Proteger a los jueces

La funci¨®n judicial es determinante para la operaci¨®n de los ¨®rdenes jur¨ªdicos modernos. Mediante ella se aplican muchas de las normas generales establecidas por el legislador democr¨¢tico, unas veces para resolver conflictos y otras para autorizar la privaci¨®n final de bienes tenidos como valiosos (libertad, posesiones o derechos). Esa funci¨®n, conviene recordarlo, es realizada por mujeres y hombres con competencias t¨¦cnicas, bajo la presunci¨®n de que actuar¨¢n honesta e imparcialmente. Es esencial la combinaci¨®n de estos tres elementos. En los litigios s¨®lo deber¨¢ tomarse en cuenta lo que el juez entienda como jur¨ªdico, omitiendo todo tipo de subjetividades, ideolog¨ªas o creencias.

M¨¢s all¨¢ de las posibilidades efectivas y constantes de realizaci¨®n de estos postulados, surge un cuestionamiento esencial, nuevamente, para el funcionamiento de los ¨®rdenes jur¨ªdicos en su totalidad: ?qu¨¦ sucede si las personas que se desempe?an como jueces, se ven amenazadas para ejercer su funci¨®n como debieran hacerlo? Adicionalmente, ?qu¨¦ acontece cuando frente a tales amenazas, los ¨®rganos del poder p¨²blico encargados de protegerlas, no lo hacen? Las respuestas a ambas preguntas, son f¨¢ciles. Las tareas no se realizar¨¢n de la manera prevista, las determinaciones democr¨¢ticas y leg¨ªtimas no podr¨¢n actualizarse, se terminar¨¢ decidiendo con elementos distintos y existir¨¢ un algo que se constituya como soluci¨®n alternativa. La fuerza, el dinero, la violencia u otros factores semejantes, pero no lo decidido democr¨¢ticamente ni lo construido racionalmente.

En tiempos en los que la violencia se multiplica en contra de personas y colectivos, es necesario evitar que los jueces se vean amenazados en el ejercicio de su actividad. Tambi¨¦n, es imprescindible encontrar los remedios necesarios para enfrentar los casos en que, desafortunadamente, lo hayan sido. No se trata, desde luego, de suponer que los jueces son m¨¢s importantes que las v¨ªctimas que a diario se nos acumulan. Se trata de entender que aquello que hacen tiene una particular relevancia para todos y por ello merece protecci¨®n. Estas reflexiones vienen a cuento, porque en las pr¨®ximas semanas, espero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos habr¨¢ de resolver un caso en el que ese tema deber¨¢ definirse. Ante la falta de soluciones y protocolos nacionales para cuidar a los juzgadores y a sus tareas, lo que se diga por este ¨®rgano internacional ser¨¢ determinante para la construcci¨®n de las pr¨¢cticas jur¨ªdicas de la regi¨®n y del tan deseado Estado de derecho.

Lo que la Corte Interamericana habr¨¢ de resolver, tuvo su origen remoto en los homicidios, las lesiones y los negocios que diversos cuerpos de seguridad guatemalteca realizaron a finales del siglo pasado. Por ese motivo, se iniciaron diversos procesos judiciales que terminaron con la imposici¨®n de importantes penas. Al haber actuado en varios de ellos, la magistrada Mar¨ªa Eugenia Villase?or y su familia fueron amenazadas y violentadas sin que, a juicio de la Comisi¨®n Interamericana, el Estado guatemalteco hubiera hecho lo necesario para impedirlo ni remediarlo. Ello, a consideraci¨®n de la Comisi¨®n, implic¨® la violaci¨®n a los derechos de la magistrada y de sus familiares, pero tambi¨¦n una seria afectaci¨®n a los derechos de seguridad jur¨ªdica y a la impartici¨®n de justicia de un n¨²mero

o indeterminado de personas. De este modo, la acusaci¨®n se actualiza en dos planos: la forma en la que la protecci¨®n a los jueces debiera llevarse a cabo y la manera en la que la falta de ella afecta al propio sistema de impartici¨®n de justicia.

As¨ª como una golondrina, se dice, no hace primavera, una sentencia tampoco resuelve de suyo problemas generalizados y crecientes. Sin embargo, resulta importante destacar que el criterio que se dicte en el caso de la magistrada Villase?or, servir¨¢ para que los Estados americanos sean juzgados en el futuro por la manera como cuidan a sus jueces y por lo que sus omisiones al hacerlo redunden en sus sistemas de justicia.

@JRCossio Ministro de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico