La necesaria preservaci¨®n de la pol¨ªtica
El caso Pacheco subraya que hay pol¨ªticos en peligro
Una de las condiciones m¨¢s serias de deterioro social que estamos viviendo actualmente es el asesinato de quienes pretenden ocupar u ocupan, un cargo p¨²blico. M¨¢s all¨¢ de los resultados electorales o, mejor, en contra de ellos, se est¨¢n actualizando procesos recurrentes de eliminaci¨®n f¨ªsica de los contrincantes. Aqu¨¦l que debiera hacer un algo en la pol¨ªtica es suprimido y, con ello, su talante, programa o ideario, no habr¨¢ de realizarse. Otra persona, con otros compromisos o visiones, ocupar¨¢ su lugar. As¨ª est¨¢n siendo definidos muchos ¨¢mbitos de nuestra vida p¨²blica. Ah¨ª donde pudo haber renovaci¨®n leg¨ªtima, proyecto mayoritario o nuevas condiciones, se generan temores, achicamientos, continuidades. Lo que se quiso modificar se preservar¨¢ o, inclusive, se incrementar¨¢, s¨®lo que en una condici¨®n a¨²n m¨¢s lastimosa y desinstitucionalizada. Si, como es posible asumir correctamente, s¨®lo mediante la pol¨ªtica es factible ordenar o al menos canalizar las muchas diferencias de las actuales sociedades, ejecutar sin m¨¢s a quienes participan en ella para articular voces y valores implica significar al juego pol¨ªtico con la violencia directa y hacer expl¨ªcitas las m¨¢s salvajes formas de dominaci¨®n.
Es en este contexto que cobra particular importancia la ¨²ltima decisi¨®n de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (noviembre del 2017). En ella, conden¨® al Estado de Honduras por la afectaci¨®n a la vida y a los derechos pol¨ªticos del se?or ?ngel Pacheco Le¨®n y a los derechos a la integridad personal y a las garant¨ªas y protecciones judiciales de sus familiares. Los hechos ocurrieron as¨ª, en el relato de la propia Corte. El se?or Pacheco participaba en las elecciones al Congreso de Honduras a finales del 2001. Estuvo sometido a diversas amenazas e intimidaciones vinculadas con esas actividades, presumiblemente por parte de los integrantes de su propio partido. El 23 de noviembre de ese a?o, un sujeto trat¨® de entrar a su casa y despu¨¦s de un forcejeo con su hijo, dispar¨® sobre el se?or Pacheco, priv¨¢ndolo finalmente de la vida. A partir de ah¨ª se suscitaron dos cuestiones seg¨²n la apreciaci¨®n de los familiares. Por una parte, la impresi¨®n fundada de que en el homicidio hab¨ªan participado agentes estatales; por otra, el convencimiento de que tanto las autoridades ministeriales como judiciales encargadas del caso, hab¨ªan incurrido en notables errores y omisiones a lo largo del proceso.
La familia de ?ngel Pacheco pudo llevar el caso ante la Comisi¨®n Interamericana, y ¨¦sta lo someti¨® a la Corte en noviembre de 2015. En la sentencia reci¨¦n dictada se estim¨® que, efectivamente, el Estado hondure?o no hab¨ªa llevado a cabo las acciones de investigaci¨®n necesarias para esclarecer el delito. M¨¢s puntualmente, que hab¨ªa fallado en la identificaci¨®n de la v¨ªctima, el tratamiento de la escena del delito, la autopsia y la recepci¨®n de las declaraciones y otros medios de prueba. Tambi¨¦n, que hab¨ªa fallado en el seguimiento a las l¨ªneas l¨®gicas de investigaci¨®n, los indicios sobre la autor¨ªa del delito, la profundizaci¨®n de los elementos adquiridos y la dilaci¨®n de los plazos procesales. Como es evidente, los problemas advertidos por la Corte fueron eminentemente procesales, siempre bajo la sospecha de la intervenci¨®n directa del Estado para cometer el delito por parte de unos de sus agentes o para retrasar los procesos, por parte de otros.
Lo que la sentencia del caso Pacheco pone de manifiesto es, por obvio que parezca, la obligaci¨®n de los Estados de proteger cabalmente no solo a sus habitantes, sino destacadamente a quienes participen en pol¨ªtica, desde luego, de aquellos que tienen la intenci¨®n declarada de arrebatarles el ejercicio del poder. Una de las m¨¢s importantes ventajas del derecho internacional, es su pretensi¨®n de lograr un efecto civilizatorio m¨¢s all¨¢ de lo que se haga en los Estados nacionales. La necesidad de preservar la vida y la integridad de quienes hacen pol¨ªtica es el importante recordatorio que la Corte Interamericana nos acaba de hacer al condenar a las autoridades de un pa¨ªs que no pudo o no quiso hacerlo en su momento.
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