Canad¨¢ redobla sus esfuerzos para salvar el TLC ante la resistencia de EE UU
El equipo de Trump permanece anclado en sus exigencias de m¨¢ximos, a pesar de la flexibilidad introducida por las delegaciones mexicana y canadiense
Canad¨¢, hasta ahora la parte menos activa en la renegociaci¨®n del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC), da un paso al frente. El Gobierno de Justin Trudeau ha puesto encima de la mesa en las ¨²ltimas horas una bater¨ªa de contrapropuestas con un ¨²nico objetivo: salvar de la quema el mayor acuerdo comercial del planeta, que une a Estados Unidos, M¨¦xico y la propia Canad¨¢ desde 1994 y que se tambalea desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Tras varios meses en los que la ¨²nica respuesta a las pol¨¦micas exigencias estadounidenses hab¨ªa sido un no rotundo de los representantes mexicanos y canadienses, este movimiento es un soplo de aire fresco a la espera de los ministros de los tres pa¨ªses aterricen en Montreal (Quebec, Canad¨¢), donde se celebra la crucial sexta ronda de renegociaci¨®n del tratado. Sin embargo, la primera potencia mundial sigue en sus trece: los t¨¦cnicos estadounidenses, conscientes de que tienen la sart¨¦n por el mango, a¨²n no se ha movido ni un ¨¢pice de sus planteamientos originales.
El jefe negociador canadiense, Steve Verheul, ha planteado este mi¨¦rcoles y este jueves a su hom¨®logo estadounidense, John Melle, un abanico de respuestas a sus exigencias con la intenci¨®n de llegar a un punto de equilibrio. Las ofertas, cuyos detalles no han trascendido, tratan de dar respuesta a las preocupaciones de la Casa Blanca en dos ¨¢mbitos: el contenido regional en el sector automotriz ¨Cel porcentaje m¨ªnimo de piezas de un veh¨ªculo que deben ser fabricadas en Norteam¨¦rica para que quede libre de aranceles, que EE UU quiere elevar del 62,5% al 85% para as¨ª rebajar su creciente d¨¦ficit comercial¨C y la cl¨¢usula de terminaci¨®n autom¨¢tica del tratado cada cinco a?os si los tres Gobiernos no acuerdan antes lo contrario.
Entre las ideas que la delegaci¨®n canadiense baraja para llegar a la cifra m¨ªnima de contenido regional en el sector automovil¨ªstico est¨¢, seg¨²n adelant¨® Reuters, la posibilidad de que se incluyan tambi¨¦n el software y los equipos de alta tecnolog¨ªa que montan los coches, un rubro en el que la participaci¨®n de la industria norteamericana es notablemente mayor. De tenerse en cuenta, la cifra aumentar¨ªa de forma inmediata, sin que la industria -que se resiste a aceptar cambios- tuviese que variar su esquema de proveedores. Y permitir¨ªa a la Administraci¨®n Trump vender el incremento como una victoria, aunque las consecuencias pr¨¢cticas fuesen pr¨¢cticamente inexistentes.
Tanto en la cl¨¢usula de fin autom¨¢tico como en las reglas de origen, las l¨ªneas rojas inicialmente trazadas por M¨¦xico y Canad¨¢ se han ido desdibujando con el paso del tiempo: del "son propuestas inviables" ambos pa¨ªses han pasado, en cuesti¨®n de semanas, a abrir la puerta a cesiones. Las circunstancias lo exigen: la guillotina de Washington sigue pendiendo sobre el TLC y, tras casi medio a?o de conversaciones sin apenas avances en los asuntos clave, ha llegado la hora de abrir la mano. El ¨²nico -y gran- problema en esta transacci¨®n es que el Gobierno estadounidense no acepta, por el momento, medias tintas: todo lo que no sea el cumplimiento de sus exigencias al 100% no le es suficiente. O todo, o nada.
En estos primeros compases de la sexta ronda de reuniones para reencauzar la renegociaci¨®n del tratado, la atenci¨®n se divide entre lo que sucede en Montreal y lo que se cuece en Davos (Suiza), donde se celebra el Foro Econ¨®mico Mundial. Todas las se?ales que llegan desde la ciudad helv¨¦tica son positivas, pero falta lo m¨¢s importante: que cristalicen en algo concreto en las conversaciones trilaterales.
Tanto la ministra de Exteriores canadiense, Chrystia Freeland, al cargo de las negociaciones, como el titular de Econom¨ªa mexicano, Ildefonso Guajardo, se esforzaron por enviar un mensaje de optimismo desde la ciudad suiza. Tras negar "absolutamente" que el TLC estuviese muerto, la canciller canadiense enfatiz¨® que su pa¨ªs afronta la sexta ronda con un "esp¨ªritu positivo" y dijo esperar lo mismo de sus contrapartes, en un mensaje velado a EE UU. Guajardo, por su parte, incidi¨® en la necesidad de plantear soluciones "creativas" para encajar las demandas del hermano mayor del tratado y se mostr¨® comprensivo con Trump: "Tiene raz¨®n al decir que tenemos que hacer un mucho mejor esfuerzo para integrar la producci¨®n de valor de los pa¨ªses de Am¨¦rica del Norte".
Por el lado estadounidense, inmerso desde la llegada del magnate republicano a la presidencia en una constante contradicci¨®n que ha despertado enormes recelos en sus socios en el tratado, el secretario de Comercio Wilbur Ross, afirm¨® ver "buenas posibilidades" de que las conversaciones para la actualizaci¨®n del tratado lleguen a buen puerto. Como en otros muchos asuntos de pol¨ªtica internacional, Trump y su equipo han intercalado declaraciones incendiarias sobre el TLC con palabras de optimismo sobre su viabilidad futura.
Con cuatro d¨ªas de negociaciones por delante en una sexta ronda que las tres delegaciones han calificado de "clave", para bien o para mal, no se puede descartar ning¨²n escenario: desde el m¨¢s optimista, un acuerdo de m¨ªnimos en asuntos clave, que hace solo tres semanas no era m¨¢s que una quimera, hasta la ruptura total y el consecuente inicio del arduo proceso de salida del tratado por parte EE UU, en el que hay dudas sobre si el decreto presidencial es suficiente o si se necesitar¨ªa tambi¨¦n el aval del legislativo. Tampoco que las conversaciones acaben nuevamente en tablas y se opte, de nuevo, por ampliar el horizonte temporal de la negociaci¨®n de marzo al verano, o que incluso se posponga hasta despu¨¦s de las elecciones presidenciales mexicanas (en julio) y de los comicios midterm estadounidenses. Esta ¨²ltima opci¨®n no ser¨ªa necesariamente negativa para M¨¦xico y Canad¨¢, quienes menos prisa deber¨ªan tener en unas negociaciones que Washington inici¨® bajo la amenaza de hacer a?icos de tratado bajo el dudoso argumento de que hab¨ªa sido muy negativo para su pa¨ªs. En juego, una de las relaciones de vecindad m¨¢s prol¨ªficas del mundo: los intercambios entre EE UU, M¨¦xico y Canad¨¢ suponen casi la quinta parte del comercio global. Un gigante con pies de barro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Negociaciones TLCAN
- TLCAN
- Canad¨¢
- Tratados Libre Comercio
- Acuerdos internacionales
- Relaciones comerciales
- Libre comercio
- Tratados internacionales
- Cumbres internacionales
- Comercio internacional
- M¨¦xico
- Estados Unidos
- Relaciones internacionales
- Relaciones econ¨®micas
- Norteam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Comercio
- Am¨¦rica
- Relaciones exteriores
- Redacci¨®n M¨¦xico
- Edici¨®n Am¨¦rica