El Senado y la C¨¢mara ultiman la aprobaci¨®n de la reforma fiscal, la primera gran victoria de Trump
Un error obliga a repetir la votaci¨®n ma?ana en la C¨¢mara de Representantes. La rebaja de impuestos alcanzar¨¢ los 1,5 billones de d¨®lares en una d¨¦cada
Donald Trump ya tiene pr¨¢cticamente en el bolsillo el mayor logro de su presidencia hasta el momento, la aprobaci¨®n de su archiprometida reforma fiscal. Aun as¨ª, el proceso est¨¢ terminando como empez¨®, con complicaciones. Tras meses de debate, la C¨¢mara de Representantes hab¨ªa votado a favor del proyecto definitivo este martes por la tarde, pero la votaci¨®n deber¨¢ repetirse, probablemente este mi¨¦rcoles, porque, cuando el texto ha llegado al Senado poco despu¨¦s, los senadores han cambiado tres provisiones que incumpl¨ªan la normativa.
La C¨¢mara alta votar¨¢ esta noche el proyecto, que supone la mayor rebaja de impuestos para las empresas de la historia de Estados Unidos y establece reducciones en todos los tramos de renta, incluido el de los m¨¢s ricos, y no pone tanto el acento en la clase media, pese a lo prometido. Y el mi¨¦rcoles, superado el tr¨¢mite de la nueva votaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes, Trump podr¨¢ estampar su firma en una reforma que se ha ganado con cifras el adjetivo de hist¨®rica: en d¨®lares contantes y sonantes, el recorte de impuestos se estima en unos 1,5 billones en el plazo de 10 a?os y genera una enorme incertidumbre para las cuentas p¨²blicas. Hay que regresar a la de Ronald Reagan de 1981, para encontrar una rebaja de tributos comparable.
El proceso ha sido largo y complicado, no solo por los contratiempos del ¨²ltimo momento. Trump lleg¨® a la Casa Blanca hace 11 meses con la intenci¨®n de conseguir su reforma para el verano pero ha acabado por darse con un canto en los dientes por poder cerrarla antes de acabar el a?o. Las dificultades para poner de acuerdo a los propios legisladores conservadores ya supusieron el fracaso de la contrarreforma sanitaria, otra gran promesa electoral de la campa?a, y ahora han dilatado las negociaciones sobre impuestos. El presidente necesitaba esta victoria como agua de mayo, dado el mal balance legislativo que ha marcado su presidencia pese a la mayor¨ªa republicana en las c¨¢maras.
Ha sido tal la tensi¨®n hasta el ¨²ltimo momento que el vicepresidente, Mike Pence, aplaz¨® su viaje a Oriente Medio para estar en Washington en la votaci¨®n en caso de que hiciera falta su voto de desempate en el Senado. La C¨¢mara alta est¨¢ formada por 48 senadores dem¨®cratas y 52 republicanos (aunque acaban de perder el esca?o de Alabama) y la enfermedad de John McCain, que est¨¢ trat¨¢ndose en Arizona, les dejaba solo con 51 y tem¨ªan una deserci¨®n de ¨²ltima hora.
M¨¢s all¨¢ de las luchas intestinas del partido republicano, la propia reforma fiscal es angulosa. El impuesto de sociedades cae del 35% al 21%, el tramo m¨¢ximo para las mayores rentas encoge del 39% al 37% y, en beneficio de las clases trabajadoras, casi duplica el m¨ªnimo exento (de 6.500 a 12.000 d¨®lares y el doble para parejas) y mejora las ayudas por hijo, gastos m¨¦dicos y estudios.
En total, esos puntos porcentuales que desaparecen y deducciones que se a?aden o se aumentan suman un montante de 1,5 billones de d¨®lares que dejan de entrar en las arcas p¨²blicas. El argumento republicano es que cuanto m¨¢s baja la presi¨®n fiscal, m¨¢s se anima la econom¨ªa, y, al acelerarse el crecimiento, aumenta el tama?o del pastel y el fisco acaba ingresando lo mismo pese a que los grav¨¢menes bajen. Es decir, que el mayor dinamismo compensa el recorte de los tipos impositivos y la reforma fiscal, de alguna forma, se paga sola. Pero muchos expertos, incluido el comit¨¦ fiscal del Congreso, advierten de que esos c¨¢lculos son demasiado optimistas y que el bocado a las arcas seguir¨¢ sumando al menos un bill¨®n de d¨®lares en esa d¨¦cada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.