Cielo e infierno de transexuales en un ¨²nico pa¨ªs
El colectivo ha sufrido en Brasil el mayor n¨²mero de asesinatos a pesar de los derechos e hitos culturales logrados
Paula Beatriz Souza, de 42 a?os, se ha vuelto famosa ahora, tras casi d¨¦cada y media dirigiendo el mismo colegio p¨²blico en las empobrecidas afueras de S?o Paulo, el cual, la verdad sea dicha, se ha convertido en sus manos en el mejor de la zona. En marzo, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de S?o Paulo public¨® un comunicado homenaje¨¢ndola por su trabajo en la Escuela Infantil Santa Rosa de Lima desde 2003. El documento subrayaba, sin inocencia alguna, otro detalle: Paula Beatriz es transexual. La primera y ¨²nica, de hecho, en dirigir un colegio p¨²blico en el coraz¨®n financiero de Brasil y seguramente hasta del pa¨ªs entero (no existe un censo oficial que lo confirme).
Entonces empezaron las invitaciones a la televisi¨®n, la radio y las entrevistas a peri¨®dicos. ¡°La primera vez que fui a televisi¨®n fue una semana que ten¨ªa reuni¨®n de padres: se form¨® una fila para felicitarme por contar mi historia en p¨²blico¡±, recuerda desde su despacho en la escuela, escondido tras un laberinto de administradores, archivadores, ordenadores de d¨¦cadas pasadas y paredes desconchadas. Negra, alta como una estatua e inapelablemente seria, Paula Beatriz usa la voz solo para dar informaci¨®n pura y dura, de la emoci¨®n se encargan las manos, que puntualizan cada palabra y se cierran entre s¨ª cuando acaba la frase. Pero al recordar aquella reuni¨®n, su cara refleja una expresi¨®n de orgullo: ¡°No me ven como una transexual, me ven como la directora del colegio¡±.
La de Paula Beatriz es una historia de ¨¦xito y sus relatos, una pac¨ªfica victoria contra la homofobia tras otra. Por ejemplo: ¡°A los diez, 11 a?os, me dieron unas pastillas que ten¨ªan que curar mi sexualidad y ten¨ªan efectos secundarios. Y recuerdo a mi madre tir¨¢ndolas a la basura y diciendo, ¡®Si me sale maric¨®n, me sali¨® maric¨®n; si me sale travesti, me sali¨® travesti. Pero loco mi hijo no va a salir¡±, recuerda.
Hubo otra transexual de 42 a?os que gan¨® notoriedad en Brasil los mismos d¨ªas del mes de marzo: Dandara dos Santos, protagonista de un v¨ªdeo grabado con un m¨®vil en el Estado de Cear¨¢, al norte; en ¨¦l, varios hombres la golpean, primero a patadas y luego con una tabla de madera. Cuando ya est¨¢ cubierta de polvo y sangre, la suben a una carretilla. Seg¨²n el acta policial, le pegaron dos tiros en la cara y la siguieron golpeando.
Ahora mismo en Brasil hay dos pa¨ªses en colisi¨®n: en uno, ser transexual es maravilloso; en el otro, una maldici¨®n. Y cuanto m¨¢s avanza uno, m¨¢s radical se vuelve el otro. Sigue una serie de titulares de 2017, a?o de un espectacular boom de avances e hitos culturales para el colectivo. Una sentencia del Tribunal Supremo permite que se cambien el nombre y el g¨¦nero en su documentaci¨®n sin pasar por cirug¨ªa. En octubre, la telenovela de las ocho de la tarde, motor educativo de este pa¨ªs escaso en escuelas, tuvo a un transexual como protagonista y mostr¨®, ante millones de espectadores, la transici¨®n de cuerpo de mujer a hombre. El fen¨®meno pop del a?o ha sido Pabllo Vittar, la drag queen con m¨¢s seguidores en Instagram en todo el mundo. La noche y las calles se han llenado de personas de todas las edades que le imitan. Hay por primera vez transexuales en la liga de voleibol y representando a escuelas de samba en el Carnaval de R¨ªo. La web Transempregos, que ofrece puestos de trabajo al colectivo, ten¨ªa 12 empresas en 2014; hoy son 46. ¡°Cuando traemos a una artista drag internacional viene convencida de que est¨¢ en un oasis¡±, explica Leonardo Polo, que organiza las fiestas de drag queens m¨¢s concurridas de S?o Paulo. Y suspira: ¡°Entonces tenemos que explicarle la realidad¡±.
Esa realidad es que Brasil es, desde 2015, el pa¨ªs donde m¨¢s transexuales se asesinan en todo el mundo y aunque el triste honor se deba en parte al enorme tama?o de su territorio y poblaci¨®n, lo alarmante es que cada vez se mata m¨¢s. Seg¨²n el Grupo Gay da Bah¨ªa, en 2016 fueron asesinados 144, un 22% m¨¢s que en 2015, pero menos que 2017: ya vamos por 183 asesinatos. R¨¦cord hist¨®rico. Y para los que viven, la discriminaci¨®n es tan salvaje que, seg¨²n la Orden de Abogados de Brasil, el 82% abandona los estudios, lo que les marca toda la vida. ¡°La cadena de exclusiones, en la familia, en la escuela, y en el mercado de trabajo al final culmina en que las opciones se reduzcan a la prostituci¨®n, al tr¨¢fico de drogas o a actuar en casas nocturnas¡±, lamenta Silvia Cavallere, vicepresidenta de la asociaci¨®n Uni?o Nacional LGBT. En general, el tiempo medio de vida de un transexual brasile?o es de 35 a?os, la mitad que un cishetero.
En otro pa¨ªs habr¨ªa que viajar para ver polos tan opuestos. En Brasil, contradictorio por naturaleza, no hay ni que cambiar de c¨®digo postal. A las puertas del Museo de Arte de S?o Paulo, una de las instituciones m¨¢s prestigiosas de Am¨¦rica Latina, en el centro de la ciudad, est¨¢ Dannyele Cavalcante, de 27 a?os, rubia y con unas enormes gafas de pasta. Se fue de su Para¨ªba natal, al norte, porque all¨ª a una transexual no le daban empleo. Ayudada por un nuevo programa del ayuntamiento, que la form¨® y la meti¨® en una bolsa de empleo, ahora trabaja en el museo. Preguntada por el futuro, hace algo hasta ahora prohibido para alguien as¨ª en este pa¨ªs: ilusionarse. ¡°Cuando acabe mi contrato aqu¨ª quiero ser trabajadora social, ayudar a mi colectivo¡±, sonr¨ªe. Ha llegado hasta aqu¨ª. Todo es posible.
Unas calles m¨¢s all¨¢ est¨¢ Anita, de edad y origen parecidos. Ella, sin embargo, ha acabado prostituy¨¦ndose. ¡°?Y qu¨¦ vas a hacer, si has dejado tu casa, est¨¢s en S?o Paulo y tienes que pagar facturas?¡±, se defiende. No fue la primera transexual obligada a prostituirse contactada por este diario: Andie no lleg¨® a su cita con el reportero y el fot¨®grafo porque el d¨ªa antes, un cliente le hab¨ªa propinado una paliza que la llev¨® al hospital. Preguntada por el futuro, Anita insiste en que lo que quiere es salir de la calle. Se encoge de hombros y suelta una risita resignada. ¡°Pero ya veremos. Todo est¨¢ dif¨ªcil y yo soy trans¡±.
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