Egipto: nada que celebrar
Siete a?os tras la revoluci¨®n, los indicadores pol¨ªticos y democr¨¢ticos del pa¨ªs ¨¢rabe empeoran
Este jueves, 25 de enero de 2018, se cumple el s¨¦ptimo aniversario de la Revoluci¨®n egipcia, momento clave de la llamada primavera ¨¢rabe que se inici¨® en T¨²nez y se contagi¨® a otros pa¨ªses vecinos dando la impresi¨®n de que, por fin, algo se mov¨ªa en el mundo ¨¢rabe. Un movimiento espont¨¢neo, colectivo y desordenado, formado por una gran variedad de actores pol¨ªticos y sociales, acab¨® con el r¨¦gimen de Mubarak que ya duraba 30 a?os. Parec¨ªa que se iniciaba una nueva era y sin embargo, poco hay que a?adir sobre estos sietes a?os en los que el gigante ¨¢rabe no solo no ha mejorado su situaci¨®n, sino que parecen haber empeorado todos los indicadores, especialmente a nivel pol¨ªtico y de garant¨ªas democr¨¢ticas.
A d¨ªa de hoy, apenas existe una oposici¨®n: los pol¨ªticos islamistas est¨¢n encarcelados o han huido del pa¨ªs y la organizaci¨®n de los Hermanos Musulmanes, un grupo islamista con 90 a?os de historia y una amplia base social, ha sido convertida en ¡°organizaci¨®n terrorista¡±. Pero tambi¨¦n decenas de periodistas, j¨®venes activistas y militantes de ideolog¨ªas diversas han sido detenidos y encarcelados desde el golpe militar liderado por el mariscal Abdelfat¨¢ al Sisi que acab¨®, en julio de 2013, con la presidencia del islamista Mohamed Morsi, democr¨¢ticamente elegido tras la revoluci¨®n.
El Ej¨¦rcito egipcio siempre ha gozado de privilegios econ¨®micos y autonom¨ªa, pero en aquel momento, al tomar el control, las Fuerzas Armadas se cuidaron mucho de imponer ciertas reformas que blindaban constitucionalmente los privilegios de la instituci¨®n militar: se convert¨ªa pr¨¢cticamente en un actor pol¨ªtico, un poder aut¨®nomo en la sombra y, sobre todo, consegu¨ªa el control sobre el presupuesto militar. El mariscal se dotaba as¨ª de una Constituci¨®n en la que el Ej¨¦rcito ganaba protagonismo, situaba el presupuesto militar fuera de toda inspecci¨®n parlamentaria, proteg¨ªa todav¨ªa m¨¢s el enorme complejo industrial, comercial y financiero de las Fuerzas Armadas (un actor central en la vida econ¨®mica nacional) y obten¨ªa el derecho de veto sobre nombramientos clave.
En realidad, todo marcha seg¨²n lo planeado: el presidente Al Sisi present¨® el pasado viernes su candidatura oficial para las pr¨®ximas elecciones presidenciales que deben celebrarse a finales de marzo de este a?o sin olvidarse, por supuesto, de arrestar al ex jefe del Estado Mayor Egipcio, Sami Annan, que hab¨ªa manifestado su inter¨¦s por participar tambi¨¦n en la convocatoria electoral.
Otras personalidades que planeaban concurrir a las elecciones han sido presionadas para retirar sus candidaturas (como el ex primer ministro Ahmed Shafiq o el c¨¦lebre abogado Jaled Ali, que probablemente no podr¨¢ tampoco participar debido a ciertos obst¨¢culos legales). Algunos observadores concluyen que el Gobierno permitir¨¢ la concurrencia de uno o dos candidatos que no constituyan verdaderos rivales para Al Sisi, que no tengan base social ni apoyo en el Ej¨¦rcito, y que el presidente ser¨¢ reelegido. Desgraciadamente, la celebraci¨®n de nuevas elecciones en Egipto no es motivo de alegr¨ªa sino, m¨¢s bien, un espect¨¢culo que demuestra que poco ha cambiado en el panorama pol¨ªtico y si lo ha hecho ha sido, sin duda, a peor.?
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