas para aceptarla son estrictas: mantenimiento de todos los derechos y deberes de pertenencia a la UE, pero sin voz ni voto. Porque desde marzo de 2019, Reino Unido ser¨¢ ¡ªal menos t¨¦cnicamente¡ª un pa¨ªs tercero para los socios comunitarios.
Las breves directrices sobre esa transici¨®n que aprobar¨¢n la pr¨®xima semana los jefes de Estado y de Gobierno de la UE lo exponen con rotundidad. ¡°El Consejo Europeo acuerda negociar un periodo de transici¨®n que incluya toda la normativa europea, mientras Reino Unido, como pa¨ªs tercero, no participar¨¢ m¨¢s en las instituciones de la UE ni elegir¨¢ a sus miembros¡±, reza el borrador, al que ha tenido acceso EL PA?S. Se trata de un ba?o de realidad para un pa¨ªs donde los partidarios del Brexit lo defend¨ªan como modo de recuperar la supuesta soberan¨ªa nacional perdida.
Durante ese plazo, Bruselas exige reglas del juego limpias. Y eso supone aplicar toda la normativa en vigor (mercado ¨²nico, presupuestos, jurisdicci¨®n del tribunal europeo...). Tambi¨¦n trasladar autom¨¢ticamente a la legislaci¨®n brit¨¢nica cualquier cambio legal que apruebe la UE.
M¨¢s all¨¢ de la transici¨®n, los Estados miembros coinciden en empezar a explorar ya una relaci¨®n futura ¡°cercana¡±, pero exigen a Londres claridad en su postura.
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